– El frío que de noche sientes, es por andar desperdiciada –le dice Estilos (Óscar Chávez) a Paloma (Julissa), en Los Caifanes (1967), cuando ella se queja de lo helado del clima.
– ¡Qué! –pregunta la adinerada chica, asombrada por las vecindades del Centro Histórico de la Ciudad de México.
– No, nada.
– Pensé que tú serías más audaz.
– Como dijo Pedro Infante, esas cosas de las diferencias sociales, no lo deja a uno aventarse.
– ¿Qué es lo que no te atreves a decirme…? –En vez de la respuesta de Estilos, Paloma escucha “termina en 13”, en voz del billetero que interrumpe el acalorado momento que apuntaba a terminar en una escena erótica.
Los pasos de Óscar Chávez por el cine no fueron muchos, pero sí firmes y contundentes. Alrededor de 15 títulos conforman la filmografía de uno de los grandes intérpretes y compositores de música de protesta, que falleció este 30 de abril —un día antes fue hospitalizado por síntomas relacionados con el coronavirus.
A pesar de que su fuerte era la música, al cantante mexicano de la emblemática Por ti, la nostálgica La casita y la triste La niña de Guatemala, lo dirigieron Juan Ibáñez, Luis Alcoriza, Jaime Humberto Hermosillo, René Cardona Jr., Rafael Baledón, José Díaz Morales y Emilio Gómez Muriel. Y trabajó con grandes actores y actrices de la cinematografía mexicana.
En Santa (1969), alternó con Julissa, Enrique Rocha y Julián Pastor; en El oficio más antiguo del mundo (1968), con Maricruz Olivier, Gloria Marín, Isela Vega y Fernando Luján; en El cuerpazo del delito (1970), con Silvia Pinal, Elsa Aguirre, Angélica María, Mauricio Garcés, Enrique Rambal, Roberto Cañedo y Tito Junco; en Las cadenas del mal (1970), con Fanny Cano y Lilia Prado; en Flor de durazno (1970) con David Reynoso y José Elías Moreno; en La generala (1971), con María Félix, Ignacio López Tarso, Carlos Bracho y Erick del Castillo; en María de mi corazón (1979), con Héctor Bonilla y María Rojo; y en Piedras verdes (2001), con Gabriel Retes, Blanca Sánchez y Vanessa Bauche.
Sin embargo, acompañado de Ernesto Gómez Cruz, Sergio Jiménez, Eduardo López Rojas y Carlos Monsiváis, Óscar Chávez se inmortalizó como El Estilos en Los Caifanes. En su debut cinematográfico, de donde se ganó el apodo de El caifán mayor, interpretó a ese galán de poco dinero que, con sus poéticas palabras, logró que la ricachona Paloma, con novio a un lado (Enrique Álvarez Félix), lo volteara a ver: la sedujo hasta hacer tambalear su relación con el pudiente arquitecto.
En esa cinta que implicó dificultades económicas y suspendió su filmación en varias ocasiones por problemas entre sindicatos del cine, Chávez destacó por esa maestría en conquistar a las mujeres: a Paloma le lanza miradas sugerentes, la encela cuando la ve bailando con su novio, le canta con la guitarra que le roba a un ciego, y le regala el caballo de un carrusel, mientras de fondo suena, interpretada por él mismo, “voy a llevarte fuera del mundo, fuera del mundo. Tú y yo, nosotros dos, ahora, así, aquí, fuera del mundo…”.
Indiscutiblemente, lo que más caracterizó a Chávez fue su canto de trova de protesta, de crítica social y política, de la que su discografía es enorme. Por cierto, aparece en el documental El grito (1968), cantando en Rectoría de la UNAM, donde propone una salida a las injusticias: agarrar un 30-30, el mismo número de día que se lo llevó al descanso eterno. No se pierda sus películas… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
Artículo publicado el 03 de mayo de 2020 en la edición 901 del semanario Ríodoce.