El mercado laboral, ¿Cielo, infierno… o purgatorio?

CIUDAD DE MÉXICO, 12ABRIL2023.- Personas se dieron cita en la Sala de Armas para buscar empleó en la feria organizada por la alcaldía Iztacalco. FOTO: MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM

México registra una tasa de desocupación mucho menor a la de Estados Unidos o la Unión Europea: 2.7%. En los últimos cinco años, el salario mínimo ha crecido 253% en la frontera norte y 134% en el resto del país. El número de empleos formales que registra el IMSS ya dejó atrás la crisis de la pandemia y se encuentra en máximos históricos.

¿Esto significa que el mercado laboral está bien? Un tercio de los trabajadores mexicanos se encuentra en “condiciones críticas de ocupación”. Son 19.4 millones y están en una de tres situaciones: trabajan más de 48 horas a la semana, pero no ganan más de dos salarios mínimos. Laboran más de 35 horas semanales y no alcanzan a ganar ni un salario mínimo. Trabajan menos de 35 horas a la semana, a pesar de que quisieran chambear más horas.

Uno de los datos más crueles es el que refiere que 37.7% de las personas se encuentran en situación de pobreza laboral. Esto significa que los ingresos del hogar en que viven no alcanzan para comprar una canasta básica. Esta tiene un valor aproximado de 2,250 pesos por persona en zonas urbanas. Estamos hablando de personas que trabajan, pero el esfuerzo no les alcanza para lo mínimo. El 37.7% representa una mejora respecto al 40.7% que había en el cuarto trimestre del 2018, cuando empezó el sexenio de AMLO. Hubo “tiempos mejores”. En 2007 era “apenas” el 33.1%. Un objetivo social alcanzable es que fuera “sólo” 20%. Al ritmo al que vamos, se necesitarán seis sexenios para llegar al 20%. Esto sería más o menos en el 2060.

La principal fuente de ingresos en los hogares mexicanos son los salarios y somos un país de bajos salarios. 21 millones de personas ganan el salario mínimo. Son 36% de la población ocupada en México y es un “colectivo” que crece a gran velocidad. Eran un poco más de 19 millones de miniasalariados en 2022. En la parte más alta del edificio laboral, nos encontramos una pequeñísima “elite”. Sólo 4% de la población ocupada gana más de tres salarios mínimos, que son 18,669 pesos al mes en todo el país (a excepción de la frontera norte, donde el mínimo son 312 pesos diarios).

En un mercado laboral pletórico de disfuncionalidades, la informalidad es una de las principales. En esa condición trabajan 32.2 millones de personas, 55% de la población ocupada. Informal es todo trabajo remunerado que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos. Informal es el que no paga impuestos, pero también el que no genera derechos y se encuentra en una situación de vulnerabilidad extrema en casos de enfermedad, invalidez o vejez.

Este 55% de personas que trabajan en la informalidad generan alrededor de 23% del PIB en México. Si vemos el comportamiento por regiones tenemos que en los estados del sur, como Oaxaca, Chiapas y Guerrero la informalidad es superior al 80%. En los Estados de la frontera norte, nos encontramos las menores cifras, cercanas al 35 por ciento.

¿Cómo vamos… hacia donde vamos? En este sexenio hemos vivido la implementación de una reforma laboral que se aprobó en el sexenio anterior, entre otras cosas por presión de Estados Unidos, en el contexto de las negociaciones por el T MEC. Además del incremento al salario mínimo, destacan los cambios relacionados con la democracia sindical y la transformación del sistema de justicia laboral. En otros cambios, se aprobó también la eliminación del outsourcing (que contribuyó a la precarización del trabajo); una norma oficial para reducir las condiciones que generan estrés y un aumento en el número de días de vacaciones al año. México era uno de los países con menores vacaciones reconocidas y terminará estando en la parte baja del promedio latinoamericano.

Los departamentos de Recursos Humanos han ganado en importancia y los sindicatos han recuperado poder. Los empresarios están desconcertados ante un escenario nuevo que incluye la reactivación de las olas migratorias a EU. Mientras tanto, el mundo tecnológico nos manda señales que parecen apocalípticas. Con la automatización, robotización y la IA están en riesgo millones de trabajos, en las oficinas, las carreteras y los talleres. ¿Esto es cielo, infierno o purgatorio? Creo que son las tres cosas… al mismo tiempo.

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