Buena propaganda la que le están dando a Ricardo Anaya, el aspirante presidencial de la coalición Por México al Frente. No sabemos qué tan cara le puede salir o si al final terminará como un torpe regalo de aquellos que urdieron los ataques, bajo la acusación de que formó parte de una red de lavado de dinero. Todo dependerá del desenlace: si la PGR encuentra elementos para imputarle delitos por la denuncia que la hizo integrar una averiguación previa, terminará por hundirlo; pero si resulta que no puede hacerlo, entonces acabará victimizándolo. Y eso, en México, suele explotarse con éxito.
En todo caso, lo más deleznable es que, de nuevo, una institución, la PGR, que debiera servir para consolidar un sistema de persecución del delito con eficacia y rigidez profesional —sería un exceso pedir que también moral—, esté siendo usada para descarrilar una candidatura presidencial que se ubica con muchas posibilidades de ganar los comicios de julio. Las dos partes están urgidas de un final: la coalición que encabeza el panista no puede llegar a la justa final con un candidato cuestionado en uno de los temas más sentidos por los electores, que es la corrupción; por el lado de la PGR, mal ha quedado ante la opinión pública por el desparpajado puñetazo que lanzó al aspirante, por lo que tendrá que imputarle un delito o, si fuera el caso, exonerarlo públicamente, así como lo exhibió con filtraciones dolosas a los medios.
Pero si la PGR enseñó el calzonete, varios de los protagonistas no se quedaron atrás. Uno de ellos es el irreductible Diego Fernández de Cevallos, asesor político y legal de Ricardo Anaya, quien salió de inmediato a la defensa del aspirante y dijo que la felonía de la PGR pretende expulsarlo de la carrera presidencial, pero que solo muerto lo lograrían. Anaya visitó la PGR para ofrecer una postura política —no jurídica— por escrito. Fue acompañado de Santiago Creel, Diego y otras personas. Y en un video filtrado por la PGR se escucha dos veces “hijo de puta”. La expresión se achaca a Ricardo Anaya, pero en una entrevista de radio, Diego Fernández dijo que tal expresión es suya y que no se refirió a alguien en especial, sino a la institución.
“Haiga sido como haiga sido” y quien lo haya dicho, si Diego se refería a la “institución” pues está peor, porque se supone que es un hombre de leyes y que como tal, más que cualquier ciudadano, le debe respeto a las instituciones. Y si lo dijo Santiago también, porque fue secretario de Gobernación y aspirante presidencial; y con mayor razón si lo dijo Anaya porque pretende gobernar al país.
¿No fue Diego Fernández de Cevallos uno de los que satanizaron en 2006 a Andrés Manuel López Obrador cuando éste dijo en el zócalo de Ciudad de México, luego del fallo del tribunal electoral que le daba el triunfo a Felipe Calderón en las elecciones de 2006, “¡al diablo con sus instituciones!”? Y todos los panistas, sobre todo ellos.
Nada justifica que la PGR esté actuando de manera facciosa contra un aspirante presidencial ni como instrumento de un partido —del partido en el poder, casi nada. Lo mismo hicieron el PAN y Vicente Fox siendo presidente de la república cuando, arguyendo la violación de un fallo judicial, quisieron impedir que López Obrador fuera candidato y para ello pretendieron desaforarlo. Y utilizaron no solo a la PGR sino al Congreso de la Unión, hasta que manifestaciones multitudinarias lo impidieron.
Pero no debe ser esta historia una justificación de los atropellos que se cometan ahora. No debe serlo nunca porque entonces el país se va a la mierda… y no estamos tan lejos. Por eso es deplorable y hasta de pena ajena que la secretaria general de Morena, Yeidckol Polevnsky, diga que Anaya pide legalidad, cuando lo mismo hicieron los panistas con el Peje hace 12 años. Ah chingado ¿así las cosas? ¿Que lo quemen en la hoguera entonces, como pretendieron hacerlo con Andrés Manuel? ¿Y luego? ¿Quién va a elaborar la lista y quién va a juzgar y quién va a sostener las antorchas?
Contrario a lo que está ocurriendo ahora con el candidato panista, el país necesita certeza jurídica y una democracia sólida que garantice sea respetada la voluntad popular. Y para asegurar esto están en primer lugar las instituciones porque para eso fueron creadas, no para el golpeteo faccioso. Si eso ocurrió en el pasado, no debe permitirse que pase en el marco de las elecciones más grandes que haya tenido este país en su historia.
Bola y cadena
TIENE RAZÓN ANDRÉS MANUEL cuando dice que Mario Vargas Llosa es un buen escritor pero un mal político. Tampoco es como para avergonzarse de él, como dijo su esposa. El Nobel dijo en España que el triunfo del candidato de Morena sería un retroceso para la democracia. Al autor de Conversación en la catedral le debemos uno de los juicios más certeros sobre el sistema político mexicano durante un coloquio que se organizó en México y que encabezó Octavio Paz en 1990: “México es la dictadura perfecta”. Lo dijo como pensador, no como literato ni como político. Igual que ahora. Pero en fin, el amor y paz que tanto se pregona desde la campaña del Peje no lo es tanto.
Sentido contrario
IGUAL QUE EN EL CASO DE LA FISCAL ANTICORRUPCIÓN, el nombramiento de la nueva magistrada del área, María Cháidez, cojea de la misma pata y es que no tiene recursos para operar. Por eso renunció Ricardo Aguilasocho Rubio, tres meses después de haber sido nombrado. Lo cual confirma que la mentada lucha contra la corrupción es mera retórica.
Humo negro
ESTE LUNES, EL CENTRO DE BACHILLERATO Tecnológico Agropecuario, ubicado en Recoveco, Mocorito, inicia el Festival Cultural Gabriel García Márquez. Será del 5 al 9 de marzo y habrá tertulias, presentaciones de libros, teatro, cine y conferencias. Un esfuerzo admirable del Club de Lectura La Hojarasca, fundado por el maestro Cruz Hernández. Por allá nos vemos.
Columna publicada el 4 de marzo de 2018 en la edición 788 del semanario Ríodoce.
