De colchones y ciudadanos que despiertan

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Esta es una historia de colchones que poco tiene que ver con colchones. Los intentos por simplificar la discusión al mueble más íntimo dentro de una casa, más lo complican. Una semana después lo que han logrado desde el gobierno de Quirino Ordaz es dejar en claro que la historia no trata de colchones sino de lo que se esconde bajo el colchón.

A menos de un mes de las inundaciones por las lluvias en Sinaloa, se reunió suficiente inventario de colchones para entregarlos en las zonas afectadas. Cuadrillas del Ayuntamiento de Culiacán y del propio gobierno estatal, listas en mano, entregaron las piezas empaquetadas. Más tardaron en armar la logística de las rutas, que los vecinos en denunciar el engaño. Los colchones estaban en peores condiciones que aquellos que pusieron a secar al sol hace un mes. Celular en mano los beneficiarios empezaron a grabar, rasgaron las telas y dentro de los colchones había hasta gusanos. Lo menos que presentaban eran manchas de humedad y una pestilencia imposible de pasar inadvertida.

Aquí es donde la historia de los colchones deja de tratarse de colchones. Cambia a un cuento clásico, con los mismos personajes aunque con otros nombres, y de nuevo la historia por demás conocida donde los apoyos por inundaciones o temblores terminan siendo una engañifa, un burdo fraude para los jodidos.

Entonces, el gobierno compra y desconoce las condiciones de lo que compra y no se molesta en revisarlo. Ni controles de calidad, ni procesos. Esta vez fueron colchones, pero pudo tratarse de medicamentos o alimentos enlatados —ya en muchas ocasiones los gobierno han entregado alimentos caducados.

Y otra vez, no son los colchones. Es la burla, el desinterés, restarle importancia a lo importante. Olvidar que los ciudadanos no esperan dádivas ni limosnas, sino respuesta a demandas legítimas.

Además, desde el gobierno siguen sin entender que no entienden que todo cambió. No el 1 de julio, no el 2018. Antes, mucho antes. Los ciudadanos despertaron de un letargo, y aunque aún no detectan las rutas para involucrarse en las acciones públicas, tienen claro que pueden denunciar en Facebook y armar una revolución, aunque sea en redes, con un poco de suerte renunciarán unos funcionarios y aceptarán la regada.

Margen de error
(Confianza) ¿De qué tamaño es el margen de error de un gobierno? ¿Cuánto desperdicio es admisible en una política pública? ¿Hasta dónde puede equivocarse al tomar una decisión por otra? ¿Cuál daño se perdona, o se justifica? ¿Quién mide que una decisión desde el gobierno fue mejor que otra?

La confianza en el trabajo público es muy débil, y en cada acción desde el gobierno se confirma que nos son dignos de una pizca de confianza.

Los colchones llevaron ante un juez al coordinador administrativo de Desarrollo Social estatal, Carlos Baltazar, y provocaron la renuncia del Secretario Raúl Carrillo. Sin contar el desgaste directo al gobernador Quirino Ordaz.

No es con la salida de Raúl Carrillo como se puede cerrar el capítulo de los colchones, y no por la responsabilidad o no del Secretario de Desarrollo Social, sino porque la historia no es de los colchones sino de los procesos y hierros de un gobierno para responder a una emergencia.

¿Alguien dentro del gabinete de Quirino Ordaz está preparando un informe sobre la emergencia? ¿Desde el gobierno se respondió de la mejor manera para los ciudadanos? ¿Antes alguien preparó un informe de otras inundaciones, con el huracán “Manuel” o anteriores?

La respuesta segura es no. No.

Mirilla
(Ferreiro) Gusta del estilo frontal. Y como su formación es de abogado recurre a los argumentos del derecho y no de la política. Aun no asume la Alcaldía de Culiacán y Jesús Estrada Ferreiro quiere definirse en el terreno de la confrontación, al lado de la polémica.

Como Andrés Manuel López Obrador en su momento, acusa que a sus declaraciones los periodistas le añaden palabras y frases que él nunca dijo, o que en otros casos son mal explicadas y fuera de contexto.

El tema del impuesto predial, más que el de los convenios con medios de comunicación, lo tiene en la mira. Lejos de proponer un plan de gobierno prefirió agarrarse de un clavo ardiendo. Los impuestos son, por definición, impopulares. El del predial en particular tiene un porcentaje de recaudación bajísimo. Ningún contribuyente lo paga con gusto porque no siente que se traduce en beneficios para su propiedad.

Muestra su lado frontal precisamente ahí, porque pone en la agenda pública el tema más controversial. Y lo peor, tuvo que corregir sobre los descuentos a sectores de la población, lo cuales primero dijo que serían eliminados.

Primera cita
(Mazatlán) En el sur, Luis Guillermo Benítez, el Químico, iba por un camino parecido. Intentó confrontar con el gobernador sobre la obra del Malecón pero mejor se replegó. Los alcaldes de Morena se notan separados, no dan muestras hasta ahora de conformar algún bloque para equilibrar el poder con el gobernador Quirino Ordaz (PUNTO)

Columna publicada el 21 de octubre de 2018 en la edición 821 del semanario Ríodoce.

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