La última esperanza de Joaquín Guzmán Loera por revertir el veredicto de culpabilidad por tráfico de drogas y delincuencia organizada, se desvaneció por completo el miércoles pasado, luego que un juez federal del Distrito Este de Brooklyn negara su petición para la realización de un nuevo juicio.

Fue tan contundente la decisión del juez Brian Cogan que ni siquiera aprobó la audiencia judicial para determinar si, efectivamente hubo omisiones por parte del jurado durante el juicio, y la corte determinó el caso cerrado, por lo que ahora sólo resta esperar su sentencia, programada para el próximo 17 de Julio.

“Había una montaña de evidencias en su contra y aún con un nuevo juicio, cualquier jurado iba a encontrar culpable al acusado basado sólo en la evidencia tan abrumadora que había en su contra”, señaló el Juez Cogan, en el memorándum de negación para un nuevo juicio.

La negativa provocó una lluvia de críticas por parte de familiares del capo, lo mismo que la defensa, que acusaron de “parcial” el proceso judicial, aunque dijeron esperar que en entidades superiores como la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos haya una mayor imparcialidad.

Un sobrino de Guzmán Loera, quien solicitó no revelar su identidad, dijo no sentirse extrañado de la decisión del juez, porque era obvio que Estados Unidos quería castigar al Chapo antes que hacer valer la justicia.

“El gobierno la agarró directamente contra el Tío por todo lo que se decía de él en las noticias, pero la verdad es que aquí en Culiacán hay gente, tan o más poderosa que el Chapo y nadie los toca nunca ni les dicen nada”, dijo el familiar, quien es originario de un pueblo cercano a La Tuna, donde nació el capo.

Jeffrey Litchman, abogado del narcotraficante dijo en un comunicado enviado a este semanario que la decisión del juez vino a demostrar que el juicio “fue una inquisición en vez de un ejercicio de la verdadera justicia americana, pues fue obvio que la falta de conducta por un miembro del jurado fue barrida bajo la alfombra por la corte y por el propio gobierno”.

“No se aplicó ni justicia ni imparcialidad sino que todo fue un circo”, dijo Litchman.

Apenas un mes antes, el juez Cogan ya había aplicado otro revés al Chapo Guzmán, luego de negarle una petición para estar en condiciones más humanas en prisión, donde no sólo no le permiten dormir bien por el ruido que llega a su celda a través de los ductos del aire, sino que tiene un foco con luz brillante que cae directamente sobre su rostro las 24 horas del día, además de solicitarle hacer un poco de ejercicio.

El argumento de Cogan fue que la petición de Guzmán Loera obedecía  un plan maestro para escaparse de prisión, y que por tal motivo no podía concederle su petición. A pesar del rechazo, los abogados mantuvieron viva la esperanza de un nuevo juicio, hasta que Cogan anunció su negativa definitiva.

Michael Lambert, otro de los abogados del Chapo, calificó la decisión del juez “lógicamente absurda”, pues eran evidentes las faltas del jurado, pero era todavía peor que el juez no aprobara una audiencia para determinar si realmente hubo alguna mala conducta por parte de los miembros del jurado.

Los fiscales del caso, por su parte, defendieron la decisión del juez al señalar que las pruebas contra Guzmán Loera eran abrumadoras, y que por consiguiente no influyó la exposición de los medios al veredicto donde se encontró culpable al acusado.

Joaquín Guzmán Loera, de 62 años, fue encontrado culpable el pasado 12 de febrero en los diez cargos que enfrentaba, pero tras una publicación hecha por Vice News, en donde se afirmaba que uno de los miembros del jurado habían visto noticias y comentado sobre lo que ocurría en las redes sociales, los abogados señalaron que se habían violado los derechos de Guzmán Loera, y que eso ameritaba un nuevo juicio.

La negativa del Juez pone fin al dilema sobre si debe ser enjuiciado de nuevo o no, y lo que resta ahora es que se emita la sentencia.

Artículo publicado el 7 de julio de 2019 en la edición 858 del semanario Ríodoce.