Alfabeto qwerty: Ajuste de cuentas

Alfabeto qwerty: Ajuste de cuentas

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ARMANDO VILLARREAL. 40 mil millones anuales.

Las bromas desde la cima del poder no admiten refutarse. Malova arrancaba el sexenio con la helada de febrero de 2011, pretexto perfecto para atribuirle todos los problemas. Cierto que el panorama pintaba fatal, pero el gobernador no abandonaba el sentido del humor.

— Usted es quien condujo el debate a gobernador, dice Malova al reportero.

— Sí. Andrés Villarreal.

— Villarreal, como la Barbie —Édgar Valdez Villarreal, detenido por tráfico de drogas.

— No, yo soy de otros Villarreal, los parientes de la Barbie deben ser los de su Tesorero, Armando.

Fin del chiste. No hubo risas.

Era la luna de miel con Felipe Calderón y había enviado a otro sinaloense, Heriberto Félix Guerra, Secretario de Desarrollo Social, para apoyar el rescate por los daños de las heladas. La broma fue previa a la entrevista conjunta entre Malova y Heriberto, al fin en la campaña a la gubernatura también habían estado juntos en algunos actos proselitistas. Los recursos federales llegaron para seguirle pagando a los jornaleros, aun cuando no hubiera trabajo porque la helada marchitó miles de hectáreas en pie. Los grandes agricultores pudieron sacar adelante la nómina.

Malova apoyó a Armando Villarreal no solo en los chistes, sino en lo importante, manteniéndolo en la tesorería y con la confianza absoluta del manejo del recurso público. En las crisis internas de gabinete, donde cada Secretario de estado busca y pelea dinero para su área, tratando de imponerse en las prioridades que fijan el gobernador y el Tesorero, siempre apoyaba los criterios que se dictaron desde Administración y Finanzas. Esa es la forma de promover o atascar a cualquier funcionario y su carrera política. Sin dinero todo se traba, con dinero los programas fluyen.

Años después, ya en la etapa final del gobierno de Malova, Armando Villarreal aceptó una entrevista con Ríodoce. El Tesorero había pasado por una serie de pifias administrativas, señalamientos de la Auditoría Superior del Estado y de la Federación, pero no hubo nada que siquiera lo tambaleara de su puesto. Incluso, ya había pagado la curva de aprendizaje necesaria para pasar de administrar una mueblería en Los Mochis a manejar un promedio de 40 mil millones de pesos por año.

En la coyuntura del cierre de sexenio, Armando Villarreal intentó enviar la atención al déficit presupuestal y no al endeudamiento —a largo plazo y el pasivo sin fuente de pago. “Es el déficit más bajo en los últimos 18 años” diría. Y luego agregaba la cifra de 666 millones de pesos que se incrementó el déficit. Pero no es que 666 millones fuera el total del déficit, sino que durante su sexenio fue lo que se sumó al déficit que recibieron de Jesús Aguilar. Es decir, no arreglaron el problema, solo lo aumentaron un poquito más.

Se le dijo al Tesorero en aquella entrevista que si fuera un CEO de alguna empresa privada el Consejo de Administración ya lo hubiera despedido, porque no había logrado un equilibrio en las finanzas y gastaba más del dinero que tenía. Armando Villarreal sonrió. Negó. Y volvió al speech de gobierno responsable en el manejo del recurso público.

 

Margen de error

(Camino despejado) Los colaboradores de Mario López Valdez pueden volver a respirar y dormir tranquilos, si es que en algún momento les quitó el sueño o les trabó la respiración los informes de la Auditoría Superior del Estado o las discusiones de los diputados locales.

El panorama se aclara. El informe de la ASE y las consecuentes denuncias penales en la Fiscalía General quedarán para el anecdotario.

Son más de 100 denuncias abiertas y son miles de hojas con los resultados de las decenas de auditorías aplicadas al ejercicio del recurso público y no pasa nada. Eso en lo que se refiere a los órganos independientes del Ejecutivo, Auditoría y Fiscalía. Pero lo mismo sucede con la investigación que marcha por el lado del gobierno y la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas, que tarde o temprano irá a parar allá a la Fiscalía.

No importa que el gobierno dejé cuentas bancarias en rojo, que disponga de dinero para propósitos diferentes a los que le marca el presupuesto, que no entere los descuentos a los trabajadores y que el dinero esté perdido en el limbo, que otorgue contratos a los cuates y a las empresas de las que antes fueron socios…nada, nada importa.

 

Mirilla

(Perro no come perro) En la reforma constitucional del artículo 37 y 43, aprobados por PRI y PAS la semana pasada, hay más de fondo que lo reflejado en la renuncia misma de los políticos a hacer política desde el Congreso. Los parlamentos en el mundo son justamente para hacer política, pero en Sinaloa no quieren o no les conviene hacerla. Se aprueban leyes, pero luego de una discusión política donde cada grupo trata de imponer sus posicionamientos. Eso no pasa aquí.

Lo de fondo, sin embargo, no está en la tribuna ni en las curules. Menos en el posicionamiento de los partidos. El fondo estuvo en el graderío, en la composición de quienes estuvieron en el mezanine del Congreso, enviados ahí porque no había otro lugar más alejado. Las ausencias de quienes protestaron demuestra quienes están con Quirino Ordaz, a quienes con tal de apoyarlo ya ni les importa que trasgredan principios que en público dicen defender, especialmente los más fuertes empresarios de Sinaloa. Con esta reforma a la Constitución será más fácil hacer negocios con el gobierno.

 

Deatrasalante

(Encadenado) La mayoría del PRI reveló no ser más que un empleado más del Ejecutivo. Y de la forma más burda. Un día José Menchaca, el Presidente de la Comisión de Fiscalización, dice que suspenderán la reforma Constitucional para escuchar a quienes se oponen, y abrir foros públicos, y a la semana siguiente le ordenan ponerla en la agenda y votarla (PUNTO)

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