Pobreza extrema, las cifras ocultas

Foto: Rashide Frías
Foto: Rashide Frías

Se incrementa la pobreza en Sinaloa en sectores donde los programas sociales no llegan
 
 
 
Dolores Núñez sabe lo que es vivir en pobreza extrema. Siempre ha vivido así, pasando hambre y habitando en terrenos invadidos, en casas construidas con lo que recoge de la basura.
Esta madre soltera vive con sus hijos Maricruz Paola, de 7 años; Jesús Alexis, de 11; y Fernanda Guadalupe, de 14; a un costado del basurón municipal norte, en un predio invadido por varias familias.
Los cuatro viven en dos cuartos que no miden más de 3 por 4 metros, con paredes construidas con tablas, puertas y láminas y techo de lona, todo recogido de la basura. Lo que hay adentro también salió de la que otros tiran.
Para dormir solo tenían un colchón  pero hace unos días encontró uno en la basura y ya tienen “dos camas”, dice.
“No tengo nada, no tengo nada. En tiempo de lluvias ¡ay no, Dios mío!, yo a veces hasta me voy a meterme a las casas solas, se viene aire y se mete toda el agua, pero pues tiene uno que aguantar”.
Para mantener a sus hijos recoge botellas reciclables y las vende, pero gana cuando mucho 100 pesos al día y cuando bien le va puede obtener hasta 200. Y eso si no es temporada de lluvias, porque entonces solo trabajan dos o tres días a la semana.
Con el dinero que gana apenas le alcanza para comprar tortillas y huevos, y la carne, comenta, nunca se ve por su casa.
“Hay días que comemos, hay días que no oiga, cuando vivía allá (en otra invasión) y no tenía para comer, la gente me daba, pero aquí quién, aquí la gente nos morimos de hambre”, expresa.
No son pocos los días en que ella y sus hijos amanecen con el estómago vacío y así se quedan todo el día, hasta que logra vender algo de plástico o algún vecino les regala algo de comida.
Cuando uno de sus hijo se enferma, señala, vienen días en que la comida será más escasa de lo normal, pues tendrá que gastar en la consulta y los medicamentos y ya no alcanza para los alimentos.
“Cuando se me enferman los niños no hallo ni qué hacer, hasta que saco unos 200 pesos me lo llevo al doctor, más a la niña porque es bien enfermiza, se enferma mucho del pecho, de bronquitis”, comenta.
Como si no fuera suficiente, lamenta, hace unos meses a Fernanda Guadalupe le detectaron un tumor en el pecho. Lo supo porque un día que estaba con su hermano se puso mal y él consiguió llevarla con un médico que le hiciera estudios, si no, la adolescente de 14 años seguiría sin saber.
En las últimas semanas se han vuelto frecuentes los desmayos de Fernanda, pero Dolores no ha podido hacer nada porque la joven necesita una operación y no tiene recursos para pagarla.
Ninguno de los tres hijos estudia por falta de recursos. Fernanda y Jesús tuvieron que dejar la primaria, y Paola ni siquiera entró. En este sector de la ciudad, los programas sociales no llegan.
Dolores tenía los beneficios del programa Oportunidades cuando vivía en una invasión cercana al bulevar Las Américas. Como beneficiaria recibía 300 pesos al mes que de algo le servían pero hace nueve años se lo quitaron, en varias ocasiones lo ha solicitado otra vez pero se lo niegan, solo le dicen que no y seguirá intentando ya no por el dinero, sino por las consultas médicas que necesita para Fernanda.
 
Más pobreza en Sinaloa
Dolores es una de las 155 mil personas que viven en pobreza extrema en el estado, de las que tienen todas las carencias: salud, educación, alimentación, seguridad social, vivienda y servicios básicos.
Durante su campaña Mario López Valdez ofreció combatir la pobreza, pero a ocho meses de terminar su sexenio, lejos de disminuir, en Sinaloa hay más pobres que cuando empezó.
En la mitad de los estados del país bajó la pobreza entre 2012 y 2016 y en el resto aumentó, sobre todo en Sinaloa, donde se registran los mayores crecimientos en pobreza y pobreza extrema.
Al finalizar el Gobierno malovista, en la entidad hay 111 mil 500 personas más en situación de pobreza que cuando inició.
Durante el proselitismo, en varias ocasiones se refirió a la pobreza, una de ellas fue el 8 de junio de 2010, cuando recorrió el tianguis de la colonia Adolfo López Mateos, como  candidato de la Coalición El Cambio es Ahora por Sinaloa.
Según el comunicado de prensa emitido por su coordinación de comunicación social titulado “Malova acabará con la pobreza y la desigualdad”, el candidato reconoció que los índices de pobreza y marginación son muy altos y convocó a votar por el gobierno del cambio para eliminar los rezagos sociales.
“Venimos a sus lugares de trabajo para verlos de frente, ver sus ojos, saber sus anhelos y saber sus carencias. Pero también decirles que urge provocar un cambio en Sinaloa”, dijo a los vendedores.
“Aquí te das cuenta de las necesidades que tienen las familias pobres y te concientizas de que estando en el gobierno tienes que trabajar para servir a tus semejantes, no para servirte de ellos”.
Casi seis años después, no solo no logró acabar con la pobreza, sino que deja un estado con más pobres.
De acuerdo con un comparativo del Informe Anual sobre la Situación de la Pobreza y Rezago Social de 2012 y 2016, de la Secretaría de Desarrollo Social Federal, en Sinaloa hay un millón 167 mil 100 personas en pobreza, es decir, el 39.4 por ciento de la población.
En 2012, el informe señalaba que había un millón 55 mil pobres en la entidad, lo que representa un aumento de 10 por ciento.
Con ese porcentaje, Sinaloa se ubica como la tercera entidad con el mayor crecimiento de la pobreza después de Veracruz, donde el número de pobres subió 11.7 por ciento y Coahuila con 10.8 por ciento.
El informe señala que de la población en situación de pobreza en 2012, 130 mil personas estaban en pobreza extrema y para 2016 aumentó a 155 mil.
Con este aumento del 19.7 por ciento, Sinaloa es el quinto estado con el mayor crecimiento de personas en pobreza extrema de todo el país, después de Veracruz, el Estado de México, Oaxaca y Chihuahua.
De las 32 entidades, en 12 aumentó la pobreza extrema y en las otras 20 hubo una disminución.
En Sinaloa, solo el 23.4 por ciento de habitantes está considerado como población no pobre y no vulnerable.
 
Acabar con la pobreza, pura intención
Al terminar su Gobierno, López Valdez no habrá cumplido con su Plan Sectorial de Desarrollo Humano.
El documento que traza los ejes que seguirá la Secretaría de Desarrollo Social y Humano, encabezada por Juan Ernesto Millán Pietsch, en su misión y visión contempla la reducción de la pobreza y entre sus prioridades establecer estrategias que reduzcan la pobreza extrema y las brechas de desigualdad.
“Establecer, adecuar y conducir las políticas públicas de desarrollo social y humano, protección del medio ambiente y recursos naturales en la Entidad a través de la planeación, coordinación y evaluación de programas para el combate a la marginación, la pobreza, el rezago social”, señala la misión.
“Aspiramos a ver una sociedad sinaloense más cohesionada, más unida, con mayores índices de equidad, en donde el porcentaje de pobreza alimentaria y de capacidades se haya disminuido de manera significativa y la pobreza patrimonial se haya reducido considerablemente”.
“Cada vez más sinaloenses contarán con un techo propio en el que puedan vivir, fortaleciendo su capacidad de patrimonio y las necesidades básicas de desarrollo de las personas estén satisfechas”, establece la visión.
Es precisamente la pobreza alimentaria y patrimonial la que aumentó de acuerdo con los informes de Sedesol, el cual contempla seis tipos de carencias.
En 2012, las personas con carencia por acceso a la alimentación representaban el 25.9 por ciento de la población y para 2015 aumentó a 26.9 por ciento.
El porcentaje de personas con carencia por espacios de vivienda subió de 10.1 a 10.8 por ciento de la población y con carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda pasó del 16.1 al 18 por ciento.
El rezago educativo y carencias por acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, disminuyeron.
De acuerdo con el Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social, los municipios donde se acentúan las carencias alimentarias son Choix, donde el 29.4 por ciento de la población la padece; Navolato con el 26.4, y El Fuerte, con el 25.6 por ciento.
La carencia de vivienda y servicios básicos de vivienda la tiene el 79.1 por ciento de los habitantes de Badiraguato, el 69 por ciento de los que viven en Choix y el 61 por ciento de los cosaltecos.
 
 
 
2012
Población en pobreza  moderada   925 mil 400
Pobreza Extrema    130 mil 200
 
2015
Población en pobreza  moderada   Un millón 11 mil 200
Pobreza Extrema    155 mil 800

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