AMLO es un peligro… para esa minoría rapaz

FOTO: MOISÉS PABLO /CUARTOSCURO.COM

Pasados los humores del primer debate entre candidatos a la presidencia, las campañas vuelven a su relativa normalidad. La primera encuesta post debate, publicada por el diario Reforma, registra que Andrés Manuel López Obrador solo se mueve unas décimas hacia abajo, sosteniéndose en 48 por ciento de las preferencias, Ricardo Anaya sube cuatro puntos y va de 26 a 30, mientras que José Antonio Meade baja de 18 a 17 puntos porcentuales.

Así, AMLO se mantiene a 18 puntos de ventaja sobre el más cercano de sus adversarios, algo que se antoja irremontable pues al parecer los que tienen un techo y no han podido superarlo son Meade y Anaya, éste último experimentando altas y bajas pero sin zanjar la brecha frente al tabasqueño, quien sí ha estado creciendo en las preferencias electorales.

Las propias campañas, sondeadas una por una, exhiben la incapacidad que han tenido los competidores de AMLO para prender en el electorado y más bien tienen que estar sorteando muestras de repudio por donde pasan: Margarita Zavala por su indeleble sombra llamada Felipe Calderón; el “Bronco” debido a sus extravíos delirantes que solo muestran impotencia; Meade por ese descarrilamiento del PRI que lo arrastra y en particular por el lastre que significa la administración peñista; y Ricardo Anaya por sus incongruencias, la última, deslizar que está dispuesto a un pacto con el presidente Enrique Peña Nieto para impedir el triunfo de López Obrador, cuando semanas antes afirmaba que lo llevaría a la cárcel.

Si al salir del primer debate Anaya dijo que esta elección presidencial ya es de dos y no de tres o cinco, pasaron pocos días para que se diera cuenta que si bien AMLO no se vio bien en el debate, tampoco se le hizo daño como para bajarlo en las preferencias. Y en su cuarto de guerra tuvieron que aceptar que las simpatías por el Peje son casi religiosas y que es muy remota la posibilidad de un escenario donde éste baje tantos puntos y Anaya los suba, como para llegar al 1 de julio con un empate técnico, lo cual permitiría, en caso necesario, operar un fraude, tal y como ocurrió en 1988 y 2006, en nombre de la “Patria”.

El solo planteamiento de una alianza de facto PAN-PRI es una extravagancia que denota miedo y desesperación, pero también la certeza de que solos van directo a la derrota. Y exploran entonces a lo único que a ellos les parece la única oportunidad que tendrían si llevan las cosas a un escenario en que puedan operar los demonios.

Es muy remoto que se dé una declinación de facto de Meade Kuribreña pero aún si ocurriera, los votos del PRI no pasarían automáticamente a la alianza frentista que encabeza Anaya y muy probablemente muchos de ellos se irían con el propio Andrés Manuel, pues ya sin candidato, es más fácil que un priista de base simpatice con la izquierda que con la derecha. Y entonces, como ya ocurrió en las precampañas, a los “estrategas” antipeje les estaría saliendo el tiro por la culata.

Esto me hace recordar lo que me dijo un grupo de trabajadores de Juan Ernesto Millán, candidato a diputado del PRI por el distrito 7. Le pagan 250 pesos a cada uno por estar ondeando banderines en los cruceros durante seis horas. También pegan calcomanías en los autos y entregan volantes. Cuando les preguntamos… Y para la presidencia ¿por quién van a votar? “Por el Peje”.Si las campañas siguen como van, solo dos escenarios podrían modificar sustancialmente el consolidado de preferencias que ahora se aprecia, según lo que se ha hecho público hasta ahora: uno, que Andrés Manuel reciba un golpe mediático mayúsculo, lo cual es improbable porque si se tuvieran elementos ya lo hubiesen sacado desde el primer debate ante la urgencia de remontar las distancias; el otro es que se concrete una alianza de facto entre Anaya y Meade con la intermediación de Los Pinos. Pero si no es así, tanto los poderes formales como los fácticos, incluyendo los grandes empresarios, se verán en un acercamiento necesario, imprescindible, con el candidato de Morena para garantizar una transición lo menos caótica posible, que evite sacudidas sobre todo en materia económica. Léase por ahí el comportamiento del revivido programa de Televisa Tercer Grado la noche del jueves.

Bola y cadena
Y EN ESTE SENTIDO ES CLARO QUE EXISTEN entre AMLO y los empresarios diferencias importantes. Casi por nada: la clase empresarial mexicana, sobre todo la gran empresa ha sido beneficiada con y contra las leyes desde hace décadas y muchos de los privilegios que han tenido serán acotados si el tabasqueño llega a la presidencia. Pero no son tontos y la sangre no llegará al río. A nadie les conviene, menos a ellos.

Sentido contrario
¿NO LE GUSTÓ A FELIPE CALDERÓN el programa de Tercer Grado? “Qué pena de programa”, escribió en un tuit. Previó tal vez una carnicería para al final decir “haiga sido como haiga sido”. ¿Se siente más solo el ex presidente? Y lo que falta.

Humo negro
EL PASADO 3 DE MAYO SE FESTEJÓ el día mundial de la libertad de prensa, lo cual en México se hace con silencio, con lágrimas, con dolor, en medio de crímenes cometidos contra periodistas, todos de ellos impunes. Es penoso que en la víspera de este festejo se aprobó en México la llamada “Ley Chayote”, con la cual se pretende apretar más la mordaza a los grandes medios (des)informativos, beneficiados con los contratos millonarios de publicidad, en contra de la precariedad de los medios independientes. De todas formas, salud. Y no demos un paso atrás.

Columna publicada el 6 de mayo de 2018 en la edición 797 del semanario Ríodoce.

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