Con apenas un  diseño hecho en computadora de cómo sería el mirador y un cálculo aproximado de inversión, el 13 de junio el alcalde Luis Guillermo Benítez Torres reveló cuál sería el proyecto ícono de su gestión.

Se trata de un mirador con ciclovía con el que se pretende rodear el inmueble del Valentino’s.

Hace casi un mes el alcalde informó que la remodelación de la avenida Rafael Buelna sería integral con inversión de los gobiernos del municipio y el estado.

Según declaró, fue durante una reunión con el Gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, que ambos acordaron los montos estimados de inversión y un anteproyecto de la obra.

Benítez Torres estimó que la obra ícono de la administración que él encabeza costaría entre 100 y 120 millones de pesos.

“Hablamos de que él pone 60 ó 70 millones de pesos y yo pongo 40 ó 50”, calculó. Días después precisó que costará 120 millones de pesos y que la Comuna no podrá aportar más de 50, por lo que la inversión del estado será determinante.

Y será hasta finales de este año que se incluya en el presupuesto que se ejercerá en el 2020.

“Vamos a hacer una avenida incluyente para todas las discapacidades (…) algo que le gustó mucho al Gobernador (…) es la ciclovía que viene del Monumento al Pescador hacia Valentinos la construiríamos por atrás de Valentinos, con una saliente de 80 metros, con una glorieta que le daría una visión increíble a Mazatlán y favorecería mucho al turismo”, expuso.

Y al día de hoy es lo único que se conoce del proyecto, pues en entrevista con el director de Obras Públicas, Juan de Dios Garay Velázquez, dijo que se está socializando el diseño, éste es inamovible y sólo será modificado para hacerle mejoras a la propuesta original.

En el Plan Municipal de Desarrollo no está incluido, solo se indica que una de las metas es modernizar la Avenida Rafael Buelna, para darle mayor atractivo y ser incluyente con personas con discapacidades. Este proyecto consta en total de 1.3 kilómetros.

Piden especialistas consulta pública de proyecto icónico

Joel Bojórquez Sauceda, profesor investigador de la Facultad de Ciencias del Mar consideró necesario que se haga una consulta pública como lo marca el procedimiento de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, antes de autorizar el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA).

“Más allá de los impactos, lo que vemos es que el municipio sigue teniendo una visión desarrollista de Mazatlán, y ésta tiene por vocación la negación en la parte ambiental; para ellos es secundario, porque primero está la imagen y el desarrollo, cuando mucho ven lo ambiental como una política local”, indicó.

Mazatlán sigue planificando todas las obras en función de atraer turistas.

“No sabemos qué impacto va a tener en el desarrollo de Mazatlán porque ni siquiera conocemos la capacidad de carga de la ciudad, ¿cuántos turistas aguanta Mazatlán? Ahí está San Miguel de Allende, tiene un problema porque no pude regular el flujo de turistas, es inviable ir porque rebasaron su capacidad de carga, ¿Cuál es la de Mazatlán?”, cuestionó.

“Tiene que haber un ente intersectorial; tenemos una oficina de turismo federal, estatal y una municipal, pero no un ente que pueda ordenar y articular sus acciones, solamente lo turístico, aparte está Planeación Urbana, territorial, ordenamiento ambiental menos las hay, no existen instancias de gobernanza que nos permitan planificar el futuro del puerto”, expuso.

Sin embargo existen indicadores, un alumno de la maestría de Gestión de Zonas Costeras hizo encuestas de satisfacción y encontró que el índice saturación en la playa está rebasado, dijo.

“Más del 50 por ciento de los turistas sienten que están en un espacio hacinado y es un indicativo de que ya se está rebasando la capacidad; otra: ¿a qué hora podemos circular por la Avenida del Mar de manera tranquila? No hay fluidez”, señaló.

El mirador puede ser una obra que le dé una imagen de modernidad de estética urbana al malecón, pero se debe empezar por lo primero: ¿Cuál va a ser el impacto ambiental que va a tener?, cuestionó, aparentemente se trata de unos cuantos pilotes, no se puede decir que es viable o no porque no se cuenta con estudio de impacto ambiental.

No se puede rechazar a ultranza la obra y decir ‘ahí está el caracol púrpura y está en la Norma Oficial Mexicana 059’; “mientras no tengamos esos instrumentos de planeación ambiental, no podemos decir nada sobre la viabilidad o inviabilidad de una obra”.

Un MIA indicaría si existe ese tipo de fauna al pie del Valentinos, porque ahí lo había hace 25 años, por lo que habría qué verificar si todavía está una población ahí y en qué condiciones está, si hay otras poblaciones que estén en la NOM059.

En caso de que exista esa población de caracol púrpura y el promovente de la obra decida reubicarlos, no será tan fácil “sembrar” una población donde exista otra porque se alteraría su ecosistema.

El especialista consideró que durante años los gobiernos han abusado en la creación de infraestructura turística sin pensar en los mazatlecos ni en la naturaleza y las obras más evidentes son las del malecón, escolleras y lo permisivo que han sido en autorizar a los hoteleros para que coloquen infraestructura en la playa, basándose solo en su espacio y sin considerar el total activo.

Indicó que al no existir un estudio de la dinámica del litoral completo, que permita definir qué tipo de infraestructura es viable, se deberá tener cuidado.

“Lo que sí tenemos es que la totalidad de las playas de Mazatlán tienes procesos de erosión, unos más graves que otros, pero todas tienen  proceso de erosión, eso significa que estamos acabando con nuestro principal capital natural  y todo eso se hace sin consulta alguna, la sociedad no hemos podido participar en los procesos de decisión y ya es hora de que lo hagamos”, aseguró.

Artículo publicado el 7 de julio de 2019 en la edición 858 del semanario Ríodoce.