Es la entrada de plaza Fórum en Culiacán. El guardia está más preocupado por una fotografía. Pregunta para qué es. “No se pueden tomar fotos aquí”, explica al momento de tomar la temperatura en el brazo a una mujer. Luego hace lo mismo con otra e insiste en que las fotos ahí están prohibidas.
La puerta norte del centro comercial tiene un separador en medio y aun costado una larga fila de personas que buscan pagar su boleto de estacionamiento. La escena se repite en la entrada sur. Son las únicas dos que funcionan junto con las de tres cadenas de tiendas departamentales.
Adentro, la gente hace fila para ver las ofertas del Buen Fin. El cubre bocas siempre. También las aglomeraciones, aunque en algunos sitios sí se respetaba la sana distancia, la gente no va a Forum a estar separada tampoco a estar sola.
Pero el guardia insiste en las fotografías. Toma la temperatura otra vez sobre la muñeca y se le cuestiona sobre el sitio pero responde que es la misma. El filtro ha quedado automatizado.
Y es que existe la necesidad de realizar tomas de temperatura de forma rápida a mucha gente, y debido a ello los termómetros de no contacto se han convertido en los más utilizados, los infrarrojos, conocidos también como láser o de no contacto.
Estos dispositivos ofrecen eficiencia, mucha rapidez y precisión en la detección de fiebre. En las especificaciones de la mayoría de los fabricantes de los termómetros infrarrojos, la recomendación es que la medición se realice apuntando lo más paralelo posible a la frente de la persona, asegurando que la zona esté despejada, sin cabello, pañuelos, sombreros o gorros que puedan alterar el resultado de la medición.
Sin embargo la medición en prácticamente todos los lugares que la realizan, la llevan a cabo de ese modo. Tiendas departamentales, supermercados, bancos. También la utilización de tapetes. La gente a veces los usa, otros optan por sacarles la vuelta, pero es requisito impuesto por la autoridad.
Las medidas son cumplidas por los establecimientos. Al menos de manera parcial. Tal vez por eso un día disminuyen los contagios y al otro se incrementan. En gran parte de Sinaloa esa ha sido la tendencia, sobre todo en su capital.
Con la movilidad la gente parece haber perdido miedo al virus. La muestra se vive cada fin de semana, según lo consignó el Secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Óscar Guinto Marmolejo, durante la presentación del operativo especial para el Buen Fin en el municipio.
“Estamos hablando de unas 30 a 40 fiestas por cada fin de semana, a lo que acudimos y pedimos que se retiren nos dicen que sí y apagan la luz, y son al interior del domicilio desgraciadamente, y no tenemos mayor autoridad porque es en privado”, expresó.
El problema viene desde el 25 de agosto. En esa fecha, el alcalde Jesús Estrada Ferreiro anunció que los salones privados tendrían permiso de realizar fiestas y reuniones. Durante agosto Culiacán registró mil 497 contagios de Covid-19 y del 1 de septiembre al 12 de noviembre se acumulan 2 mil 870.
Y esto tiene una explicación en cifras. En la semana del 18 al 24 de octubre, Culiacán tuvo 258 nuevos contagiados del virus SARS-CoV-2 de los 614 que se reportaron en Sinaloa. La cifra se incrementó en la última semana de ese mes a 328, es decir, un 115 por ciento más casos.
La primera semana de noviembre el incremento continuó. Los casos subieron a 351 en la capital del estado de los 619 reportados en Sinaloa.
Y el incremento en realidad es mayor. La semana del 4 al 10 de octubre Culiacán acumuló 243 de los 486 casos reportados por la Secretaría de Salud del Estado y la del 11 al 18, el número bajó a 226 pero en el estado subió a 527.
Si se toma como parámetro la primera semana de octubre (del 4 al 10) con la primera de noviembre (del 1 al 7) el incremento en casos es del 144 por ciento en Culiacán.
Y para la segunda semana de este mes el crecimiento está garantizado. Con corte al 12 de noviembre, aun con dos días por contabilizar, el promedio semanal manejado por Culiacán es entre 50 y 46 nuevos casos.
Eso también se explica en la capacidad hospitalaria. Desde inicios de septiembre Sinaloa bajó su cantidad de hospitalizados por el Covid-19, sin embargo, Culiacán contiene a más del 61 por ciento de estos casos.
El corte al 31 de octubre indica que en Sinaloa existen 363 pacientes ocupando una de las más de mil 400 camas habilitadas, de las cuales Culiacán tiene ocupadas 220 de ellas con pacientes relacionados con el coronavirus.
Todos los hospitales en la capital manejando entre el 22 y el 25 por ciento de su capacidad excepto el del ISSSTE el cual se observa al 55 por ciento, que en conjunto reportan casi el 50 por ciento de las 519 camas Covid-19 disponibles.
Y a pesar de que la estadística en Sinaloa ha ido bajando desde julio más de 4 mil 500 casos, el promedio surgido en Culiacán es superior en comparación al del resto del estado.
La meseta por eso se ha vuelto a prolongar. En la mayoría de los municipios del estado la incidencia del virus ha bajado, pero la tendencia en Culiacán es lo que mantiene a Sinaloa cercano a los 100 nuevos contagios y más del 60 por ciento de ellos ocupados por la capital.
Artículo publicado el 15 de noviembre de 2020 en la edición 929 del semanario Ríodoce.