El factor Malova también cuenta en la guerra electoral que empieza este domingo. Podría ser clave o no, dependiendo del atrevimiento de los candidatos, pero es el gobernador del estado y finalmente es otra variable importante.
De los ocho, de entrada, solo uno asumió una postura crítica con temas de gobierno, y es Mariano Gómez, ahora candidato del PRD a la gubernatura y antes dirigente empresarial. Eso no garantiza que pudiera ser el leitmotiv de su campaña, pero desde su posición fue el único que se encargó de criticar la construcción de los hospitales o la aplicación del megapréstamo de 2011 con el pretexto de las heladas.
El gobernador, en ese afán pendenciero que a veces se aferra a tomar y que siempre se encarga de negar, ha dicho en algunas entrevistas recientes que se pondrá los guantes porque nunca ha sido un rajón y que se los va a dejar puestos para lo que se ofrezca (es decir para pelar, porque con guantes de box no se puede agarrar ni el bule para tomar agua).
Siendo candidato, Malova basó principalmente su campaña en la crítica al gobernador en turno. Acusó el enriquecimiento de la familia de Aguilar Padilla y exhibió fotografías de fincas majestuosas y ranchos de colaboradores del mandatario. Nadie mejor que él sabe que resultaría salpicado si la contienda se aprieta y los estrategas llegan a considerar que criticar a Malova puede sumar votos.
El escenario, al menos previo a que suenen las trompetas de la guerra, está lejos de representar un riesgo para López Valdez.
Quirino Ordaz Coppel, del PRI, tiene primero un par de asuntos que resolver para poner la mira en el gobernador. Le urge hacer presencia en la geografía de Sinaloa, porque mantiene un alto nivel de desconocimiento en muchos sectores sociales; y necesita crearse una imagen clara de candidato, concretar un discurso que apuntale su propuesta.
Martín Heredia, del PAN, estuvo muy cerca del gobernador Malova hasta el momento de un supuesto pleito que los distanció previo a la campaña de 2015. Como diputado federal fue un aliado, y tiene además de los mismos problemas de Quirino (mostrarse y armar propuesta de campaña), muchos adicionales pero uno de urgencia: El PAN está desintegrado y necesita primero conformar un partido que realmente respalde una campaña, abarcando todo el territorio estatal.
Héctor Cuen, del PAS y con la suma de Movimiento Ciudadano, lleva ventaja de presencia y conocimiento sobre Quirino y Heredia, pero obtener votos más allá de su fuerte estructura le estará costando un trabajo mayúsculo. El ex rector de la UAS tendrá que ir reconociendo —mientras la campaña avanza—, que ser la figura única de su partido le impedirá sumar votos porque no tiene ningún apoyo importante en otro lugar. Cuen tendrá que multiplicarse, y enfocar un discurso que por ahora parece un tiro de escopeta.
Mariano Gómez del PRD está peor que Heredia con respecto al partido. Éste lo tiene desintegrado y en pleito, pero el otro no tiene partido. El PRD se fue desvaneciendo hasta llegar a ser peor que un fantasma. Mariano Gómez se enfrentará a la política real, quedará expuesto en la jungla. El exdirigente empresarial tendría que conformar un equipo alterno al partido, rodeándose de quienes conozcan de ingeniería electoral, como en su momento hizo Heriberto Félix. De la conformación de ese equipo dependerá el papel del candidato perredista. Pero Mariano Gómez, pese a su corte crítico con Malova, tendrá difícil seguir esa ruta para sostener su campaña, porque destacados perredistas se mantienen en el gobierno estatal, algunos incluso figuras importantes como Juan Guerra y Audomar Ahumada, ambos excandidatos a la gubernatura.
Francisco Frías, el independiente, tiene a su favor que conoce las tripas del PRI. Fue su dirigente estatal y Secretario de Gobierno, sabe cómo se juega, sus reglas escritas y no escritas. Como toda ventaja también puede revertirse, su militancia puede ser un punto de ataque al independiente. Tampoco Frías quiere ponerse los guantes con Malova, aun cuando es el gobernador quien se ha enganchado en las declaraciones de quien fue su Secretario de Educación. Cada vez que refiere cualquier comentario el candidato Frías sobre el gobierno, es Malova quien le responde en los términos de aquellos pendientes que pudiera arrastrar Frías en sus tiempos de Secretario.
El resto de los aspirantes a la gubernatura carecen de cualquier posibilidad de subirse al ring, no serían ni siquiera sparring de Malova Jesús Estrada Ferreiro, Mony Rocha o Leobardo Alcántara.
DEATRASALANTE
(La historia) En el viejo chiste el Diablo está en la puerta de entrada al Infierno invitando transeúntes. Con las puertas del Averno abiertas, de par en par, es posible contemplar desde la calle el interior: hay una fiesta, música animada, baile, globos, bebida y comida… una fiesta convencional sin estruendos ni bacanales. Hay quien cruza el umbral, solo se asoma, y se da cuenta que el Infierno misteriosamente no es caluroso, al contrario, es una eterna primavera. Muchos, optan por entrar antes de conocer cualquier otro lugar. La fiesta termina, y el Infierno se vuelve un sitio caluroso, oscuro y lleno de confeti. No falta quien empieza a preguntarse qué pasó ahí, apenas un día antes todo era fiesta y aires frescos. Uno de los pocos que no fueron engañados responde: ayer estábamos en campaña.
A partir de este domingo, y por dos meses, Sinaloa será ese pequeño Infierno: una gran fiesta de candidatos marchando por todo el estado. Con el griterío a sus espaldas, la batucada que anuncia guerras, los saludos y palmadas en la espalda, la sonrisa, las risas y la carcajada. Cientos seguirán a los candidatos —a unos más y a otros menos, si uno es un Infierno los otros serán Infiernillos—, la gran mayoría por el interés personal que representa en el futuro el servicio público.
En México, como en muchas otras democracias incipientes, la lucha por el poder se concentra principalmente en las elecciones. Convencer a los ciudadanos cuesta dinero, esfuerzo, y representa un desgaste mayúsculo (PUNTO)
