Ni una banqueta ni un Centro Planeado

Ni una banqueta ni un Centro Planeado


Dos proyectos de distintos tamaños se detuvieron simultáneamente por el gobierno. Uno es de miles de millones de pesos, con visión de largo plazo; el otro apenas de unos cientos de miles, y unas semanas de trabajo. Funcionan para explicar las erratas constantes en que se incurre en los proyectos públicos. En ambos casos los ciudadanos quedan atrapados sin concluir si la decisión de la obra fue la correcta, o detenerla y corregir es lo adecuado.

Se trata de la ampliación de una banqueta en el acceso principal a la primaria Ángel Flores de Culiacán, y el Centro Integralmente Planeado —CIP— en Teacapán, Escuinapa. Nada tiene que ver uno con el otro, y lo peor que no son la rareza en el ejercicio público, sino una terrible y constante carga a los presupuestos.

Las decisiones desde el poder tienen consecuencias siempre, algunas cuestan millones de pesos, y otras vidas: como la fallida construcción del Paso Express en Cuernavaca, Morelos, donde un socavón se tragó en julio de 2017 la vida de padre e hijo apenas unos días después de la inauguración del tramo. Los ciudadanos carecemos de instrumentos suficientes para que la autoridad rinda cuentas de sus decisiones.

La banqueta de la primaria Ángel Flores es una obra en conjunto del Ayuntamiento de Culiacán con una organización civil. Se proyectó ampliar la banqueta del acceso principal y colocar topes en la avenida Obregón —la de más tráfico en la ciudad—, además de árboles y señalización. El propio Alcalde de la capital, Jesús Estrada, tomó el martillo demoledor para abrir el pavimento, con el dibujo de la maqueta frente a él. Semanas después, casi concluida la obra, decide detenerla y cancelarla.

El Centro Integralmente Planeado –CIP Teacapán-, después llamado Playa Espíritu, surgió como el gran proyecto turístico del sexenio federal del panista Felipe Calderón. En 2008 se anunció el cierre del trato, con la compra de más de 2 mil hectáreas al exgobernador de Sinaloa, Antonio Toledo Corro. Terrenos a la orilla del Océano Pacífico con majestuosos cocotales. Fonatur se encargaría del proyecto macro, el trazado de calles y lotificaciones para la venta. Una década después el megadesarrollo seguía básicamente igual y el siguiente Presidente —Enrique Peña— solo se acercó a la Isla de la Piedra, en Mazatlán, a jugar golf. Este gobierno federal dice que siempre no, que el CIP fue una transa, dijo López Obrador, y que ahora buscarán recuperar al menos lo invertido vendiendo los terrenos.

¿Qué pasó entonces con los proyectos y planeación de la banqueta y del Centro Integralmente Planeado? ¿Hubo errores deliberados, se equivocaron, engañaron? ¿Nadie los revisó y solo los autorizaron sin ver lo que se firmaba?

El país cumple una pesada penitencia por pecados ajenos. Hasta ahora nada lo redime de un pasado donde los errores se pagan muy caro. Y lo que es peor, no hay garantía de que las nuevas acciones emprendidas desde el poder tengan un destino distinto a muchas del pasado.

Que el Presidente Municipal de Culiacán diga que se equivocó, sin más, no resuelve el gasto y el dinero tirado. Que el Presidente de México diga que hubo “transa” y sin más advierta que van a vender todo, no es garantía que aquel proyecto tenía futuro.

En conclusión: es inadmisible solo dejar pasar y dejar hacer. El gobierno, hombres y mujeres con poderes de decisión, fallan en una banqueta y en un Centro Planeado, fallan en lo pequeño y en lo monumental. Y alguien paga siempre por esos errores, pero nunca quienes los cometieron.

Margen de error
(Muera el CIP) Ahora lo que ocurrirá con el CIP Teacapán es que muchos de quienes antes estuvieron promoviendo el proyecto pasarán a ser detractores. Si desde la Presidencia se quiere borrar el desarrollo, veremos si aparece algún defensor. Seguramente nadie se atreverá.

El punto no es si es defendible o no Playa Espíritu, sino por qué desde hace años cuando se anunció y mientras recibía recursos públicos, los ahora detractores guardaron silencio.

El otro mal de México, aparejado con el de los errores provocados o involuntarios desde el poder, es el temor ciudadano a oponerse.

Mirilla
(Violencia) En 2018 fueron asesinadas en México diez mujeres por día, en promedio. Fueron 3 mil 616 asesinatos en total, según el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública. En 2017 los asesinatos de mujeres habían roto todos los records: 4 mil 430 según el INEGI.

La violencia contra las mujeres va en un aumento mucho mayor a otros indicadores relacionados con la paridad de género, como la igualdad de oportunidades en los trabajos o las remuneraciones en ellos.

Los incrementos exponenciales en los índices de homicidios en México en la última década, muestran un incremento todavía mayor cuando se trata de mujeres. La brecha se reduce donde menos se espera.

Los asesinatos contra mujeres son apenas la muestra de otras muchas formas de violencia de género que prevalecen en una cultura tradicional y machista como la mexicana. Donde todavía se discute sobre el aborto o el derecho a decidir en su propio cuerpo.

Lo mismo sucede en lo que se refiere a desapariciones. Tampoco se trata de un asunto exclusivo de hombres, también los indicadores en las mujeres están explosivamente altos. De acuerdo a la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos alcanza nueve mil mujeres con reporte de desaparecidas en este momento.

Insuficiente un solo día para abarcar el tema de género. Menos que se resuelva con un desayuno masivo (PUNTO)

Columna publicada el 10 de marzo de 2019 en la edición 841 del semanario Ríodoce.

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