El nuevo Quirino, a la trinchera política

 

Quirino Ordaz descompuso su gabinete. Sacó a los técnicos, metió a los políticos. Se deshizo de ciudadanos, expertos en sus temas, ajenos a la carrera partidista; y se llevó a su casa a los perdedores de la elección del 1 de julio. Ni siquiera se ruborizó el gobernador, pasó de mandatario a operador abierto con mandos plenos. Si a los priistas les fue imposible tomar protesta como alcaldes o diputados, lo hicieron como secretarios, como subsecretarios, como directores….lo que callera. Avasallaron.

Es el segundo año de gobierno y Quirino Ordaz, ya empoderado por completo, manda la peor de las señales. En las entrevistas dice que los ciudadanos están hartos del actuar histórico de los políticos y hace exactamente lo que critica. La lectura que le da a los resultados de la elección es que perdieron en las urnas, pero él los necesita cerca, dentro. Pregona el gobernador que los ciudadanos esperan un actuar distinto de quien está en el poder y hace lo mismo de ayer, de antier.

Agobiado por los compromisos con el PRI, hizo a un lado las competencias de sus colaboradores y los echó a la calle. En casos como los de Juan Habberman, Martha Robles e Hilda Inukai, de mala manera, dando a entender que había valorado su trabajo y no daban resultados. Al no admitir el por qué, tacha de incompetentes a quienes despidió.

Después de un año y siete meses, lo que menos importa en el gobierno de Quirino Ordaz son los resultados de sus colaboradores, o las competencias de éstos. Las cartas credenciales de quienes entran al gabinete estatal —excepto el de Salud—, no coinciden para nada con la encomienda. Lo que sucede ahora es un nuevo rumbo del gobierno estatal: se atrinchera Quirino.

Muchos de los derrotados hasta se atreven a exigir los puestos: quiero aquí o quiero allá, le envían el mensaje al gobernador. Y toma y toma protestas a los enviados de los grupos del PRI.

De aquel gabinete del 1 de enero de 2017, con solo dos militantes abiertos —Rosa Elena Millán y Juan Ernesto Millán—, queda muy poco. Podrá decir Quirino Ordaz que los políticos son minoría, podrá decir que hay competencias y compromiso, y será cierto, pero despreció guardar las formas en los cambios: los hizo de sopetón, cuando todavía estaba caliente el proceso electoral. Si los ciudadanos no los emplean, los empleo yo, dice Quirino.

Entre más se proclama como un gobernador ciudadano, más revela su ropaje, de quienes se rodea y las actitudes. Si viste como, si se rodea de, si actúa como… entonces Quirino es lo que es, aunque niegue: un priista hasta el tuétano.

 

Margen de error

(La soledad del poder) El mazatleco se va quedando con sus amigos mazatlecos: Carlos Ortega, el Tesorero, y Javier Lizárraga, el empresario pasado a funcionario en Economía. Y con el mentor: Gonzalo Gómez Flores.

Obligadamente, por ahora, conserva por un lado los enviados del grupo Coppel —José de Jesús Galvez, en Innovación— y de Jesús Vizcarra —Raúl Carrillo, en Desarrollo Social—, y por el otro quienes más temprano que tarde también serán removidos: Osbaldo López, en Obras Públicas; Marco Antonio García, en Turismo.

Un puesto es inamovible, porque el nombramiento viene de la Secretaría de la Defensa: Genaro Robles, el general Secretario de Seguridad.

¿Cuál era la prisa de Quirino Ordaz? ¿Por qué no esperarse al menos al regreso de vacaciones? Y una pregunta para el mediano plazo: ¿Dejará puestos libres para los desempleados del gobierno federal? ¿El 2 de diciembre estará tomándole protesta a los desamparados de Peña Nieto?

 

Mirilla

(2021) El PRI no perderá el tiempo. Las señales que manda Quirino Ordaz con los cambios en su gabinete apuntan al 2021. Allá está la mira. En las pocas trincheras que les quedaron se guarecerán del temporal. En gubernaturas, alcaldías y unas cuantas diputaciones estarán sobrados de personal. Desde los gobiernos estatales y los municipales empezarán a buscar los pertrechos para la próxima guerra. Ningún cambio decidido aquí es fortuito. Quirino se afianza como líder máximo, aunque el reino esté ocupado —por ahora.

Perderá puestos y perderá dinero. El PRI y todos tendrán una caída drástica en las prerrogativas en 2019, las federales y las estatales —sin contar con una eventual reforma política que les reduzca el dinero en general. Además un despido masivo de militantes, cuadros y técnicos a partir de septiembre en el poder legislativo, y de diciembre en el gobierno federal. Miles estarán desempleados, otros muchos desde ahora podrían apostarle al cambio de camiseta y permanecer vendiendo experiencia y capacidad.

Lo que viene para el tramo largo del gobernador, para el sexenio que no será sexenio, es el atrincheramiento del PRI para la próxima batalla, la de 2021.

 

Primera cita

(Los otros) El PRI demuestra con su historia que es dueño de la eternidad. Le clavan dagas, lo dan(mos) por muerto y permanece como un Drácula de la política mexicana. Pero 2018 no es aquel lejano 2000, ahora el mapa se modifica por completo, hay una purga y una recomposición completa, aunque no significa permanente. El PAN esta desparramado, con divorcios irreconciliables, pero no herido de muerte; es longevo y también aprendió a reconfigurarse. Con el PRD podría ser más difícil su sobrevivencia, está desdibujado y se acostumbró a vivir de caudillos: Cárdenas, Andrés Manuel.

El país se vuelve a quedar con tres partidos y unos cuantos satélites.

 

Deatrasalante

(Ganar, perdiendo) En la política mexicana a menudo se gana perdiendo:

Jesús Aguilar Padilla perdió una diputación en 1988 y al año siguiente era el delegado de Conasupo. Eran los tiempos del reguero de dinero en la dependencia encargada de suministrar alimentos y concentrar las compras de maíz y frijol.

Aarón Irizar es el primer candidato del PRI en perder la capital de Sinaloa —y ahora Jesús Valdés—, y a los meses sería el delegado de SEDESOL.

Martha Tamayo perdió en 2006 la diputación federal en el disputado distrito 5, en Culiacán también, y al año siguiente sería la Magistrada Presidenta del Tribunal de lo Contencioso que le permitiría una pensión de más de 50 mil pesos (PUNTO)

Artículo publicado el 15 de julio de 2018 en la edición 807 del semanario Ríodoce.

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