Porqué
Puede verse como un alumbramiento extraño en el vértigo de las redes sociales. La palabra cultura en los medios de comunicación se ha desvanecido, se ha vuelto huidiza, etérea y, si acaso, sobrevive en algunos medios impresos para lectores cada vez más escasos.
Hay una razón empresarial en ello, pero tiene que ver también con el desarrollo tecnológico que no ha sabido aprehender los tópicos culturales, montarlos a las plataformas digitales y despertar el apetito del gran público. La materia prima que durante décadas nutrió las secciones y suplementos culturales de los medios impresos, en México y en el mundo, sigue ahí, pero los espacios se fueron achicando o de plano están desapareciendo.
No obstante la poesía sigue ahí, la plástica, el cine, los libros, la música, la danza, la pintura, la fotografía, la crítica literaria, las políticas públicas de los gobiernos en las áreas culturales. Todo eso que conformaría el denso contenido de una sección cultural en un diario o un semanario, se sigue produciendo; el tema es que muchas veces no encuentran espacios para ventilarse, exponerse, o existen, pero muy marginales y limitados.
Ríodoce hace ahora un modesto esfuerzo por abrir páginas a las artes. Trataremos mensualmente de buscar al gran público, como lo hacemos cada semana en el semanario. Los espacios estarán abiertos a creadores sinaloenses, pero también del país. Si se quiere ver así, lo concebimos como un acto de resistencia al avasallamiento de los contenidos vanos que nos invaden todos los días, a todas horas con solo levantar la mano y abrir el celular, ese espejo donde la gente, mucha gente, —no toda la gente—, cree estar encontrando su esencia.
Parece una locura, lo es. También Ríodoce lo fue cuando arrancó hace más de 21 años. Y aquí estamos.
Artículo publicado el 16 de junio de 2024 en la edición 01 del suplemento cultural Barco de Papel.