“Brutal, la concentración de riqueza en la cúspide y el empobrecimiento de las mayorías”
Sumido en su etapa senil, y en la peor crisis de su historia, el PRI empieza a rendir cuentas de sus fechorías y del legado que deja a una nación a la que sometió por más de medio siglo y que ahora, irritada y muy debilitada empieza a reclamarle por los errores cometidos en su autoritario estilo de gobernar.
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En la visión del catedrático e investigador del Colegio de México y de la UNAM, el Doctor Sergio Aguayo Quezada, la casta de políticos que gobernó el país y esa mezcla rara de pactos que se hicieron con los llamados “tecnócratas”, sumado a ese desprecio por atender los reclamos populares y dar prioridad al enriquecimiento de familiares y amigos cercanos, anunciaba ya desde los años ochenta esa fase terminal en que se encuentra hoy.
Para el autor de libros como Los archivos de la violencia, y La transición en México, una historia documentada desde 1910 a 2010, hace años que el PRI podía presumir sus grandes logros y lo que había hecho por el país; incluso todavía con Ernesto Zedillo, se dejó entrever cierta capacidad para tener un gobierno razonablemente eficiente.
Pero el PRI de los últimos seis años ha sido el más inepto, corrupto y cínico de la historia, acota.
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Y remata diciendo que los priistas del grupo Atlacomulco realmente no supieron cómo gobernar y no entendieron al país.
Pensaron en gobernar a México desde Toluca y pues, se equivocaron. El resultado es terrible para México y bueno, también para el Grupo Atlacomulco, representado por Enrique Peña Nieto.
“Qué va a pasar después de la elección, bueno, pues al igual que en el PAN vendrá la disputa por el control de este partido. Pero no me atrevo a hacer algún pronóstico de cómo vaya a terminar”, señala.
—¿Qué fue lo que provocó la caída del Partido?
—Siempre hubo muchos PRI. No es lo mismo el cardenismo que el alemanismo o el PRI de la tecnocracia. Aquí lo que falló fue una mezcla muy rara del PRI de los tecnócratas y del PRI más atrasado que es el del Estado de México. Porque dentro de las culturas priistas una de las más atrasadas es la mexiquense, asegura.
Y definitivamente el ejemplo más inmediato es Enrique Peña Nieto, que nunca tuvo la capacidad para gobernar un país con este tipo de problemas. Se quedó en la parte formal de la política como fueron las ceremonias, las inauguraciones, la pompa y las circunstancias.
Resume que en ningún momento tuvo la capacidad para enfrentar o atender y resolver los grandes problemas.
—¿Y hay alguna relación entre los graves problemas que sacuden al país como violencia- narcotráfico con la incapacidad de la clase política priista?
—No, hay otro tipo de análisis que se cruza en esta crisis. No es solo atribuible al PRI. Tiene que ver con una estrategia adoptada para combatir al crimen organizado, que a todas luces fue insuficiente porque está adaptada al diagnóstico y a los supuestos elaborados en Washington y los gobiernos del PRI y del PAN fueron incapaces de entender la profundidad, la complejidad o la densidad que tiene el tejido social e institucional que soporta al crimen organizado.
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“Pero en ese sentido la capacidad de los gobiernos priistas falló desde el sexenio de Miguel de La Madrid. No ha habido capacidad para responder a la complejidad que tiene el crimen organizado”.
—¿Y cómo explicar esta desigualdad social enorme que hay en los gobiernos que surgieron del PRI en su mayoría?
—Bueno aquí los indicadores son muy claros. La exacerbación de la desigualdad social viene a partir de la aprobación de las reformas estructurales de los años ochenta. Y como ejemplo, dice, en 1987 cuando Forbes empieza a publicar la lista de los multimillonarios mexicanos, solo estaba una familia mexicana, los Garza Sada con dos millones de dólares.
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El año pasado había 11 con 80 mil millones de dólares ¡Es una barbaridad! La concentración de la riqueza en la cúspide ha sido monumental, mientras que el empobrecimiento de las mayorías, es brutal.
En su opinión, la responsabilidad recae en los gobiernos de los ochenta a la fecha. Aunque la debacle del PRI podría remitirse a Gustavo Díaz Ordaz, pero en sí los problemas estructurales que ocasionaron el debilitamiento gradual del PRI empiezan con Luis Echeverría Álvarez.
Artículo publicado el 1 de julio de 2018 en la edición 805 del semanario Ríodoce.
