Marca su regreso el actor y director Clint Eastwood con la cinta ‘La mula’

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El actor, director y productor californiano Clint Eastwood está de regreso con La mula (The Mule/EU/2018), en la que de nuevo se ubica tanto frente como detrás de la cámara para desarrollar una trama en la que lo mismo ofrece lecciones de moralidad, que de cómo ser indecente.

A sus más de ochenta años, Earl (Eastwood) solo vive para dedicarse a sus plantas: estuvo casado 10 años con Mary (Dianne Wiest), por lo que poco convivió con su hija Iris (Alison Eastwood). Ahora que está en bancarrota, le ofrecen ganar dinero solo por manejar. Al principio desconoce mucho del trabajo que hace, pero ve en él la oportunidad de reivindicarse con su familia. Sin embargo, el equipo de la DEA a cargo de Colin Bates (Bradley Cooper) tiene un plan que puede truncar las intenciones del floricultor.

La película, escrita por Nick Schenk, basado en la historia real de Leo Sharp, el veterano de guerra que a sus ochenta años trabajó para el Cártel de Sinaloa, acierta en mostrar un aspecto que no es tan frecuente en las historias del tráfico de drogas: si bien entre los implicados de ese grupo delictivo hay mexicanos, la atención se centra en un estadounidense de la tercera edad, como el más buscado de las “mulas” por parte de las autoridades.

Bien dice el dicho: “más sabe el diablo por viejo…”, y en buena medida es lo que Clint Eastwood demuestra en su más reciente película, en la que, frente a la pantalla, no nada más ofrece lecciones de mecánica, de los mejores caminos para viajar, de conducir, de cómo evadir a los policías, de disfrutar la vida, del cultivo de las plantas y de cómo no perder el tiempo en los teléfonos celulares, sino que, como director, también instruye por esa manera de llevar la historia tan ágilmente y dar una que otra sorpresa  —si al principio se hacían expectativas de cómo terminaría todo, en la resolución se impone la moralidad de Earl para expiar sus culpas, en una decente vuelta de tuerca.

Es evidente que el personaje de Eastwood, con más de ochenta años, está acostumbrado a una forma de proceder que ya no encaja en la actualidad —ni siquiera sabe mandar mensajes por teléfono—, de ahí que su camioneta sea muy vieja, pero muy buena, y que siga usando el termino nigger para referirse a los afroamericanos. Sin embargo, demuestra que no está en contra de adaptarse a lo nuevo, por lo que, con sus buenos ingresos, no les es difícil comprar una camioneta de modelo reciente ni rechazar a un grupo de lesbianas con las que se topa en uno de sus viajes.

En La mula se puede apreciar lo sencillo que es involucrarse en el mundo del tráfico de las drogas, pero también lo complicado que es salir de él. La intención del protagonista es llevar un solo encargo para cooperar con la boda de su nieta (Taissa Farmiga), ya que no hizo nada por su hija, pero una cosa lleva a la otra y, entre un viaje y otro, Earl acumula muchos más kilómetros de los que había contemplado.

Aunque no se trata de lo mejor de este director y desaprovecha la presencia de Michael Peña, La mula es entretenida, emotiva, cómica y el personaje de Eastwood es muy carismático, y eso hace que valga la pena. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 3 de febrero de 2019 en la edición 836 del semanario Ríodoce.

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