Mientras el show mediático del juicio del siglo —con comillas de burla— se despliega en el ombligo del mundo, Nueva York, la estela de violencia, sangre y muerte del negocio de las drogas sigue brotando en México como el pus de una herida infectada. El mismo día del inicio del juicio se abrió la plataforma www.adondevanlosdesaparecidos.org, como un proyecto periodístico colaborativo donde Ríodoce está incluido. Los reporteros Alejandra Guillén, Mago Torres y Marcela Turati desentierran los datos que se han perdido en dos sexenios de la guerra contra las drogas y armaron un mapa de terror.
México es el país de las dos mil fosas. México todo es una multiplicación de agujeros. Cada dos días se detecta una fosa, en promedio. Uno de cada siete municipios tiene fosas. En ellas la desatada violencia fue enterrando a los desaparecidos. El mapa que armaron los periodistas es la más grande investigación hasta ahora realizada sobre las desapariciones de la violencia en el país. Abarca de 2006 a 2016 y se basa solo en datos oficiales de las fiscalías estatales, aun cuando a veces no coincidan con otras fuentes o que discrepen de otras bases de datos.
Los números, que siempre son fríos en esta investigación, se vuelven estremecedores: 2 mil 884 cuerpos han desenterrado en esas 1 mil 978 fosas. También 324 cráneos, 217 osamentas, 799 restos óseos y miles de fragmentos de hueso. De entre la tierra, sin embargo, solo han logrado identificar 1 mil 738 víctimas. Muy lejos todavía del número de cadáveres encontrados, ni se diga de los otros restos que vuelven imposible cuantificar a cuántas víctimas pertenecen.
Y dentro de todo este país de fosas, destacan todavía con mayor crueldad tres sitios de la muerte: Colinas de Santa Fe, Veracruz, donde se encontraron 290 cráneos y 22 mil 79 restos óseos; San Fernando, Tamaulipas, con 139 fosas y 190 cuerpos; y Durango, con 460 cuerpos en 12 fosas.
Sinaloa está en el quinto lugar nacional por el número de fosas: 139 con 176 cuerpos. Pero más de la mitad de esas fosas se encontraron en el municipio de Ahome, que aparece como tercero de todo el país por sus 65 fosas y 75 cuerpos. Ahome es la tragedia local, de 2011 a 2016 brotaron las fosas a ritmo de más de una por mes.
Las fosas y los picos de violencia en cada región están íntimamente relacionados. Los puntos marcados en el mapa con hallazgos de fosas tuvieron su espiral de violencia y después fueron brotando los entierros clandestinos.
En esta historia las fiscalías locales, sin excepción, lucen como un espectador. Los hallazgos de esas fosas corresponden a centenares de familiares de las víctimas que incansablemente se han dedicado por una década a buscar a sus desaparecidos y hacerse esa pregunta: a dónde van los desaparecidos. Que ahora es posible responder, al menos en parte, con esta base de datos.
Margen de error
(Carta de Nueva York) Mientras tanto en Nueva York… Continua el show, porque así conviene al sistema. En el país que concentra el mayor mercado de las drogas, el juicio del Chapo enfoca todos los dichos al país de origen. Las declaraciones de testigos hasta ahora hablan de la corrupción, pero solo la que existe de este lado de la frontera.
A Joaquín Guzmán —y a sus socios de otro momento, los Zambada o Dámaso López— los están juzgando cortes de los Estados Unidos pero el enfoque es siempre al país de origen, a la violencia allá, a la corrupción y a las rutas desde allá. Y aunque constantemente se habla de la importación ilegal de drogas, casi nunca salpica al país destino.
Los estadounidenses juzgan a otros, a sí mismos nunca. Los tratos también los hacen ellos, la información se queda allá y el dinero también.
Primera cita
(Del Paso) Murió el escritor Fernando del Paso, autor de pocos libros pero que abarcan por completo a México. Hace dos años recibió el Premio Cervantes y se lamentaba de tener que criticar a su país: “Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, lo abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo. Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza. Pues bien, me trago esa vergüenza y aprovecho este foro internacional para denunciar a los cuatro vientos…”
Deatrasalante
(Los Informes) Es clásica la imagen del Presidente de México desfilando en un coche descubierto con una lluvia de confeti siguiendo su trayectoria a la Cámara de diputados a rendir su informe de gobierno. Las bocinas en lugares públicos dando seguimiento al acontecimiento que los medios de la época cubrían por horas enteras. Es el 1 de septiembre, de cualquier año del siglo pasado.
En Sinaloa era muy parecido los 15 de noviembre de cada año. Sin confeti, quizás, pero sí con aplausos hasta el cansancio. Antonio Toledo Corro, por ejemplo, tomó protesta en el desaparecido Cine Diana —hoy Hotel San Marcos— y ahí mismo por seis años siguió recibiendo aplausos al por mayor cada 15 de noviembre.
La pluralidad desapareció aquel formato, se le hizo pesado al Ejecutivo, federal o local, acudir a recibir críticas y reproches a la cámara y mejor desapareció el informe. Ahora no hay nada, ni se rinden cuentas ni se dan aplausos (PUNTO)
Columna publicada el 18 de noviembre de 2018 en la edición 825 del semanario Ríodoce.
