Investigadores del Instituto Pasteur, de Francia, la Universidad de Sao Paulo y la Fundación Oswaldo Cruz de Brasi, documentaron el caso de un hombre de 38 años que dio positivo a COVID-19 durante 232 días, desde abril a noviembre de 2020.
Marielton dos Passos Cunha, primer autor del artículo publicado en la revista científica Frontiers of Medicine, explica que rastrearon 38 casos de los que dos hombres y una mujer en los que se detectó el virus por más de 70 días.
El virus permaneció detectable durante 71 días en la mujer y 81 días en uno de los dos hombres.
El segundo hombre siguió dando positivo al virus durante 232 días, tras lo cual dio negativo tres veces por PCR, el hombre además tiene VIH, el virus que causa el sida, desde 2018, pero no tiene carga viral detectable.
“El hecho de que sea seropositivo para el VIH no significa que sea más susceptible a otras infecciones, ya que se ha sometido a la terapia desde que fue diagnosticado. Su capacidad de respuesta a una infección por otro agente es comparable a la de cualquier otro individuo, y de hecho respondió al coronavirus cuando se infectó. No está inmunodeprimido, como los pacientes de cáncer, las personas con enfermedades autoinmunes o los trasplantados, por ejemplo”, explicó Paola Minoprio, una de las líderes del trabajo.
Según los investigadores, su condición de seropositivo no explica la larga duración de su infección por coronavirus. Habría que comparar a muchos pacientes infectados simultáneamente por el VIH y el SARS-CoV-2 con un grupo de control adecuado para ver si algún rasgo genético o inmunitario del huésped podría estar asociado a una excreción viral tan prolongada.
El paciente se sometió a pruebas semanales que detectaron la persistencia de la infección, y se secuenciaron periódicamente muestras del virus para demostrar que no se trataba de un caso de reinfección y que el virus no sólo seguía replicándose, sino que estaba mutando.
A principios del año pasado, otros investigadores brasileños informaron sobre algunos casos similares, lo cual demuestra que no es la primera evidencia de que el virus puede permanecer activo durante más tiempo del esperado, incluso en pacientes con síntomas leves.
Los investigadores analizaron 29 muestras de secreción nasofaríngea que dieron positivo a los diez días de la aparición de los síntomas y las inocularon en células cultivadas en el laboratorio; en el 25 por ciento de los casos las muestras infectaban las células y se replicaban in vitro, lo que significa que podían infectar a quienes entraran en contacto con las gotas de saliva.
En junio de 2021 los mismos científicos publicaron un artículo describiendo el caso de un hombre de 40 años que se había sometido a un tratamiento agresivo contra el cáncer antes de contraer el la infección que duró al menos 218 días.
Además, a principios de diciembre de 2020 se publicó un artículo en la revista New England Journal of Medicine que informaba sobre un hombre inmunodeprimido de 45 años con un trastorno sanguíneo autoinmune en el que el virus siguió replicándose durante 143 días.
Y un artículo publicado en Cell a finales de diciembre esbozaba el caso de una paciente con leucemia en la que el virus siguió replicándose durante al menos 70 días, aunque no presentaba síntomas de COVID-19.