En julio de 2018 Román decidió quitarse la vida. La noticia pasó casi desapercibida en una ciudad con casi un millón de habitantes. Un reportero de la policiaca explica que a ese tipo de eventos casi no se le da cobertura.

Su muerte se convirtió en una más de una estadística de la que casi no se habla en Sinaloa. Román, con 38 años entonces, murió. En 2016, según datos del INEGI, la tasa por cada 100 mil habitantes de suicidios en el estado era de 5.3 y para el 2020 la cifra se mantuvo igual.

En este año en Culiacán este problema ha persistido. Durante la mañana del 8 de septiembre una mujer intentó quitarse la vida. Huía de su expareja quien la acosaba constantemente y en el proceso buscó lanzarse del puente Hidalgo hacia el río Tamazula.

Elementos de Protección Civil y de la Policía Municipal, alertados por automovilistas que circulaban por el sector, evitaron que la mujer se lanzara a las aguas del río.

El problema existe y se debe poner en la agenda pública. El 10 de septiembre se llevó a cabo el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, organizado por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Sinaloa se llevaron diferentes actividades entre ellas una conferencia impartida por el psiquiatra Jerson Félix Rubio en donde se abordaron temas relacionados al origen que puede tener el problema a los diferentes contextos como el síndrome “burnout” o cuadros severos de ansiedad y algunas patologías.

El evento, realizado vía zoom, fue organizado por la Red Internacional de Promotores ODS en la que participaron otros especialistas en el tema.

Muchos de los problemas que terminan con el suicidio son porque empezaron desde temprana edad, pero no son detectados en la infancia temprana sino que llegan a la adolescencia, y ahí es donde se comienzan a manifestar en mayor medida.

“Ahí debutan en la adolescencia temprana y no es otra cosa más que una búsqueda, una solución a un problema que viene existiendo desde la infancia y a veces detonan en la adolescencia o en cualquier edad, el suicidio no tiene edad para presentarse”, explica el médico especialista.

Por otra parte, no es adecuado pensar en el suicidio como un acto irracional o fortuito, generalmente conlleva un plan previo donde la persona valoró las opciones frente a su desesperación.

Por ello es importante detectar las señales de alarma. Las llamadas de auxilio o los signos de ideación o de intento suicida deben ser prontamente atendidos, pues en ellos se encuentra la posibilidad de actuar con eficacia en la prevención del suicidio.

Pero existen estigmas sociales y prejuicios y estos solo aumentan las posibilidades de cometer el acto, por lo que, más allá de juzgar, de lo que se trata es de crear consciencia.

Román presentó varios signos de alerta, pero nadie los notó. Durante la madrugada del 4 de julio escribió en sus redes sociales. Se despidió. Enfiló sus pasos hacia un puente y se lanzó al vacío.

Pandemia y salud mental

Con la pandemia por el COVID-19 el fenómeno se recrudece. No solamente el hecho de quitarse la vida sino los problemas de salud mental.

Debido a ello, la Organización Panamericana de la Salud urge a priorizar la prevención del suicidio. Han sido más de 18 meses de pandemia en el país.

Tan sólo en abril de este año se registraron al menos cuatro intentos de suicidio en Culiacán, y todos de personas que buscaron lanzarse de un puente hacia el río.

El primero fue durante el 6 de abril. Un hombre de 41 años detuvo su vehículo sobre la avenida Álvaro Obregón y desde el puente Hidalgo se lanzó a las aguas del río Tamazula. Labores de búsqueda se prolongaron por seis horas hasta que fue encontrado sin vida.

Sin estadística especializada

Para comenzar a solucionar el problema es preciso conocer estadísticas. Sin embargo en Sinaloa estas no son claras o son ambiguas. Esto lo consigna de igual manera el especialista Félix Rubio.

En 2019 la zona norte del estado pasó a tener el primer lugar en casos de suicidios, continuando en 2020, de forma preliminar, con el mayor número de casos, según información de la Secretaría de Salud, pero no brindan la cifra exacta de eventos.

El grupo más afectado en 2019 fue el de 15 a 29 años de edad, mientras que en 2020 es el de 45 a 59 años el que está ocupando el primer lugar. Pero sin estadística de por medio.

Al menos el 90 por ciento de las personas que atentan contra su vida tienen algún tipo de enfermedad, desde un cuadro de ansiedad, un tipo de estrés agudo o crónico, está cansando o agotando las defensas sicológicas.

Las estadísticas de mortalidad el INEGI reportan que para 2020, de un millón 069 mil 301 fallecimientos en el país, 7 mil 818 fueron por lesiones autoinfligidas, lo que representa 0.7 por ciento de las muertes y una tasa de suicidio de 6.2 por cada 100 mil habitantes, superior a la registrada en 2019 de 5.65.

En su informe preliminar presentado en julio de este año, el INEGI establece que del total de defunciones, el 92.4 por ciento se debieron a enfermedades y problemas relacionados con la salud, mientras que 7.6 por ciento fueron por causas externas, principalmente accidentes, homicidios y suicidios.

En 2020 fueron 7 mil 896 suicidios registrados en México de los cuales 121 tienen su origen en Sinaloa, entidad que se mantiene por debajo de la tasa nacional con un 3.7 por cada 100 mil habitantes.

Pero al margen de datos y cifras, el problema sigue sin tener peso en la agenda pública.

Artículo publicado el 12 de septiembre de 2021 en la edición 972 del semanario Ríodoce.