El Síndrome del Intestino Irritable (SII) es “un trastorno intestinal caracterizado por dolor abdominal recurrente o molestia abdominal y distención abdominal, asociado a hábitos intestinales”, explica para Ríodoce, la gastroenteróloga Frida Jazmín Robles Rivera, que es más común en mujeres, principalmente en aquellas con “personalidad tipo A: obsesiva, detallista, aprehensiva y con tendencia a mantener la mente ocupada”.
El SII está relacionado con el estrés, la ansiedad y la depresión, debido a la “conexión con el eje entre el cerebro y el intestino”, señala la especialista en salud intestinal.
Robles Rivera explica que “el tubo digestivo desde la boca hasta el ano tiene neuronas” que responden a los estímulos del cerebro, “entonces si hay un proceso de estrés, ansiedad o depresión, el intestino lo canaliza”.
Además de ser mujer, el estar entre la tercera y cuarta década de vida y vivir con estrés, ansiedad y depresión son otros factores. Y entre los riesgos para el desarrollo del SII, se encuentran “el tabaquismo, alcoholismo, y alteraciones en el microbiota, que te lo puede dar desde una desparasitada mal indicada, una toma de antibiótico, subida de glucosa, diabetes mal diagnosticada, tiroides mal controlada”, entre otras cosas.
El 20 por ciento de los mexicanos padecen SII, según el estudio “Sígame”.
Diagnóstico y tratamiento
La doctora, egresada del Centro Médico Nacional Siglo XX, detalló que para el diagnóstico del SII se utilizan los llamados Criterios de Roma IV, basados en los distintos subtipos, así como en la frecuencia y duración de los síntomas, los que “pueden mejorar al defecar o al canalizar gases”.
El SII es diagnosticado cuando se presentan síntomas durante seis meses, y que estos hayan sido continuos, casi diario, en los últimos tres meses, de acuerdo con los Criterios de Roma IV.
“Al menos una vez a la semana el paciente manifiesta tener dolor abdominal”, señala la especialista.
El que una persona presente dichos síntomas, explica, “no necesariamente quiere decir que tiene Síndrome del Intestino Irritable”, debido a que hay datos de alarma que se conectan con otras enfermedades, de ahí la importancia de acudir con un especialista en el tema.
Cuando hay sospechas de que se tiene un SII, lo ideal, reitera, “es acudir con un gastro, para que evalúe si hay otros síntomas que estamos obviando”.
El diagnóstico de SII es descartable de otras enfermedades, señala, “cuando no hay algún dato de alarma” se realiza una colonoscopia y biopsias.
En cuanto al tratamiento, este va a depender de los síntomas señalados por el paciente, aclara, se inicia con medicamentos antiespasmódicos, “para que no se forme tanto gas y se desinflame el colon”; cuando no hay mejoría, “se indican medicamentos que ayudan a controlar los movimientos del colon”; la última opción de tratamientos, indica, “son medicamentos que regulan el intestino desde el cerebro, para regular la sensibilidad visceral”.
Recalca la importancia de un tratamiento multidisciplinario, con sicólogo y nutriólogo; “tiene que haber un cambio en la dieta y en el estilo de vida del paciente”, así como consumir ciertos probióticos indicados por el especialista.
“Los pacientes con SII deben eliminar o reducir de su dieta el consumo de alimentos formadores de gas, como: frijol, habas, lentejas, coliflor, lechuga, pepino, acelgas, espinaca, cebolla cruda, tomate y frutas muy maduras”.
Asimismo, las personas con SII tienen que tomar medidas relacionadas con el manejo del estrés y la ansiedad.
“Mantener una mente sana al final de cuentas es un cuerpo sano”, resalta.
Subtipos de SII, según los Criterios de Roma IV
Variedad diarrea:
La persona evacúa entre seis y diez veces al día, y “más del 25 por ciento de las veces es diarreica”, y es más común en hombres.
Variedad estreñimiento:
Deposiciones duras más del 25 por ciento de las veces que evacúa, y es más común en mujeres.
Mixto:
Oscila entre patrones de normalidad, períodos diarreicos y etapas de estreñimiento.
No clasificado:
“Es más complejo de diagnosticar”. Los pacientes cumplen con los criterios del SII, pero sus hábitos intestinales no permiten clasificarlo en ninguno de los grupos anteriores.
Artículo publicado el 25 de agosto de 2024 en la edición 79 del suplemento Gula.