El revestimiento del arroyo Jabalines pone en mayor riesgo a la población que está asentada en las márgenes de la cuenca Jabalines-Estero del Infiernillo, en Mazatlán, consideró Joel Bojórquez Sauceda, profesor investigador de la Facultad de Ciencias del Mar.
El también especialista en el Manejo de Recursos Naturales indicó que la inexistencia de un Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) Regional, en el que se plasme la dinámica de toda la cuenca, hace impredecible el comportamiento de este cuerpo de agua.
El 15 de Julio pasado, el gobernador Quirino Ordaz Coppel dio el banderazo de inicio del revestimiento de los primeros 580 metros del arroyo Jabalines, obra que no solo no contaba ni cuenta con un MIA, sino para el que además se gestionó la exención de éste requisito.
Ante este escenario, Bojórquez Sauceda consideró que el MIA es un documento importante y no solo un trámite burocrático más, y que la ausencia de éste, incrementa el riesgo para las familias que viven cerca del arroyo.
“Se están tomando decisiones y se están haciendo obras sin saber a ciencia cierta cuál va a ser el impacto que va a tener, por eso es imposible decir que no va a haber impacto, ni cuales van a ser, por eso lo más de importante de este tipo de obras, que involucren la seguridad de la vida de la gente y de sus bienes”, expuso.
Se trata de una zona identificada en el Atlas de Riesgo, pero cómo se va a identificar el riesgo, cuestionó, eso nadie lo ha dicho.
“Están pavimentando, sabemos que van a cambiar las condiciones hidráulicas del sistema, pero no sabemos cómo va a cambiar; hacia arriba o hacia abajo del sistema”, expuso.
En cambio, si existiera un Manifiesto de Estudio Ambiental, que incluyera un estudio hidrológico, permitiría identificar por lo menos el impacto, consideró.
“Posiblemente no lo alcances a medir en toda su dimensión pero sí identificas determinados impactos; hoy sabemos que en esa parte del Estero del Infiernillo se va a incrementar la velocidad y el volumen de agua con el solo revestimiento de esos primeros 580 metros, pero en esa parte”, expuso.
Luego que el agua salga de esa zona de revestimiento, qué comportamiento va a tener, cuestionó, nadie lo sabe porque no se están haciendo esos estudios.
“Aquí lo que se necesita es un estudio completo de la cuenca del Infiernillo-Jabalíes y no se hace, se hacen manifestaciones locales lo que evita que se tenga un panorama general de lo que puede pasar”, señaló.
Bojórquez Sauceda criticó que no se haga un MIA Regional, que implica un mayor costo y que sea enviado a oficinas centrales de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y que en cambio se opte por los estudios locales o particulares que son enviados a la delegación estatal.
“Hacen MIA’s particulares. se acomodan con los consultores y hay más chance de negociar localmente, pero eso obviamente evita que se tenga un conocimiento necesario para ese tipo de obras”, agregó.
El experto en Manejo de Recursos Naturales insistió en que no es posible dimensionar el riesgo y alcances de la obra para la población.
“Hacer una obra en la que desconoces el riesgo, no disminuye el riesgo de las personas, lo incrementa, la incertidumbre no ha bajado, la única forma de hacerlo es reubicando a la gente a una zona de menor riesgo”, sugirió.
Criticó que el gobierno del estado y el Ayuntamiento sigan autorizando la construcción de fraccionamientos en las inmediaciones del arroyo Jabalines, como el fraccionamiento Alejandría, de reciente creación, una zona de más alto riesgo.
“No hay otra explicación que la corrupción”, dijo.
Citó la máxima de Carlos Hank: “Si no hay obras, no hay sobras”.
Para evitar inundaciones sugirió como opción hacer un sistema de compuertas que controlaran todos los canales de aguas pluviales que son hoy los afluentes del Estero del Infiernillo, pero para eso, se debe de contar con un estudio.
