No nos engañemos, la amenaza duerme con nosotros

castañeda

El martes pasado el animal asomó la cabeza. Es como si viviéramos en un lago y supiéramos que hay debajo de la superficie una bestia que tarde o temprano saldrá y nos tragará a todos. Desde nuestro “Jueves Negro” estamos así. Los hechos de ese día en Culiacán nos dejaron una predisposición al pánico. El martes 3 de diciembre pasó eso, la gente entró en pánico. Por eso cerraron escuelas y negocios, se suspendieron las clases vespertinas, muchos camiones abandonaron sus rutas. Y las redes se atestaron hasta con información falsa, creando más confusión.

Esto no es gratuito. Hay un antecedente. Además, el miedo que en cosa de minutos se apoderó de miles de culichis, estaba justificado. De nuevo decenas de camionetas repletas de hombres armados circularon por las calles, sobre todo del norte de la ciudad. Eso fue real. No hubo balaceras, pero los convoyes recorrieron las calles y fueron registrados por el C4. Allí mismo, en el bunker de la Secretaría de Seguridad Pública, el personal administrativo recibió la orden de abandonar el edificio, porque tenían temor de recibir un ataque. “Tómense la tarde”, les dijeron a los empleados. Y solo se quedaron los encargados del sistema y personal armado.

El gobierno no hizo las cosas mal. Reaccionó como, creo, debía hacerlo. Por un lado sacó sus fuerzas armadas a la calle con el fin de disuadir cualquier situación, como al parecer lo logró. Ante su presencia, los comandos se replegaron hacia la zona de Tepuche algunos y hacia Mojolo y Jesús María otros. Uno de los grupos pertenece a las fuerzas de Ismael Zambada; el otro a los hijos de Joaquín Guzmán.

La otra parte también le funcionó al gobierno; llamó a la calma, desacreditó rumores y noticias falsas, pero ellos sabían que la amenaza de un enfrentamiento estaba latente, por eso salieron avituallados —allí está la imagen del secretario de Seguridad Pública, Cristóbal Castañeda, hasta con casco táctico.

¿Qué ocurrió? Que por alguna razón todavía no clara, se pelearon y quieren dirimir sus diferencias con plomo. Como ha sucedido otras veces. Ya en el pasado se dieron enfrentamientos entre la gente del Chapo Guzmán y la del Mayo. El 22 de febrero de 2012 fueron asesinados cinco miembros de Los Ántrax, un cuerpo de seguridad del Mayo. Entre los muertos estuvo Roque Landeros, el Roque y se salvó en este ataque Melesio Beltrán Medina, el Mele, quien sería asesinado en mayo de 2014. Todo esto en pugnas entre sicarios del Chapo y sicarios del Mayo, aunque entre los dos líderes existiera una excelente relación.

Más atrás, las diferencias que tenía el Chapo Guzmán con los Carrillo Fuentes las enfrentó ordenando el crimen de Rodolfo Carrillo, el Niño de oro. Y cuando lo hicieron, el 11 de septiembre de 2004, también mataron a su esposa, Giovanna Quevedo.

El Cártel de Sinaloa no es una organización homogénea, la conforman varias familias. Pueden ser eventualmente socios en algunos negocios, amigos, compadres —también se cuidan la espalda—, pero cada quién tiene sus ejércitos. Sobre todo estas dos, las familias más poderosas. Por eso cualquier conflicto debiera resolverse de otro modo, no con las armas. Porque en una guerra se van muchos de ellos pero también mucha gente inocente. Ahí está, como ejemplo, la que libraron éstos con los hermanos Beltrán Leyva a partir de que en 2008 detienen a el Mochomo. Empezó en Culiacán y se extendió por todo el país, a Jalisco, a Guerrero, al Golfo, a Sonora…

En esta guerra, Arturo Beltrán decidió aliarse con los Zetas. Y de pronto nos enterábamos que querían entrar por Durango, desde Nayarit y hasta por mar. Fue brutal el impacto. Los Zetas están diezmados ahora pero hay cárteles muy poderosos, como el de Jalisco Nueva Generación. No me lo imagino aliado de una de estas dos fuerzas si esto no se detiene.

Que nadie critique la reacción de la gente ante esta amenaza. Está justificada. Lo que hay que condenar es la proliferación de notas falsas. Y la reproducción que hacen algunos medios de estas notas. En momentos así se exige responsabilidad al máximo. No sobra pedirle responsabilidad y mesura a los usuarios de las redes sociales, que se convierten cada uno en un medio. Pero sabemos que eso es incontrolable. Ni modo.

Bola y cadena
LO QUE TODOS, SOCIEDAD Y GOBIERNO ya no debemos desestimar, es que el monstruo está allí, agazapado, como debajo de la tierra; y que más tarde o más temprano, por conflictos internos o por acciones del gobierno como la fallida operación para detener a Ovidio Guzmán López, saldrá echando fuego por el hocico y nos aplastará a muchos. Se dejó crecer demasiado, la corrupción de por medio. Y ahora será mucho más difícil combatirlo, ya no digamos eliminarlo, porque eso ya no se puede.

Sentido contrario
EL VIERNES POR LA NOCHE nos cenamos la noticia de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, finalmente decidió suspender la designación de los cárteles mexicanos de la droga como terroristas. Por lo pronto, Trump logró su objetivo: sentar a la mesa al gobierno mexicano, para discutir acciones conjuntas contra el narcotráfico. ¿Soberanía? “Sí, Chuy”.

Humo negro
LA ESCUELA DE HISTORIA Y la Universidad Autónoma de Sinaloa deben sentirse muy orgullosas de haber tenido como invitado a Claudio Lomnitz, doctor en antropología, autor de obras como Nuestra América y El regreso del camarada Ricardo Flores Magón, una de las más completas y fascinantes biografías de este protagonista central de la Revolución Mexicana. Enhorabuena.

Columna publicada el 8 de diciembre de 2019 en la edición 880 del semanario Ríodoce.

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