Entre surcos
De su infancia, José solo recuerda surcos y más surcos: verdes, frondosos, en algunos rincones de la mata con tantas hojas que parecían atractivos puños
De su infancia, José solo recuerda surcos y más surcos: verdes, frondosos, en algunos rincones de la mata con tantas hojas que parecían atractivos puños
Llegó un policía a la oficina del comandante. No era cualquier policía, tenía grado de oficial. Le dijo al comandante: jefe, me mandó el patrón,
Para Federico Campbell. Con ráfagas de vitaminas y esperanzas. La mujer manejaba la camioneta con pulcritud. Tomó el bulevar ancho, a tres calles de su
Así dice el Cholo: Dios no existe, así como no existe mi mamá, mi papá, mi familia, mi casa. Lo que sí tiene el Cholo
El chicón era muchas cosas pero menos chico: alto, corpulento, de voz de mando, esa pistola atrapada entre el pantalón, la camisa y el cinto,
El carro de sonido paseaba por el pueblo la noticia del accidente. Y ándale, gritaba el de la grabación. Un buen trancazo se pegó un
Varias veces fue por ella y la sacó a jalones de esa casa blanca y alta que en sus intestinos parecía oscurecer de tantos misterios.
No la dejaba salir a menos que fuera con mujeres conocidas o parientes. No podía platicar con hombres ni verlos ni saludarlos de lejos. Las
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