Una seguridad puede anticiparse: no habrá juego de la selección mexicana en el mundial de futbol Rusia 2018 el domingo uno de julio, día de la elección presidencial, la renovación del poder legislativo completa, y en el caso de Sinaloa las 18 alcaldías y el Congreso estatal. México no, pero alguna otra selección se enfrentará en la fase de octavos de final el día de la jornada electoral. Y guste o no, se trata del evento deportivo que más televidentes atrae en el mundo. Para el caso de México toca que coincida cada 12 años con su elección presidencial. Así fue en 2006, 1994, 1982…
Las campañas electorales arrancarán con los ciudadanos distraídos en un merecido o inmerecido periodo vacacional de Semana Santa. Endeudándose más con tal de alejarse unos kilómetros de la rutina. Mientras que la jornada electoral será en pleno mundial de futbol, un escape en la olla de vapor. El arranque será sin la cobertura de medios informativos habitual y tendrán que arreglárselas los candidatos con las redes sociales y con publicaciones en medios tradicionales hasta el lunes siguiente. Para el primer domingo de julio, y desde semanas antes cuando inicie el mundial, los titulares políticos competirán con los titulares deportivos.
Todo lo que pasará en medio del viernes santo y los octavos de final del mundial de Rusia 2018 serán las campañas electorales, la lucha brutal por la presidencia, la guerra de guerrillas entre aspirantes a diputaciones y senadurías.
Margen de error
(Sinaloa) Clouthier, Cuen, Rocha y Zamora —en orden alfabético— son en Sinaloa los equipos cabeza de grupo. Aunque la campaña presidencial acapara la mayor atención, en los estados son las elecciones a las senadurías. Esas candidaturas, todas de hombres con suplentes mujeres obligadamente, son la réplica de las definiciones nacionales: la posibilidad de aspirantes sin partido, la alianza que encabeza el PAN (con el PRD y MC), la de Morena, y la del PRI.
Contrario a la elección presidencial, la elección para Senador por Sinaloa, no parte de las definiciones nacionales, en eso no hay una réplica donde Morena aventaje con mucho al resto de los contendientes. De entrada se prefigura una contienda donde los candidatos podrán colgarse de lo que puedan de los aspirantes presidenciales y en otros casos mejor deslindarse.
Clouthier
Crecido desde el triunfo en la elección a diputado federal, en 2016, que lo convirtió en el único candidato por la vía independiente en llegar a la cámara federal, Manuel Clouthier repite en todos los escenarios que ya conoce la ruta del triunfo en una campaña.
Es de menos a más, dice, y mantiene el mensaje antisistema partiendo de la base de que la mayoría de ciudadanos guarda un descontento enorme a todas las marcas de partidos.
El mayor de los hijos del candidato presidencial panista que enfrentó a Carlos Salinas a finales de los años 80, niega que su apellido mismo sea una marca. Su padre se convirtió en un ícono para el panismo, pero ahora él va por la vía independiente en Sinaloa y su hermana Tatiana es una de los coordinadores del candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador. El PAN ya no habla del Maquío.
Clouthier es un tractor, al inicio de la campaña de 2016 pocos le auguraban un triunfo, aunque participó en un distrito que ya había perdido el PRI contra aspirantes panistas. Pero ahora será diferente, ahora es todo el estado, y necesitará más que un apellido.
Cuen
El ex rector de la UAS sabe que la política es un aprendizaje difícil para los improvisados o para quienes intentan disputarle el poder a los grupos tradicionales. Héctor Melesio, como corredor de fondo que es, define a la política como un ejercicio donde se trabaja todos los días y no solo cuando se acercan las elecciones.
Hoy por hoy, arrastrando las más pesadas críticas y con enemigos más que adversarios, Cuen Ojeda no dirige el Partido Sinaloense, él mismo es el PAS.
En 2010, con las siglas del PRI ganó la Alcaldía de Culiacán, luego quiso ser Senador con Nueva Alianza y fracasó, fue entonces que como una epifanía decidió crear su propio partido. En apenas cuatro años estuvo muy cerca de la sorpresa y de arrebatarle de nuevo la gubernatura al PRI, pero quedó corto por una frustrada alianza con el PAN.
Cuen ahora sí se juega el todo por el todo en una campaña, mucho más que en 2016.
Rocha
Las credenciales de Rubén Rocha Moya son extensas: ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, militante eterno de la izquierda aunque trabajó para gobiernos priistas, ex candidato a la gubernatura.
Cercano a Andrés Manuel López Obrador, Rocha busca más que la Senaduría apuntalar la campaña presidencial. Sabe que por encima del objetivo personal está el del proyecto con una sola cabeza por doce años, AMLO.
Al mismo tiempo, Rubén Rocha no es más aquel enjundioso candidato de hace 20 años enfrentando a Juan S. Millán. Ahora es pausado, y a veces hasta desencanchado como candidato. Aunque con la ventaja de quien está convencido de un objetivo mayor.
Zamora
Es el joven —aunque no tanto— entre cincuentones y sesentones. Mario Zamora es el amigo del aspirante presidencial del PRI José Antonio Meade y no requiere más carta de presentación. Con él catapultó su carrera en el servicio público, y con él se desbarranca o se encumbra.
Su ventaja es que el PRI nunca ha perdido la Senaduría en Sinaloa, pero de confianzas está cargado el camino de las derrotas.
Zamora perdió en 2010 la Alcaldía de Ahome, la misma que su padre no pudo obtener. Pero lleva más de ocho años en campaña y parece insistir en que aire le sobra (PUNTO)
Columna publicada el 1 de abril de 2018 en la edición 792 del semanario Ríodoce.