Cómo van a amar México nuestros hijos y
nietos si no habrá un país que los reciba al
nacer, solo los pedazos que dejamos. Un pantano
de suelo hueco y calcinado por la minera desenfrenada
y los mares serán charcos brillantes,
espesos y espumosos.
México es odio a todos y uno mismo, odio
al mismo país, al gobierno y a la naturaleza. Es un
odio cariñoso casi fraternal.
Las plantas y estatuas son los peores guardines, se
les cuela hasta la luz entre las hojas, por eso hay que
regarlas y pulirlas, para salvar la naturaleza y la historia.
Al mundo y a nosotros.