Soberbia sobre la tribuna

¿Cómo se comportaron los diputados sinaloenses a su paso por la Cámara de Diputados?

 

 

Ciudad de México.-El ex diputado federal Manuel Cárdenas Fonseca aparece como el legislador más déspota, prepotente, soberbio y voluble, entre la lista de los diputados sinaloenses que han pasado por el Recinto de San Lázaro en las últimas cinco legislaturas, según personal que presta sus servicios administrativos a la fracción priista de diputados por Sinaloa.

Mencionan que en solo una semana, siete secretarias pidieron su cambio a otras oficinas por no soportar el trato del ex diputado y a otra la envió al Hospital para recibir atención médica  como consecuencia del estrés a que se sometió durante el periodo en que fungió como su asistente, declara personal que presta sus servicios a los diputados del PRI por Sinaloa.

A dos días de concluir la LXII Legislatura en la Cámara de Diputados, asistentes, personal de aseo y limpia y administrativos asignados a esta fracción en San Lázaro opinan sobre el trato que recibieron  y la impresión que tienen de los diputados que han pasado por la Cámara en los últimos 12 años.

Todos los entrevistados —quienes pidieron el anonimato— coinciden en que el poder cambia las formas. Los legisladores federales llegan a ocupar su curul con una cauda de actitudes que al término del primer periodo de sesiones afloran las perversidades y comportamientos inherentes a la investidura que les da el ser un diputado federal.

Todos llegan desubicados, desconcertados y con toda la energía para transformar el país, dicen. Pero en los diputados procedentes de la región sur-sureste se percibe mayor humildad que los diputados del norte, donde el carácter prepotente aflora desde los primeros días que llegan a ejercer el poder.

Al cuestionarle  como recuerdan a los diputados priistas por Sinaloa a los que han prestado sus servicios, cada uno de los entrevistados menciona los nombres y muy pocos salen librados de una conducta ejemplar.

Los más amables y mejor recordados son los diputados Alfonso Inzunza Montoya, Gilberto Ojeda, Esteban Valenzuela y Ramón Barajas, de quienes, dicen, siempre fueron muy educados y atentos con la ciudadanía que acudió a solicitar sus servicios.

Al Coordinador de la fracción en esta legislatura, Heriberto Galindo Quiñonez, lo retratan como un legislador de poco trato con su personal; poco cortés, déspota y escudado en la soberbia que por años hereda la burbuja del poder. En ese perfil le sigue Aarón Irízar, pero con una dosis menor.

A Mayra Peñuelas la consideran de buen trato y carácter. A Paquis Corrales, “aventada” pero poco solidaria con las mujeres. La que goza de las simpatías de los entrevistados es Diva Hadamira Gastélum Bajo, a quien recuerdan como una legisladora con sobrada humildad, educada y un trato muy respetuoso y agradable con su equipo de trabajo. Siempre tuvo como prioridad estimular al personal y ofrecerles reuniones de convivencia. Tal vez porque su filiación religiosa es cristiana, dijo uno de los empleados.

Policarpo Infante  pasó sin pena. Jesús Burgos Pinto y Jesús Higuera Laura, serios, formales. Este último algo bromista. Hubo algunos de “ojo alegre” pero omitieron su identificación.

A Miguel Ángel García Granados lo recuerdan como el diputado “rebelde”, luego de que su homólogo Porfirio Muñoz Ledo le identificara como el priista más renegado y “aguerrido” de esa legislatura.

De Armando Leyson, el Kory, se expresan con agrado, aunque todavía siguen esperando la comida que prometió ofrecerles al concluir la legislatura como un gesto de agradecimiento y apoyo que recibió del personal.

El más recordado por los administrativos por su “peor carácter” es Manuel Cárdenas Fonseca. Todavía recuerdan aquella anécdota cuando una de las secretarias, humildemente se presenta ante él  y le expresa que por indicaciones de la Secretaría Técnica estará apoyándole en todo lo que sea necesario. No terminaba de hablar cuando la calla y le pide abruptamente que se retire porque él jamás solicitó de sus servicios. Levantó el auricular, le reclamó a la responsable de la Secretaría Técnica y la empleada jamás se volvió a parar frente al legislador.

Sin caer en exageraciones, dos de los entrevistados comentaron que en una semana pidió que le cambiaran de asistentes por siete ocasiones y a la última la envió al Hospital a recibir atención médica de emergencia por el estrés a que la sometió su carácter intolerante.

Recuerdan con humor y sarcasmo que cuando pedía le sirvieran un café, las secretarias o asistentes se “echaban un volado” para ver a quien le tocaba llevárselo. Y es que cuando llegaban a su privado, las tenía paradas y con el café en mano hasta diez minutos. Había el antecedente de que una de las secretarias fue despedida porque puso la taza del café en el escritorio, sin su autorización.

Al tiempo, dice, regresó a la Cámara cuando era asesor de Elba Esther Gordillo y a diferencia de su comportamiento como legislador, ahora buscaba el saludo de quienes le sirvieron, pero cuando se percataron de su presencia , evitaban encontrarlo. Extrañadas comentan algunas entrevistadas que acudió a las oficinas a saludarles, como intentando expresar un “perdón” por los errores cometidos al amparo del poder.

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