Pemex es nuestra empresa; por eso, cada mexicano debe 866 dólares

PEMEX

Pemex es de todos los mexicanos. Por eso, a cada uno de nosotros le corresponde una parte de su deuda. Son 866 dólares por cabeza. El pasivo per cápita incluye a todos los bebés y abuelitas mexicanas porque ellos y ellas también son accionistas de Pemex. Somos 127 millones de personas y nuestra empresa debe 110,000 millones de dólares.

La deuda de Pemex expresada en dólares creció relativamente poco en los 12 meses que van de septiembre del 2019 a septiembre del 2020. Era aproximadamente 106,000 millones de dólares hace un año y ahora son alrededor de 110,000 millones de billetes verdes. Algo pasa cuando hablamos de la deuda en pesos. Aquí tenemos un incremento muy fuerte, la deuda de Pemex creció 24% expresada en pesos. El que convierte no se divierte: era de 1.8 billones de pesos y ahora suma 2.3 billones. El crecimiento de la deuda tiene que ver principalmente con la depreciación del tipo de cambio. Estaba en 19.58 pesos por dólar en septiembre del 2019 y 12 meses después llegó a 21.68 pesos por dólar. El hecho es que cada uno de nosotros debe 18,110 pesos. Bebés y abuelitos incluidos.

¿Cómo explicar la deuda de Pemex? En torno a ella es importante saber cómo y por qué nuestra empresa se convirtió en la compañía petrolera más endeudada del mundo. El salto monstruoso ocurrió en los tres primeros años de la administración de Enrique Peña Nieto. En el 2013, la deuda de Pemex estaba muy cerca de los 50,000 millones de dólares. Tres años después ya rondaba en los 100,000 millones de dólares. Por organigrama, Emilio Lozoya Austin es el responsable principal de este crecimiento canceroso de los pasivos. Era el director general de la empresa en el periodo en el que la deuda se disparó. Lo peor del caso es que mientras crecían los pasivos se desplomó la producción de petróleo y también la de productos refinados. Lo que sí creció fue el robo de combustible. Por todo esto, cabe la pregunta: ¿no debería ampliarse la investigación contra Emilio Lozoya?

El desfalco por la compra de la planta chatarra de Alonso Ancira es una parte minúscula del daño que el señor Emilio N y sus cómplices le hicieron a Pemex.

¿Qué hacer con la deuda de Pemex? Encontrar y sancionar duramente a los culpables del endeudamiento de la petrolera es un acto de justicia necesario, incluso un ajuste de cuentas con el pasado inmediato, pero no resuelve el problema presente ni despeja las dudas de cara a lo que viene.

Pemex no ha mejorado en sus indicadores de eficiencia y productividad. El hecho es que la deuda de Pemex pesa cada vez más en sus estados financieros. Pemex registra una caída del 32% en sus ventas hasta septiembre del 2020. Las exportaciones siguen su tendencia a la baja, pero también disminuyen los ingresos de la empresa porque hay un desplome de las ventas en el mercado nacional.

¿Qué plan tiene esta empresa, cuyas ventas caen 32% y su deuda crece 24%? En el discurso lo tiene resuelto: culpar al pasado neoliberal. Cuando se trata de ofrecer soluciones económicas, administrativas o financieras, el plan sigue siendo echar la culpa al pasado y cambiar las reglas del juego para que Pemex vuelva a ser monopolio. No hay un plan creíble para reducir la deuda ni para hacer más eficiente la empresa. Tampoco hay una estrategia de transición energética. Una carretera que lleva a Pemex a un futuro donde los combustibles fósiles irán saliendo del escenario.

Todo esto importa porque Pemex es nuestra empresa y debe 110,000 millones de dólares. Cada uno de nosotros debe 866 dólares. Bebés y abuelitas incluidas.

Luis Miguel González

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