Al casarse con el rico hacendado George Burbank (Jesse Plemons), Rose Gordon (Kirsten Dunst) y su hijo Peter (Kodi Smit-McPhee) aspiran a una vida mejor, al menos ya no tienen que padecer las ofensas de los clientes a los que hospedan y les venden comida. Sin embargo, no pasa mucho tiempo para que reciban los insultos y las burlas de Phil (Benedict Cumberbatch), su principal agresor, uno de los dueños de la casa donde ahora viven y quien no está dispuesto a que su cuñada chantajista y el delicado muchacho que la acompaña, invadan su territorio.
Con tintes de western clásico y de drama conmovedor, El poder del perro (The Power of the Dog/Australia/2021), dirigida por Jane Campion (excelente El piano, 1993) se enfila como una de las películas más disfrutables y mejor contadas del año, en el catálogo de Netflix, principalmente, gracias a sus protagonistas, que interpretan meticulosamente a sus bien delineados personajes, de entre quienes destaca el de Cumberbatch.
El polifacético actor que también da vida a Dr. Strange (2016), es estupendo y preciso al mostrar su autoridad y poder ante sus empleados; su coraje y recelo hacia la intrusa de su cuñada, a quien lejos de creerle su bondad, la ve como una acaparadora que busca aprovecharse de la fortuna de su hermano; y al criticar frente a todos el comportamiento femenino del hijo de esa entrometida mujer. Todo lo anterior contrasta de manera convincente con esa admiración y adoración que siente y expresa sin intimidarse a ese gran vaquero que fue Bronco Henry, de quien aprendió lo mucho que sabe.
La carismática Mary Jane en El Hombre Araña (2002/2004/2007), no se queda atrás. Dunst adorna su personaje de bondad, serenidad, delicadeza y paciencia, la mayor parte del tiempo, pero llega el momento en que el arrogante Phil la lleva a sacar todo el coraje acumulado por humillarla, de lo cual no se siente peor por las atenciones, el apoyo y el amor que le tiene su esposo (también en la vida real), interpretado hábilmente por Plemons, el inseguro y solitario Jake de Pienso en el final (2020).
Quien es toda una sorpresa por su capacidad para ponerse al nivel de sus compañeros, es Smit-McPhee, como ese joven, aparentemente delicado, debilucho, distraído y lento, a quien los demás consideran afeminado y ajeno al contexto del campo. No obstante, con una destreza impecable, el Nightcrawler de X-Men (2016/2019) guarda su última carta para sacarla en el instante preciso, sin que nadie sospeche sus verdaderos alcances.
La película escrita por la misma Jane Campion, basada en la novela homónima de Thomas Savage, no solo posee buenas actuaciones, se luce por una muy notable fotografía a cargo de Ari Wegner, y por una disfrutable música lidereada por Jonny Greenwood –interesante escena en la que, mientras Rose intenta dominar una pieza en el piano, Phil la opaca con la interpretación de esa misma melodía en el banjo, con lo cual no solo deja en claro su habilidad musical, sino su poderío y su odio a la chica.
La ganadora del León de Plata por Mejor dirección en el Festival de Venecia, también, destaca por cómo narra su historia y por esconder muy bien las señales que al final revelan quién es, verdaderamente, el más fuerte y el más astuto para hacerse justicia sin mancharse las manos. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 5 de diciembre de 2021 en la edición 984 del semanario Ríodoce.
