Fue una decisión política, no moral, la de rechazar por ahora la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Un juego de fuerzas en el que, al final, venció una visión retrógrada frente a los avances del mundo contra la discriminación. La lucha por los derechos de las minorías se ha estado abriendo paso en las últimas dos décadas con acelerado éxito a pesar de que en el congreso de Sinaloa ahora fue vencida.
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Están sentadas las bases jurídicas y sociales para que esta legalización se dé, pero la política es así. Todas las convenciones internacionales y que México ha suscrito, están a favor de la iniciativa que esta semana fue rechazada. Todas. Los avances del tema en la Unión Europea, por ejemplo, son sorprendentes. No ocurre lo mismo en Asia ni en los países de la Europa del Este —muchos de ellos que integraron en su momento el bloque socialista—, sobre todo por la ideología marxista que predominaba en ellos. Cuba, todavía socialista y que a partir del triunfo de la revolución en 1960 desplegó medidas fuertemente discriminatorias contra los homosexuales en nombre del “hombre nuevo”, se ha estado abriendo al respeto a la diversidad sexual. Apenas en abril pasado el tema fue votado en un referéndum y aunque se pensaba que obtendría la mayoría, no logró los votos necesarios, aunque con escaso margen. Sin embargo, los avances en la materia son indudables. Estados Unidos y Canadá se han sumado al matrimonio igualitario a través de sus leyes federales y también varios países de América Latina. En México los avances también son indudables pues al menos en 20 entidades el tema ha sido aprobado por los congresos locales.
Todavía no entiendo qué gana una bancada legislativa como la priista –compuesta de ocho diputados—al votar en contra, mucho menos cuando personeros de ese partido, a nivel nacional pero también estatal, —uno de ellos es el actual dirigente del PRI, Jesús Valdés— se han pronunciado en contra de la discriminación. Puedo comprender a los panistas, “mochos” han sido toda la vida y ellos estarían en condiciones de capitalizar sus campañas en contra de la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo, porque han sembrado para ese mercado político-electoral. Algunos de estos panistas acudieron al congreso y estuvieron codo con codo con los feligreses que se oponían a modificar la constitución.
Muy lejos están los tiempos en que los españoles que nos conquistaron con un arcabuz en una mano y una biblia en la otra, echaban a los indios homosexuales a los perros carniceros para que los devoraran porque eran “antinaturales”. Pero las mismas concepciones están siendo esgrimidas ahora, 500 años después, para oponerse a la no discriminación. Sinaloa fuera otro estado si con la misma enjundia nuestros diputados panistas y priistas se hubieran opuesto al lavado de dinero, a la inmensa corrupción de nuestras policías y nuestros gobernantes, a la histórica complicidad de los políticos con el narcotráfico; si con la misma convicción se hubieran preocupado por combatir, legislando, la desigualdad y la pobreza en que viven cientos de miles de sinaloenses.
Los panistas seguramente sintieron que habían ganado la guerra contra esa “rara” comunidad que exige respeto y derechos, aunque ésta haya sido solamente una batalla. Pero no puedo imaginar el sentimiento de los diputados priistas, un partido de raíces revolucionarias y que ahora se ha convertido en una pantomima defensora de un arcaico conservadurismo. Qué bueno, celebro ahora, el lugar en que ha sido ubicado, después de tantas décadas, por una sociedad que realmente, por diversos caminos, está buscando cambios reales.
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Como contraparte, el papel de Morena sigue siendo muy cuestionable: no basta con que desde la bancada morenista se lancen las más avanzadas iniciativas. Se necesita en los diputados la convicción de que llegaron para operar cambios, no para sumarse a una oposición retrógrada y a un partido que fue echado del poder a fuerza de votos.
Bola y cadena
AL CIERRE DE ESTA EDICIÓN SE HIZO EL ANUNCIO: los seis diputados de Morena que votaron en contra de permitir los matrimonios igualitarios renunciaron a la bancada de su partido. Ya se había anunciado que el Consejo Nacional de Vigilancia del partido había iniciado una investigación en su contra y decidieron cortar por lo sano. Esto significa un fuerte golpe a la capacidad operativa del grupo mayoritario y pone en riesgo sus planes legislativos.
Sentido contrario
POR CIERTO ¿QUÉ HACE UN CAMIÓN OFICIAL DE la Secretaría de Educación Pública y Cultura acarreando gente para oponerse a las reformas? ¿Tiene que ver el hecho con que al frente de la SEPyC esté Juan Alfonso Mejía, otro panista?
Humo negro
EL PRESIDENTE LÓPEZ OBRADOR NO SE CANSA de pelearse con la prensa. Durante meses fue buscado por el Comité Para la Protección de Periodistas con el fin de invitarlo a que participara en la Cumbre sobre la Libertad de Prensa que llevó a cabo la semana pasada en Ciudad de México. Ni siquiera contestó las invitaciones y luego se sabría por qué. Justo cuando la Cumbre terminó, durante su conferencia mañanera del jueves, el presidente se quejó de que… ahora los periodistas hacen foros para decir que el presidente ataca a la prensa. Pues sí, sí lo hace con mucha frecuencia, pero eso, aunque es un problema serio, hay otros que se le querían plantear, entre ellos que las instituciones que él preside no están siendo eficaces para combatir las agresiones y los asesinatos de periodistas y que estas agresiones y asesinatos no están siendo castigados. Pero él prefiere que los periodistas vayan a las mañaneras, donde se siente más cómodo, como a un Papa que le gusta sentarse para que los feligreses vayan y le besen el anillo.
Columna publicada el 23 de junio de 2019 en la edición 856 del semanario Ríodoce.
