Lecciones para canallas

Lecciones para canallas

Una vez que muere su madre (Karina Gidi), Jenny (Danae Reynaud) llega a la Ciudad de México para buscar a su padre Barry (Joaquín Cosío), conocerlo y, de paso, quedarse con él. Lo que la chica no sabe es que ese señor al que nunca ha visto vive con Marichula (Diana Bovio), una guapa y astuta joven con la que, también, realiza una peculiar actividad para ganarse la vida, por lo que, si decide mudarse a la pequeña pensión de renta de su padre, debe aceptar a su pareja, su forma de ganar dinero y, si no le desagrada, aprender algunas lecciones de cómo sacar algún provecho al tratar a la gente, pero con mucho cuidado, porque si se descuida podría caer en su propio juego.

Lecciones para canallas (México/2022), dirigida por Gustavo Moheno, es precisamente eso: un compendio verosímil de instrucciones para ser sinvergüenza y cínico, y con soltura, elegancia, estilo y precisión, robar a conocidos, extraños, amigos o parientes, algún objeto o grandes sumas de dinero y, con una maestría impecable, dejar a la gente conforme, sonriendo, ignorando el atraco, porque no se hace nada “a lo menso”, sino con base en un “método”: “mirándote de frente y sin perder nunca la clase”.

La cinta escrita por el propio Moheno y Ángel Pulido expone una historia sencilla y fluida en la que, por un lado, implica adaptarse a una nueva vida y, por otro, aprovechar cada oportunidad para hacerse de dinero y salir de una deuda. En el proceso, se presentan situaciones que abonan a uno y otro objetivo, de manera hábil: comer gratis en los restaurantes con sólo entablar una pequeña, pero amable y empática, conversación con la víctima, quien nada más con sonreír reafirma una aparente conexión con el pillo que le dice adiós desde la caja, a punto de salir airoso y triunfante del lugar; o terminar sólo un poco despeinado luego de la faena en un baño, para librarse de un fortachón, con pistola en mano, que está ahí para recordar el plazo para saldar una cuenta.

Aunado a un diseño de producción bien elaborado, un guion precisamente estructurado y a un estilo que recuerda con agrado las bribonadas de Tin Tan en El rey del barrio (1950) o en El revoltoso (1951), y a las salidas fáciles de Cantinflas en la mayoría de sus cintas, la película disponible en Prime Video, enmarcada en el género de comedia, es muy divertida, sobre todo porque su principal mérito radica en sus protagonistas, quienes sin importar edad, género, personalidad ni experiencia, embonan perfectamente en un disparejo, pero creíble, trío de elegantes delincuentes.

Por supuesto que las interpretaciones son una parte fundamental, con una pícara y divertida Bovio dispuesta defender y apoyar a su pareja en todo momento; una educada e inocente Reynaud que evoluciona coherentemente a una sobresaliente alumna en el arte de estafar; y sin duda, a un Cosío en todo su esplendor como ya es costumbre verlo, no nada más porque actúa excelente en cada proyecto que realiza, sino porque su papel posee algo de los icónicos Mascarita de Matando cabos y El Cochiloco de El infierno (2010). Sugerencia de cuidar no encasillarse, aparte. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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