Las venas abiertas de México

Las venas abiertas de México

FOTO ALTARES

 

Si tratáramos de comprender de qué elementos está hecho México, tendríamos que considerar en uno de los primeros lugares sus tragedias. No es muy distinto a lo que ha ocurrido en otras partes del mundo ni de América Latina, que sigue, desde hace siglos, con sus venas abiertas, como lo dijo alguna vez Eduardo Galeano.

Hace días se realizaron en la ciudad de México y en varias de la República, marchas para conmemorar un año de la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Guerrero, en hechos atribuidos ya, de manera casi generalizada, al Estado mexicano.

Una semana después, el viernes, se llevaron a cabo marchas, también en todo el país, ahora para recordar la matanza del 2 de octubre de 1968, en Tlatelolco. Ésta ocurrió hace ya 47 años. Y aunque se ha dicho mucho que México cambió a partir de este hecho abominable, pues se abrieron las estructuras políticas a la diversidad política e ideológica, lo que ocurrió en Iguala y lo que sigue ocurriendo a lo largo y ancho del país, parece negarlo.

México sigue siendo en muchos aspectos, un país bárbaro. Sus estructuras políticas dejan mucho que desear; sus instituciones, las principales en la conducción de los asuntos del país, siguen sumidas en la corrupción y en el desprestigio. El sistema de justicia mexicano está por los suelos y, entonces, la impunidad con que se cometen delitos y no se castigan, campea libremente desde hace décadas.

La alternancia, tan deseada después de 70 años de gobiernos priistas, solo sirvió para demostrar que, en el Gobierno, los partidos no suelen ser muy distintos. De las toallas de Marta Sahagún hasta los más de cien mil asesinados en el sexenio de Felipe Calderón, el panismo se mostró como un partido torpe para gobernar, de componentes muy semejantes al que derrotó en las elecciones de 2000.

México, en muchos aspectos fundamentales de su vida política y social, está igual o peor que antes de 1968. Ahí están los más de 60 millones de mexicanos en la pobreza mientras que el puñado de políticos y empresarios que concentran el 65 por ciento de la  riqueza del  país, no suman más del 10 por ciento.

¿Para qué ha servido la democracia si esto no se traduce en bienestar? ¿Para qué si el Estado no ha sido capaz de crear instituciones que brinden seguridad y justicia a los hombres y mujeres de a pie? ¿Para qué si la corrupción sigue siendo el sello de los gobiernos de todos los colores y niveles? ¿Para qué si las instituciones creadas para brindar seguridad a los mexicanos son las primeras que cometen atropellos? Ahí está el 2 de octubre llamando a cuentas. Y si alguien lo pretendía olvidado, ahí están ahora Ayotzinapa y Tlatlaya golpeándonos todos los días el rostro, sacudiéndonos la conciencia, escupiendo el olvido.

México no ocupa más matanzas como la del 2 de octubre para que se generen cambios. Y no ocupaba un Ayotzinapa. Y este país no se puede pasar la vida conmemorando tragedias. No hay que olvidarlas nunca. Y serán motivo para tomar las calles. Pero la sociedad tiene que ser más demandante con sus gobiernos, escrutar a los servidores públicos, vigilar a la clase política, demandar el saneamiento de las instituciones. Salir a las calles para recordar, sí, pero también para lograr los cambios que harían posible que esta brecha entre ricos y pobres se achique, que haya bienestar para los mexicanos y que las libertades se respeten.

 

Bola y cadena

Y AL ZÓCALO LLEGARON LOS RADICALES… Y TAMBIÉN LOS GRANADEROS. Y el mitin conmemorativo del 2 de octubre terminó en un encontronazo de bombas Molotov, cohetones, piedras y gases lacrimógenos. Me quedo con la imagen de un joven universitario dándole la mano a un policía y pidiéndole un abrazo. “Ustedes también son pueblo como nosotros”. Pinche país.

 

Sentido contrario

SOLO SE PREGUNTA ¿Por qué el gobernador Mario López Valdez y su séquito de seguridad estatal no consideraron cambios en Culiacán? No les da vergüenza tanto crimen? ¿Tiene esto una explicación coherente? ¿También en los poderes de facto había “cuotas y cuates”?

 

Humo negro

 

LAS APP SON MÁS PELIGROSAS que las candidaturas independientes, dijo el diputado Federal Manuel Clouthier Carrillo, al participar en tribuna durante la comparecencia, el jueves pasado, del secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Una de las razones, dijo, es que pueden ser vehículos para el lavado de dinero. Le pregunté que si en su cabeza estaban los hospitales que se planeaban construir en Sinaloa y dijo que sí, por supuesto. Manuel ha estado teniendo buenas participaciones en la cámara baja, los medios lo buscan porque da notas fuertes, pero sigue teniendo el defecto de querer decirles a los periodistas qué preguntarle y qué no. Y hasta de pendejos los trata. Malo para un hombre que tiene posibilidades de crecer mucho todavía en la política. Malo también porque si algo hace falta en este país es tolerancia. Y peor todavía porque él es dueño de un diario y hasta “periodista” se ha considerado alguna vez. Ahora le tocó a Francisco Sarabia el regaño, lo cual no nos pareció y le reclamamos. Le dije  —no sé si debía hacerlo— que pusiera los pies en la tierra. Me dijo que los tenía y muy firmes. Luego me envió un mensaje que reproduzco textual: “Estamos en la comparecencia de Videgaray ante el Legislativo, acabo de dar un posicionamiento donde señalo varios riesgos de las finanzas públicas y ustedes preguntando sobre los mitotes de Pablo Hiriart que si voy a ser candidato en el 2018! Cuando también está el tema de comisiones, el tema de las candidaturas independientes vuelve a cobrar importancia, ayer el PAN presentó una iniciativa sobre el tema, la semana pasada presenté yo una, el PRD se pronunció hoy sobres eso, etc! Y ustedes con temas que no vienen al caso y que si me hacen mucho daño en el actual trabajo parlamentario! Y como ya les dije, sí me caga las bolas que me pregunten de eso, cuando yo no he dado pauta para ello ni es tiempo! Pero en fin, ustedes preguntan lo que les da la gana, y yo contesto lo que me da la mía! Jajja!

 

 

 

 

 

 

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