Saúl Hernández, el vocalista del grupo Caifanes, pidió a la “raza” en la explanada del palacio de gobierno de Sinaloa que no dejaran de participar en las elecciones de julio, por quien les diera la gana pero con un voto reflexivo. Casi en un balbuceo pidió también, por favor, que esta vez sí fuera el voto por un cambio. Entonces arrancó la pieza, rascó guitarra y no volvió a hacer ninguna referencia más a la política, salvo cuando refirió a un país herido por la guerra y manchado en sangre por la muerte. Y siguió con otra pieza.

El programa cultural de Quirino Ordaz tiene un objetivo político —siempre la cultura lo tiene, claro. No es un ensayo llevar a un grupo de rock a la plaza principal y después a una banda sinaloense con la MS que garantiza otro lleno total para el viernes 16 de febrero. Mismo escenario, públicos diferentes. A quienes jaló Caifanes no jalará la Banda MS y viceversa. El programa armado desde las oficinas de Quirino y operado por Papik Ramírez y el ISIC busca las referencias y la movilización de gente.

Mientras otros gobiernos organizan y buscan no relacionarse, ahora se busca lo contrario: que quede claro quien organiza. Es el gobierno.

Con Caifanes la explanada del palacio lució completamente llena. Chavo-rucos de la edad de Caifanes, hijos de chavo-rucos y uno que otro nieto de chavo-ruco entre el público. Bocanadas de mariguana aquí y allá, cerveza en botellas de agua y una policía tranquila y a distancia. No se apareció ningún funcionario del gobierno de Quirino, no de manera visible, aun cuando se suponía que se marcaba el arranque del Festival Cultural de Primavera, organizado por el Instituto Sinaloense de Cultura, ISIC. No hacía falta, el escenario marca claramente quien trae a Caifanes y quien a la Banda MS.

Cuando Saúl pidió el cambio, y mientras intentaba cantar, entre algunos sectores del público se soltaron gritos contra Enrique Peña. Concierto de rock al fin le mentaron la madre y siguieron con la letra de la canción.

La otra tocada, la de la Banda MS, va con el mismo propósito pero ahora con nuevo público. Otra forma de medir el pulso de movilización, de reacciones y referencias.

Se confunden quienes piensan que el ISIC perdió la brújula, que está gastando demasiados millones con agrupaciones caras y masivas. Hay un propósito claro: sí cultural, pero por encima de todo político. Mover a los anti-sistema que generalmente jalan al rock, mover al sector que se atrae por la música grupera y hasta narco-corridos. Y con ellos y otros más, medir el pulso. En los dos casos, es el gobierno de Quirino Ordaz quien los invita a su casa. La plaza llena y en fiesta. Deja ser y hacer. Vigila a distancia. Oye. Mide.

Margen de error
(Cultura política) Y si los futuros electores ahora van de concierto en concierto, la guerra electoral va de mitin en mitin. Aunque la atención principal se centra siempre en la contienda presidencial, la guerra será cruda en cada rincón del país por más pequeño que parezca. Pero la guerra tomará una dimensión distinta en zonas del país y del estado donde el control territorial lo tiene perdido el gobierno, y la autoridad electoral no está para asumirlo.

Hay municipios como Concordia o Mocorito, en zonas de Badiraguato o Elota, donde los operadores políticos de los partidos saben que es necesario pedir permisos para moverse. Lo mismo en zonas urbanas de Culiacán, Ahome, Guasave y Mazatlán, donde cualquier movimiento de brigadistas tiene que ser notificado con antelación.

Un ejercicio de revisión de resultados electorales casilla por casilla, realizado por Ríodoce en periodos electorales anteriores, revela el comportamiento atípico de secciones completas en Sinaloa, con votaciones del padrón completo —o sea todos quienes tienen derecho a votar acuden a las urnas—, o donde los sufragios se cargan completamente a una sola fuerza política y el resto sale en cero.

Esa y otras pruebas empíricas confirman esa innegable condición que en los equipos de campaña es un factor importante.

Mirilla
(Mapa) El mapa completo para las elecciones está casi definido al llegar a la pausa de intercampañas. Salvo algunas excepciones, la selección de aspirantes está concluida o con piezas que no alterarán la viada que ya lleva. Después de no escuchar otro tema durante casi tres meses, protagonistas y testigos tendrán que entrar a una pausa que obliga la ley, pero cuentan con argucias suficientes para mantener presencia durante la larga veda. Los políticos odian el silencio.

Para el PRI localmente está tan compleja la contienda como la elección presidencial. Si en 2010, pese a la derrota por la gubernatura mantuvo el control del Congreso y alcanzó la mitad de las alcaldías; ahora la dificultad es doble, mantener el poder legislativo con la mayoría que hasta ahora no ha perdido, y no caer a solo 9 de 18 presidencias municipales como hace ocho años. A la siguiente elección el PRI se recuperó y regresó a su cómodo 15 alcaldías para el PRI y solo 3 para el PAN.

La actual composición, resultado de la elección de 2016, es 13 alcaldías para el PRI y cinco repartidas entre PAN y PAS. Mantenerse así sería un logro para el PRI y Quirino Ordaz, pero la coalición de inmediato le marca riesgo a Mazatlán y Ahome, dos bastiones importantes, y además a San Ignacio y Escuinapa, con lo que el PRI quedaría con solo 10 alcaldías o 9, su peor escenario, apenas comparable al 2010.

Deatrasalante
(15) Ríodoce cumple 15 años. Si fuera una niña alcanzaría la edad de los ilusiones, como se escribe aun en la desgastada crónica de sociales. Pero esta vez nada hay que festejar. Apenas mantener presente que “caminar es caer hacia adelante”, como escribió Paúl Salopek es su hazaña de darle la vuelta al mundo a pie, unos 30 mil kilómetros en 10 años (PUNTO)

Columna publicada el 11 de febrero de 2018 en la edición 785 del semanario Ríodoce.