Hotel Transylvania 3: Monstruos de vacaciones

Una de las cintas más esperadas de este verano es Hotel Transylvania 3: Monstruos de vacaciones (Hotel Transylvania 3: Summer Vacation/EU/2018), dirigida por Genndy Tartakovsky y escrita por él junto a Michael Mccullers, la cual, si bien menciona en el título el escenario más importante donde se han desarrollado las otras historias (en 2012 y 2015), por extraño que parezca, en esta ocasión lo que menos se ve es el hotel, porque toda la comunidad de monstruos se va de vacaciones a otro lugar.

Como Drac se ha dedicado mucho tiempo a trabajar, su hija Mavis considera que necesita un descanso, por lo que contrata los servicios de un crucero que parte desde el Triángulo de las Bermudas hacia la ciudad perdida de Atlantis.

En el viaje también van todos los monstruos, lo que ayuda a que Drácula se sienta como en casa, aunque eso deja de importarle muy pronto: desde el primer instante en el que ve a Ericka, la capitana del barco, queda profundamente enamorado de ella.

Tampoco pasa mucho para que los pasajeros sepan cuáles son las verdaderas intenciones de la responsable de llevarlos de paseo en la embarcación, lo cual complica que ella realice su macabro plan contra Drac.

Con las voces en español de Ignacio López Tarso, Germán Fabregat, Galilea Montijo y Pedro Sola, entre otros, la trama de Hotel Transylvania 3: Monstruos de vacaciones es muy simple y, como suele suceder en muchas de las cintas dirigidas a niños, predecible, pero eso no le quita que sea entretenida, sobre todo para los más pequeños: la mayoría de los chistes funcionan y las escenas de acción son muy emocionantes. Sin embargo, no es la mejor de la trilogía: quizás esté por encima de su más próxima antecesora, pero no es superior a la primera.

Si algo se le agradece a la cinta, con música de Mark Mothersbaugh, es su agilidad: el director no pierde tiempo y muestra de inmediato el interés de Mavis de que su padre vacaciones, organiza el viaje, se van y se la pasan genial, a pesar de uno que otro inconveniente. A ese acelerado ritmo ayuda que cada uno de los personajes tiene su momento para lucirse, y por las muchas actividades que pueden hacer en el crucero.

Si la primera entrega de la saga dio pie para que se reflexionara acerca de la sobreprotección de los padres hacia los hijos, al considerar que les hacen un bien tomando decisiones por ellos; en la segunda sobre las cualidades y atributos que posee cada familia y de alguna manera van pasando de una generación a otra; en la tercera se invita a aceptar a los demás, sean humanos o monstruos, lo cual tiene la clara intención de que el espectador respete las diferencias de las personas y trate a éstas de la misma manera, sin tomar en cuenta su raza, clase, condición física ni preferencia sexual. También resalta lo importante que es pasar tiempo con la familia, lo que no solo se aprecia en Drac y los suyos, sino en cada clan que hay en la comunidad de monstruos.

Como la animación de casi todas las cintas de los últimos años, la de Hotel Transylvania 3 es muy precisa y de un realismo impresionante. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 22 de julio de 2018 en la edición 808 del semanario Ríodoce.

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