Girl

A pesar de que experimenta situaciones de agresión por parte de algunas compañeras de la escuela y que su hermano menor la hace cuestionarse acerca de quién es en realidad, Lara (Víctor Polster) recibe más apoyo que rechazo en su proceso de ser y hacer lo que más desea, sobre todo de su papá (Arieh Worthalter), quien siempre está dispuesto a escucharla y provocar que se sienta a gusto.

A sus 16 años, el gran problema de Lara es que nació como un chico y anhela con todas sus fuerzas conseguir algo que, comúnmente, los varones no buscan: ser bailarina de ballet, por lo que comienza un proceso de transición para cambiar su cuerpo, el cual no se adapta a la manera en cómo él se identifica como persona ni a lo que requiere en el baile.

Una posible constante en el cine de Lukas Dhont, al menos en los cortometrajes Corps perdu (2012), Huid van Glas (2012) y L’Infini (2014) —los dos primeros disponibles en YouTube y el tercero en Vimeo—, es que podrían catalogarse de intimistas. Las historias abordan un aspecto muy personal de los protagonistas, que generalmente no comparten con otras personas. El relato, comúnmente se expresa de lo que los personajes sienten y reflexionan a solas, en la privacidad, ya sea de una habitación, de lo que se dice en un escrito o de la parte trasera del coche en el que se viaja.

En el caso de Girl (Bélgica/2018), su primer largometraje, que además escribió junto a Angelo Tijssens a partir de una idea que le surgió al leer una nota en el periódico en el 2009, si bien el personaje principal no es alguien aislado socialmente, sino que convive con su familia, sus compañeros de escuela y de clases de baile, su mayor preocupación, su más grande anhelo y todo lo que implica conseguirlo, lo experimenta sola. Lara está poco dispuesta a expresar lo complicado de que sus pies no sean los más adecuados para el ballet, y lo doloroso de que le sangren al terminar las rutinas.

El chico en proceso de hacer su transición a mujer tampoco dice la frustración e impotencia que conlleva el tener que esconder esa parte de su cuerpo que considera no le pertenece, a pesar del riesgo que corre y de la incomodidad que le causa cada vez que requiere hacer sus necesidades fisiológicas; ni tampoco el coraje que le provocan las palabras de su entrenadora, al hacerle saber que necesita esforzarse más.

Uno de los aspectos que le añaden valor a la cinta es la actuación de Víctor Polster, quien logra transmitir de manera natural y convincente el complicado camino que recorre en función de lograr su objetivo: sus reacciones, gestos, miradas y palabras transmiten magistralmente sus emociones y sentimientos, lo que le valió la nominación como mejor actor a los Premios del Cine Europeo, y que ganara en esa categoría en el Festival de Cannes de este año.

Otra ventaja de Girl, más allá de que se trata de una muy bien lograda actuación, es el papel que asume Arieh Worthalter como el papá de Lara. Es por demás gratificante y alentador que su discurso y acciones sean de completa aceptación en ese inusual deseo de su hija, aun cuando no comprende del todo la situación, no sabe exactamente cómo comportarse, pero la respeta en todos los sentidos, lo cual es muy necesario para quienes pasan algo similar. Véala en Netflix… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 28 de abril de 2019 en la edición 848 del semanario Ríodoce.

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