Pobladores sometidos por cárteles de la droga se enfrentan con el Ejército en Chiapas

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Un millar de uniformados intentaron romper uno de los bloqueos que pobladores de Frontera Comalapa colocaron para impedir su entrada a la zona fronteriza de Chiapas con Guatemala, donde cárteles de la droga se disputan el territorio.

Este martes, seis días después de estos hechos, un millar de uniformados efectuaron un operativo para entrar a la zona. Salieron en caravana desde la base militar ubicada en el municipio de Comitán, pero a 53 kilómetros, aún lejos de la zona de los desplazamientos, se desviaron hacia el poblado Joaquín Miguel Gutiérrez, conocido como Quespala.

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Ahí, la población, sometida por uno de los cárteles, había cruzado un trailer y armada con piedras y palos trataron de impedirles el paso.

Los uniformados, armados con metralletas, rifles de asalto, entre otros artefactos, decidieron quitar el retén enfrentando directamente a la población. Les lanzaron gases lacrimógenos y destruyeron algunas de sus motocicletas. La población resistió.

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En el poblado Joaquín Miguel Gutiérrez, en meses recientes han muerto asesinados al menos cinco pobladores. De ello dan cuenta dos pequeñas capillas azules a orilla de la carretera de entrada a la comunidad.

Eso, y la amenaza de “levantones”, los reclutamientos forzados, las multas de mil pesos diarios a quienes no participen en los bloqueos, los despojos de casas y las desapariciones que se han vuelto cotidianas en la zona, hicieron que este poblado de unos mil 500 habitantes no tuvieran duda de que para sobrevivir y proteger a sus familias sobre todo los jóvenes había que obedecer al Cártel que predomina en la zona.

Por la carretera que lleva del municipio de Comitán el más grande de la región a Quespala, ubicado en el municipio Frontera Comalapa, hay vehículos quemados que en su momento sirvieron para instalar retenes, hay gasolineras abandonadas, hay ranchos vacíos.

También hay “plumas” (barras de metal) que colocó la población desde mediados de 2021, cuando empezó la disputa entre cárteles en la zona de la frontera sur de México. Las “plumas” primero sirvieron para controlar la entrada de personas ajenas a la zona y protegerse, ahora son para detener el paso de militares.

Es una zona rural donde los pobladores se conocen entre sí, y donde los caminos pequeños e interconectados permiten que cualquiera que llegue a la zona pueda ser identificado.

Esto, que puede ser una virtud para fortalecer el tejido comunitario, se ha convertido en un mecanismo de control de los cárteles de la droga hacia la población. Nada se mueve acá que no se sepa, y cualquier desobediencia se castiga.

El pasado 25 de mayo los cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa se enfrentaron cerca de las comunidades Nueva Independencia (conocida como Lajerio) y Candelaria, en ese contexto uno de estos grupos secuestró a seis jóvenes para obligarlos a participar en los enfrentamientos.

Esto alertó a la población y ese día empezaron a escapar. A la fecha se calcula que hay unos 3 mil pobladores de ambas comunidades y otras cercanas, en situación de desplazamiento forzado.

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