Mueren dos grandes de la literatura mundial

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El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, conocido por su obra Las venas abiertas de América Latina y el Nobel de Literatura Günter Grass, celebridad internacional por su novela El tambor de hojalata 

Galeano, entre política,  literatura y futbol 

Galeano

El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, autor de Las venas abiertas de América Latina, falleció el pasado lunes en Montevideo, a los 74 años.

 

Según un comunicado del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, el narrador “se encontraba enfermo y estaba internado desde hacía varios días”, después de haber pasado épocas buenas una vez que fue intervenido en 2007 de un cáncer de pulmón.

 

La editorial Siglo XXI informó, en voz de su director Jaime Labastida, que publicará los dos últimos libros que escribió el afamado autor. Se trata de Mujeres (disponible en mayo en librerías) y Cazador de historias, que llegará a librerías en julio próximo.

 

Mujeres es un libro-antología con relatos sobre personajes como Juana de Arco, Rosa Luxemburgo, Rigoberta Menchú, Marilyn Monroe y Teresa de Ávila, entre otras.

 

Su obra incluye libros como Memoria del fuego, Patas arriba: la escuela del mundo, El futbol a sol y sombra, El libro de los abrazos, La canción de nosotros, Los hijos de los días, Espejos: una historia casi universal y Nosotros decimos no: Crónicas, 1963-1988, entre otros.

 

Nacido en la capital uruguaya el 3 de septiembre de 1940, Galeano, un amante del futbol que plasmó su pasión por este juego en el libro El futbol a sol y sombra (1995), debutó en el periodismo con tan sólo 14 años, dibujando caricaturas políticas.

 

Fue redactor jefe del semanario Marcha (1961-1964), director del diario Época (1964-1966) y director de publicaciones de la Universidad de Uruguay (1964-1973).

 

Ese último año se exilió en Buenos Aires, donde fundó la revista Crisis, que también dirigió. En 1976 continuó el exilio en Barcelona (España). Su regreso a Uruguay se produjo en 1985, una vez restaurada la democracia.

 

El último acto público en el que participó el también ensayista fue la inauguración de la II Bienal del Libro de Brasilia, en febrero de 2014.  Desde entonces, sus apariciones fueron muy pocas, aunque no dejó de escribir hasta el último momento y de mostrar sus opiniones políticas, futboleras o literarias.

 

El escritor uruguayo Eduardo Galeano recopiló en su obra una historia de América Latina “estremecedora”, que devolvió al mundo para que no se olvide, dijo la escritora mexicana Elena Poniatowska.

 

La presidenta brasileña Dilma Rousseff afirmó que la muerte de Galeano es una “gran pérdida” para los que luchan por “una América Latina más inclusiva, justa y solidaria”, y consideró a Galeano como “uno de los escritores más importantes” del continente.

 

En Argentina, políticos, intelectuales y hasta un club de fútbol de este país, que acogió a Galeano durante parte de su exilio, lo recordaron como un hombre brillante y pensador clave del continente. También la izquierda española homenajeó al literato, un referente intelectual de la izquierda latinoamericana.

 

Günter Grass, escultor y premio Nobel

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El novelista Günter Grass, Premio Nobel de Literatura 1999 y considerado el más importante autor en lengua alemana de la posguerra, murió a los 87 años en Lübeck, la ciudad donde vivía en el norte de Alemania.

 

Para muchos, Grass fue la voz de una generación de alemanes que alcanzaron la mayoría de edad en la Segunda Guerra Mundial y cargaron con el peso de la culpa de sus padres por las atrocidades de los nazis.

 

El autor de El tambor de hojalata tenía buena salud y había estado trabajando hasta la semana pasada en su nuevo libro, pero una infección grave provocó su súbita internación en un hospital de Lübeck, donde murió, acompañado por su familia.

 

Alemania perdió así a una de las figuras más relevantes de su historia moderna, tanto por su decisivo papel en la proyección mundial de la literatura alemana tras la guerra, como por su ardiente compromiso político y sus muchas polémicas.

 

“En sus novelas, en sus cuentos y en su lírica se encuentran las grandes esperanzas y equivocaciones, los miedos y los anhelos de generaciones enteras”, definió el presidente federal alemán, Joachim Gauck.

 

“Su obra es un impactante espejo de nuestro país y un componente de su patrimonio cultural y artístico”.

 

La canciller Angela Merkel, criticada en varias ocasiones por Grass, envió un telegrama a su viuda despidiendo “con profundo respeto” a un autor que “acompañó y marcó como pocos la historia de la posguerra en Alemania, con su compromiso tanto artístico como político y social”.

 

Nacido el 16 de octubre de 1927 en la ciudad polaca de Gdansk, Grass se convirtió ya en una celebridad internacional con su novela El tambor de hojalata (1959), primer volumen de una trilogía que siguió con El gato y el ratón (1961) y Años de perro (1963).

 

En más de medio siglo de carrera, el autor dejó una amplia obra que recorrió géneros tan diversos como drama, lírica, piezas de ballet, aforismos, ensayos y novelas, además de esculturas, dibujos y pinturas.

 

El conjunto de su obra fue reconocido en 1999 con el último Nobel de Literatura del siglo. Ese año recibió también el Premio Príncipe de Asturias.

 

Günter Grass tuvo muchas afinidades con la literatura latinoamericana de los años 70, al punto que sentía un profundo respeto por escritores como Juan Rulfo, narró el escritor, editor y traductor mexicano Héctor Orestes Aguilar. Una prueba sutil de esta afirmación fue pública cuando ambos escritores coincidieron en una mesa redonda.

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