La prodigiosa tarde del Profesor

Celestino (4)

Es día de fiesta en las Playas de Celestino Gasca, Elota. Es el primer sábado de septiembre y como cada año llegan 15 ó 20 mil invitados. La mayoría son maestros, pero solo uno es el Profe. Es el festejado, el cumpleañero, el anfitrión, es el hombre replicado en los cuatro puntos cardinales del carperío, en una efigie de tamaño natural para que los invitados que no puedan acercarse a la zona VIP tengan una foto en el celular.

Daniel Amador Gaxiola, el Profe, viste una guayabera blanca de lino y un pantalón gris, aunque pasen las horas y litros de sudor no se arruga ni se empapa. Fresco y risueño para las cientos de fotos que se tomará con sus invitados. En todas, levanta el pulgar con la mano empuñada y sus acompañantes lo imitan. Me gusta, como en facebook. Pero el gesto también es aprobado, bien hecho.

Daniel Amador esta tarde es Amado, permanece en una carpa especial, tan diferente a las otras 80 como un salón de clases a la dirección del plantel: las sillas son tipo avant garde como en las bodas elegantes (en las carpas son las de plástico que presta la cervecería y dicen Tecate), un gran ventilador al lado y una alfombra verde en el piso (afuera arena, lodo, y el aire que el mismo líder del SNTE 53 les sopla desde los abanicos con su rostro que se repartieron), afuera barbacoa y carnitas como en bodas de rancho, adentro zarandeado y camarones al mojo de ajo.

El Profe sabe que para que las cosas salgan bien tiene que hacerlas él mismo. Y segundo, para que alcance tiene que sobrar. Por eso no abandona el poder en el SNTE y por eso un día antes de la fiesta él mismo supervisó todo. Justo el día de su cumpleaños recorrió el carperío. Vio, instruyó, y se tomó fotos con los trabajadores que sudorosos acomodaban cada una de las 16 mil sillas, montaban hornillas, cazos y hieleras. Enfriar 70 mil cervezas requiere de alta logística. Con un elegante sombrero, lentes Ray-Ban, una camisa roja de lino, reloj negro en la izquierda, pulsera plateada en la derecha, pantalón blanco y sandalias.

A la “dire” van pasando el filtro del único acceso solo quienes saludarán de abrazo al cumpleañero y algunos hasta un regalo le entregarán, como esa botella de champaña Moet que espera descorcharse en la mesa del Profe. Con él está la familia de sangre y la política: los últimos Secretarios Generales del SNTE 53 que él mismo se ha encargado de prestarles el cargo por 4 años —Silvino, Germán, Lorena—, sus compañeros del PRI en el Senado —Aarón y Diva—, diputados federales y locales, el secretario de Gobierno Gerardo Vargas, Alcaldes de norte y sur de Sinaloa, y un larguísimo etcétera. Este año, otra vez, no llegó el gobernador Mario López Valdez, como en su primer año de administración en 2011 le ha puesto diferentes pretextos, una gira de Chuayffet o un compromiso familiar.

 

¡Salud!

Una de las cuatro bandas de música que rondan por las carpas toca Palillos Chinos, esa canción que precede la llegada del Gobernador a una actividad pública, al fin ya se sabe que Malova no llegará y el baile ya está encarrerado. El Pacífico no sopla su brisa fresca, pero no importa porque hoy se viene a festejar, con todo y el calor que pasa los 35 grados centígrados, nada diferente de la mayoría de las aulas escolares de Sinaloa que carecen de aire acondicionado.

“¡Salud!” dice fuerte el Profe en su tarde de prodigio. Y pone en alto un vaso de ese amarillo incomparable de las bebidas de malta. Puede presumir, como pocos, tener más asistentes a su fiesta que amigos en su página de facebook. A sus 59 años cumplidos muchos están jubilados; el Profe, en cambio, cada vez se pone metas más altas. Cuando cumplió 55, en 2011, luciendo bigote y pelo pintado se planteó la Senaduría. La próxima elección resultó candidato del PRI contra todos los pronósticos y ganó la contienda, más difícil para él porque iba segundo en la fórmula. Antes, ya había anticipado que sería Alcalde o diputado federal y acertó. Ahora, la meta última: Gobernador.

Y ya el slogan está listo y en esta tarde prodigiosa del Profe recorrió todo Sinaloa al frente de los camiones que llegaron de sur y norte: un Profesor para Gobernador.

La fiesta de Celestino del Profe cumple 20 años. En aquel tiempo de la primera fiesta Daniel Amador era Secretario General del SNTE 53. Le había costado sangre, sudor y lágrimas al equipo sobrevivir a las pugnas internas y al control que iba tomando de la dirigencia nacional la poderosa Elba Esther Gordillo, empoderada en el salinato. Se agarró tan fuerte el Profe, que 20 años después sigue ahí. Sin cargo, pero como líder. Sin puesto, jubilado, pero dueño total.

Celestino Gasca Villaseñor es una pequeña población de apenas 740 habitantes, más hombres que mujeres. Tiene tres escuelas —un kínder, una primaria y una secundaria—, y sin santo que celebrar adoptó el cumpleaños como su fiesta. Celestino Gasca, el hombre de donde se tomó el nombre, no es nada célebre porque se encargó de armar un fallido levantamiento armado en la década de los 60, poco antes del movimiento del 68. No existe otro punto del estado con más profesores por metro cuadrado que Celestino Gasca, el primer sábado de septiembre de cualquier año.

Sobra decir que no volverán nunca ni el jefe máximo de la policía Chuy Toño, ni el Secretario de Innovación Gubernamental, ni el líder de los diputados federales priistas David López y su sombrero panamá, ni los poderosos empresarios. El atractivo de los ostiones de Celestino no los llamará.

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