Jamie Oliver y su revolución alimentaria en México

Jamie Oliver y su revolución alimentaria en México

 

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En medio de la epidemia de obesidad que se vive en el país, el chef británico levanta la voz: la solución está aquí y es la comida tradicional

 

 

Jamie Oliver visitó a finales de abril el estado de Chiapas, una de las entidades con mayor índice de consumo de refrescos y, por lo tanto, uno de las más afectadas por la epidemia de la diabetes.

En México se consumen en promedio 163 litros de refresco al año por persona, un 40 por ciento por encima de los Estados Unidos (118 litros), siendo el primer lugar a nivel mundial en ese aspecto.

Como invitado especial para el lanzamiento de la campaña de salud pública “Proyecto pozol: más sanos comiendo como mexicanos”, organizada por entes no gubernamentales, tuvo la oportunidad de observar de cerca las carencias en la cultura alimenticia en las comunidades que visitó.

En el recorrido guiado por Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, Oliver fue testigo del enorme arraigo al consumo de refrescos y de las voraces campañas publicitarias de la compañía embotelladora Coca-Cola, en las que utilizan el acervo cultural de las comunidades indígenas para vincular sus publicidades. Ejemplo de ello son los anuncios espectaculares a la entrada de los pueblos, en los que habitantes de las comunidades en sus trajes típicos sostienen una botella de Coca-Cola con la leyenda al pie del anuncio: destapa la felicidad.

“México no necesita mirar hacia ningún otro lado para resolver el gran problema de obesidad y diabetes que padece, la solución está aquí mismo y es la comida tradicional”, comentó Jamie Oliver durante la presentación de la campaña en San Juan Chamula, Chiapas, una de las comunidades con el mayor índice de consumo de refrescos per cápita en el mundo.

El pozol es una bebida ancestral preparada a base de maíz. En los tiempos prehispánicos era una bebida muy apreciada al ser de cargo; era provisión para largos recorridos, que alimentaba, calmaba la sed y tenía una vida útil prolongada.

Hoy en día, ésta y otras bebidas que se encuentran en el olvido han sido desplazadas por las propiedades refrescantes, efervescentes y empalagosas de las cocas.

Lo que se busca con este tipo de campañas es combatir el colosal consumo de refrescos y promover las prácticas antiguas de alimentación. Prácticas por las cuales la cocina mexicana se ha distinguido a nivel mundial.

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“México no necesita mirar hacia ningún otro lado para resolver el gran problema de obesidad y diabetes que padece, la solución está aquí mismo y es la comida tradicional”

 

Proyecto Pozol, de vuelta a las raíces

Volver a lo tradicional podría, hace algunos años, haber sonado romántico y descabellado. La vida parecía cada vez ser más rápida y demandante. Sin tiempo para romances, un rapidín constante.

Situándonos en el presente, la idea central del Proyecto Pozol es, sí, un tanto romántica pero nunca descabellada.

El regreso de las tradiciones es un movimiento que se viene dando de a poco. Entre más cerca está la humanidad del último hoyo del cinturón más evidentes son las prácticas de las antiguas tradiciones. Hoy, artesanal y orgánico son dos calificativos tremendamente seductores a ojos y oídos que buscan alternativas.

Lo tradicional, al igual que lo sustentable, son un par de modas de esas que debieran ser parte del manual humano de vida.

Algunos dieron un salto de vuelta al paleolítico en su forma de alimentarse: carne, grasa animal y pocos carbohidratos básicamente, mientras que otros se estacionaron en los tiempos de las pequeñas huertas de traspatio y la crianza de animales de campo. Todos ellos en busca de lo mismo, mejorar la salud. No depender de la industria, no dejar la salud en sus manos.

A pesar de que el movimiento hacia las prácticas antiguas se esté dando en ciertos sectores de la ciudadanía, las cifras negativas continúan en ascenso y es que son los grupos marginales, junto con el de los niños, unos de los más expuestos al tener un acceso limitado a la información y, en su gran mayoría a la alimentación correcta.

Proyecto Pozol tuvo el acierto de apuntar su campaña hacia esos sectores olvidados por casi todos excepto, claro, por Coca-Cola.

No es un secreto que la batalla es difícil, es David contra Goliat; sin la piedra ni la honda pero con muchas, muchas ganas de hacerla de pedo, como buenos mexicanos.

 

RECUADRO

Prácticas que sería bueno retomar:

Beber agua: se han sustituido el agua y las bebidas tradicionales por los refrescos y las bebidas en polvo. En México las familias se gastan un 7 por ciento de su presupuesto mensual en promedio, es decir, se gasta lo mismo en refrescos que en carne de res.

Asar, calentar, tatemar. No freír: antes de la llegada de los aceites de cocina, éstas eran algunas de las técnicas empleadas en la cocina tradicional; no había frituras profundas. El uso de grasas como el cebo y la manteca de puerco fueron desplazados por los aceites comunes que nos han venido vendiendo como saludables sin ser así.

Cocinar y comer en casa: esta es la mejor manera de controlar nuestra alimentación. Al cocinar no sólo se tiene un control de lo que se come y bebe sino también de lo que se compra, por lo que entrando en números resulta más económico que comer en la calle.

Consumir productos de temporada: a todos nos pasa. Nos ciclamos, comemos siempre lo mismo.  Una buena manera de aprovechar lo sabio de la naturaleza es consumiendo los productos en su temporada. Éstos son más nutritivos, fáciles de encontrar y a mejor precio.

Caminar: conjugado con la mala alimentación, el sedentarismo ha jugado un papel importante en el crecimiento de la epidemia de la obesidad. Antes caminar era una actividad frecuente; para muchos no había opción. Hoy incluir caminatas en la rutina es una misión que sería bueno proponernos en estos tiempos en los que hasta para ir a la tiendita nos montamos en el carro.

 

Revolución de la comida

Ante las alarmantes cifras de obesidad, sobrepeso y diversas enfermedades relacionadas con la mala alimentación publicadas por la OMS, el afamado chef británico Jamie Oliver lanzó en 2010 la campaña “FoodRevolution” (Revolución de la comida), misma que propone cambios en los sistemas educativos, principalmente en los países del G20, por ser aquellos que cuentan con estructuras de mayor solidez en materia de educación.

Dicha campaña ha venido promoviendo la inclusión de educación alimentaria en los programas educativos, así como la práctica, elaboración y preparación de alimentos para tener un mayor control de lo que se come, inculcarles el gusto por la comida sana y así darles la oportunidad de tener vidas más sanas y felices.

Se planea que los alumnos sepan prepara al menos diez platillos una vez que se gradúen de la educación primaria y que además entiendan los beneficios que rodean a una buena alimentación.

 

15 de mayo, día de la revolución

El pasado 15 de mayo se celebró el día de la Revolución de la comida. A través de un videoclip en el que rapean Ed Sheeran, HughJackman y el mismísimo Paul McCartney, entre otros artistas, se hace una petición para recabar firmas de apoyo a través del portal Change.org, las cuales servirán para darle fuerza a las propuestas planteadas en la campaña.

Dicha campaña ya logró sacar la comida chatarra de las escuelas en el Reino Unido además de incluir enseñanzas en temas de nutrición y cocina en sus planes educativos.

“Mi deseo es crear un movimiento fuerte y sustentable para educar a cada niño acerca de la comida, inspirar a las familia a cocinar de nuevo y fortalecer a la gente en todos lados para luchar contra la obesidad”, declaró.

 

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