La sexualidad como dimensión fundamental del hecho de ser humano, se expresa o experimenta en forma de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, actividades, prácticas, roles y relaciones.
También sabemos que la sexualidad es el resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos o espirituales.
Los humanos buscamos el bienestar, y este no puede garantizarse si la sexualidad está problematizada. Un problema sexual aparece bajo dos circunstancias: cuando una o más de las potencialidades se expresa en forma no deseable, o cuando no permitimos que estas potencialidades se expresen.
Este contexto sirve para entender los cambios o alteraciones que puede sufrir la sexualidad en la cuarentena ya sea en la soledad o en la convivencia de pareja y familia. El encierro o resguardo domiciliario por más de una semana, puede generar cambios en la sexualidad por motivos fáciles de entender: primero, la convivencia 24/7 con la familia satura la individualidad e independencia, las personas necesitan tiempo para ellas, tiempo de convivencia y tiempo de ocio. Las parejas se ven afectadas no solo en lo erótico, también en lo afectivo.
El erotismo en los primeros días del resguardo puede ser la expresión más enriquecedora, sin embargo, al margen del riesgo reproductivo en unos casos, con el tiempo el estado emocional de una libertad “perdida” momentáneamente, afecta el estado de ánimo y la vida de relación.
Por otra parte, la socialización con la pareja y la familia se satura a tal grado que la irritabilidad puede llegar a contaminar a los más susceptibles sembrando la semilla de la discordia y el distanciamiento afectivo.
La sexualidad en los niños no tiene o sufre efectos importantes, la sexualidad de los adolescentes sí. Los adolescentes están en la década de la pulsión, el autoerotismo es la práctica más frecuente, pero el confinamiento puede afectar su intimidad y ponerlos tensos o ansiosos, incluso violentos.
Las parejas también pueden saturar sus necesidades afectivas y eróticas si no saben modular su respuesta y desempeño sexual, por eso aun en el autoresguardo deben mantener una sana distancia física y emocional, es decir, deben evitar saturar o saturarse de la presencia de su pareja y familia.
Otro tema importante en el resguardo familiar que afecta la sexualidad es la alimentación, el ocio y la falta de actividad física es una dupla tóxica, se estima que, a la vuelta de un mes, si no se tiene cuidado, cada persona aumentará su peso entre dos y cinco kilos.
La sexualidad es un tema importante cuando las personas están confinadas, simplemente recordemos lo que pasa en las cárceles, masturbación, violaciones, y violencia física puede generar tanto la represión como el exceso. Embarazos no deseados, no planeados, abortos y nacimientos inesperados, puede ser el resultado de una sexualidad recluida por cuarentena. Los problemas emocionales derivados de los afectos también, incluyendo las separaciones temporales o definitivas.
Artículo publicado el 12 de abril de 2020 en la edición 898 del semanario Ríodoce.