(Achú) Al menos por negligencia son culpables los médicos y sus colegios por el silencio cómplice que guardan mientras sigue abierto el debate sobre los dos nuevos hospitales en Sinaloa, el de Culiacán y el de Mazatlán. Callan, observan, ven de lejos, susurran, pero no se atreven a hablar.
Cuánta falta hace una opinión técnica, in situ, empírica, sobre las afirmaciones del gobierno y la cruda realidad. Ese silencio del gremio médico, equivale a toparse con un paciente enfermo y hacerse omiso ante lo que ocurre.
Está por cumplirse casi un año de que el tema llegó al poder legislativo. Casi en la despedida de la anterior legislatura, aprobaron la construcción de los dos nuevos hospitales por la vía de contratos de asociación pública privada.
En noviembre de 2013, Ríodoce publicó el reportaje La salud de los enfermos, una radiografía hecha por médicos del propio Hospital General de Culiacán: “El diagnóstico de Malova al Hospital General es erróneo y muchos médicos lo saben, incluido quien firmó el acta de defunción, el doctor Ernesto Echeverría, su Secretario de Salud. Como a un desahuciado le declaran la muerte clínica, y aunque no goza de cabal salud tampoco ocupa un respirador artificial, menos un desfibrilador”, decía aquel trabajo.
Hoy, algunos legisladores parecen regresar al momento en que se necesitaba la aprobación para licitar los hospitales y no en la petición que se les está haciendo ahora, que es la de comprometer una cuarta parte de un fondo de participaciones federales al pago de las obligaciones de los nuevos hospitales. Y no, ese momento ya pasó —aunque por supuesto los legisladores podrían regresar a aquella discusión—.
El gobernador queriendo no sumarle a la polémica se limitó a asegurar que “todo mundo coincide en que se deben construir esos dos hospitales”, todo el mundo que lo rodea seguramente, pero no los datos duros, las fichas técnicas, y las muchas alternativas que existían y existen para tal caso.
Al final, no es el nuevo hospital, debería tratarse el debate de la política de salud en extenso. Un nuevo hospital siempre, o casi siempre será necesario. Pero una política de salud la marcan los gobiernos, se demuestra en la atención, en los resultados, en la capacidad instalada.
Eso es justamente lo que nadie está discutiendo.
MARGEN DE ERROR
(El Comedero) Las afirmaciones empíricas de los pescadores de la presa El Comedero, apenas a unos 40 kilómetros de Culiacán, sobre la baja en las capturas de peces y la pobre situación de quienes viven de ello, contrasta diametralmente con los dictámenes de las autoridades involucradas desde hace más de un año en la comprobada contaminación de una mina en Durango.
Cualquier biólogo sabe que una vez presentada la contaminación los daños pueden ser irreparables a lo largo de muchos años, incluso definitivos. Pero aun así, todos los dictámenes de Conagua, Profepa y Japac muestran resultados dentro de la norma. El tema, con la fuerte difusión a la contaminación del río Sonora en el estado vecino, debería llevar a una nueva revisión del caso, sobre todo con las afirmaciones de quienes conocen de cerca el problema.
MIRILLA
(Periodistas y narco) Si ya habían desfilado con Servando Gómez, la Tuta, diputados, alcaldes, empresarios, secretarios de estado, un hijo del gobernador… era imposible que no apareciera un periodista. Coincido con Raymundo Riva Palacio que La Tuta perdió en alguno de los cateos su videoteca, y que es la propia autoridad, encabezada por el comisionado Alfredo Castillo, la encargada de administrar y editar.
¿Cuál es el delito de los periodistas o los alcaldes al estar con La Tuta, más allá de no denunciar a la autoridad que los contactó un prófugo de la justicia? No queda muy claro, pero todos los que han aparecido luego se les persigue, o hasta se les detiene y están enfrentado un proceso. Excepto los periodistas.
PRIMERA CITA
(Uniones) Tuvo que ser finalmente la Suprema Corte de Justicia quien obligara al estado de Sinaloa a dejar de impedir las uniones entre personas del mismo sexo. Más allá de considerar inconstitucionales un par de artículos del Código Familiar, lo grave es la necesidad de llegar hasta la máxima instancia jurídica para un tema que debía estar en la agenda básica de cualquier fuerza política. Hace mucho que ese tema, y otros más que las buenas conciencias se encargan de satanizar, debieron estar discutidos y rebasados. Por ejemplo, la interrupción del embarazo en instituciones públicas como una decisión de la mujer.
DEATRASALANTE
(Culiacán, 483) La tierra define, moldea, marca, sella. En ella surgen amores y odios. Nuestra tierra es áspera, brava, impulsiva, y también ingenua, crédula, soñadora. Nosotros, hoy, somos toda esa historia de más de medio milenio —contando desde las poblaciones prehispánicas—, de la que renegamos y de la que nos enorgullecemos.
Como no va a ser lo que es Culiacán, con ese “vesánico” de Nuño de Guzmán —vesánico define el maestro Juan Macedo López al conquistador de las tierras de lo que hoy es nuestra ciudad, Culiacán—, debí consultar el diccionario para saber el significado de vesánico —demencia, locura, furia—. No podía de otra manera apoderarse de la tierra Nuño de Guzmán, excepto por la violencia, arrasando a sangre y fuego lo que se pusiera enfrente.
483 años después, por temporadas, la tierra vuelve a doler, no la abandona la furia, la invade la barbarie. Otras veces, sin embargo, recién bañada surge vanidosa, prometedora.
Cerca del medio milenio Culiacán se ve sin rumbo —y no en la breve y fácil lectura de un trienio o sexenio—, con una identidad múltiple que es diferente a diversa, marcándose cada vez más sus diferencias. Hoy, hay ciudades que han decidido cambiar de rostro, definirse por sí mismas, sacudirse definiciones, pero nuestra tierra va en la inercia, en el menor esfuerzo. Una vela más, otro pastel (PUNTO)
- Autor | Andrés Villarreal
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