“…a ese caballo ya todo le importa una chingada…”

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La frase es de Juan Rulfo, o al menos Guillermo Sheridan dice que la dijo en el remate de una historia de las muchas que llevaba en la cabeza Rulfo y nunca escribió.

“…a ese caballo ya todo le importa una chingada…” es la frase final del cuento. Antes había dicho Rulfo (los espacios en blanco son pausas de Rulfo, que no necesariamente comas o puntos):

Un hombre había perdido todo en la guerra la casa    la parcela    le habían matado a los hijos    ya no tenía sus hijos     y su esposa se había muerto de pena         los cristeros    los federales    le habían quitado todo    todono le quedaba nada         lo único que le quedaba era un caballoera uno de esos caballos de rancho         un costal de huesosy además ese caballo estaba ciego

Entonces el hombre aquel se montó en el caballofue al rancho de un vecino         y le dijo:

—Vecino, cómpreme este caballo

Y el vecino le dijo:

—Y yo¿para qué quiero ese caballo?    Ese caballo está ciegoya no ve.

Y el hombre aquel le insistía:

—No, no, el caballo está bueno    sirve para rato    de veras.

—No.

—¡Cómpremelo!    ¡Por favor!

—NoEse caballo no está ya ni pa cecina

—¡Ándele!¡Téngame tantita lástima!Déme lo que seacon tal de poderme ir a México para ver si me dan algoaunque sea de velador.

—NoLe digo que ese caballo está ciego

Pero el hombre insistíaAsí que el vecino le dijo: “le voy a enseñar lo que es su caballo” así que lo montó y lo espoleóy ahí lo iba arriando y dándole con la reatahasta que por fin el caballo aquel agarró el trotey el vecino lo enfiló hacia una barda de adobey le soltó las riendasy el caballo siguió trotando         y entonces el vecino desmontópero el caballo se siguió de frente hasta que zum         se estrelló con la barda.

El vecino vino sacudiéndose el polvo    y dijo:

—¿Ya vio? Ese caballo está ciego    ya no ve.

El hombre estaba mirando su caballoahí tirado en el polvotodo descuadrilado         tratando de pararsey el hombre aquel miró a su caballo con mucha penay en una de esas hasta con algo de rencory entonces dijo:

–¡Qué ciego va a estar!Lo que pasa es que a ese caballo ya todo le importa una chingada…

 

MARGEN DE ERROR

Rulfocalló, todos callaron, ni siquiera se atrevían a mirarlo —cuenta Sheridan— y todos sacaron la mirada por la ventana del café. Por fortuna Sheridan anotó fielmente las palabras de Rulfo y las recuperó 25 años después.

La narración rulfianano tiene ningún desperdicio, es de esas frases que terminan guardándose completas en la libreta porque son completamente lapidarias. Es también un cuento redondito, con un final inesperadamente abierto. Cada quien pensará quién es ese caballo al que todo le importa una chingada, o si simplemente estaba ciego, también los caballos se pueden quedar ciegos.

Alguna vez esas frases guardadas servirán para algo.

Algún día la comparación del caballo servirá para evitar contar un día de elecciones, para dejar de hablar de lo que todos hablan, como si en eso se fuera la vida. Que si el rojo le ganó al azul, que si el amarillo está borrado, que si los independientes, que si todos se enojaron con el blanco.

 

Mirilla

En Sayula, —hoy un pueblito lleno de hoteles—spa, en Jalisco— nació Juan Rulfo. El Lugar de moscas —eso significa Sayula en náhuatl— conserva una copia del acta de nacimiento como prueba irrefutable de la afirmación de que ahí nació el más célebre de los escritores mexicanos, por más que se lo peleen otros pueblos de Jalisco. El documento se exhibe en la entrada de un pobre museo en la plaza central,al lado de una muestra de espléndidos cuchillos que se fabrican desde antes de que Rulfo inmortalizara esos llanos de Jalisco.

Fuera de eso, ni Rulfo ni Pedro Páramotienen influencia en esos pueblos terregosos, por más que muchos hagan la ruta de peregrinación a Comala. No se encontrarán muertos que están vivos o vivos que están muertos.

 

Primera cita

En la tierra de Rulfo lo que sí hay es una escultura del Ánima de Sayula, en una de las entradas a la comunidad y que hasta sus versos tiene, que se venden en un cuadernillo en los abarrotes. Es una leyenda que retoma mucho de esos llanos, una aparición en las puertas del panteón.

Las coplas son pícaras, groseras y de contenido sexual. La escultura es una calavera cargando un par de talegas, y que todos piensan que contienen oro. Por fin, un atrevido le pide al ánima esas talegas, pero le contesta que las que busca no son las que trae en las manos, sino las que lleva colgando(PUNTO)

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