Malayerba: Pagador

Hombre de familia. El hogar era su guarida, la mejor tibieza, la calentura inacabada que le había permitido procrear a esa morrita que ya era toda una señorita y seguir al frente de su clan de tres. Cada quince días se ausentaba dos: se montaba en la Cheyenne café y partía con maletines repletos de […]