Óscar Liera, pedagogo del teatro

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“Yo concibo el teatro como un juego… el hombre juega, y a través del juego crea la cultura, una serie de actividades lúdicas, entre ellas el teatro, pienso que quizás sea esta mi base”: Óscar Liera en 1984.

Emma Leyva

Jesús Óscar Cabanillas Flores, conocido como Óscar Liera, nació el 24 de diciembre de 1946 en la ciudad de Culiacán, Sinaloa.

Un “pueblo de locos”, como hacia referencia de Culiacán uno de sus personajes, fue el lugar donde el dramaturgo pasó gran parte de su vida. Su acercamiento a la vida regional cotidiana, los paisajes que observaba desde niño, la convivencia con personajes tan característicos y los diálogos que escuchaba entre la gente de su ciudad, es lo que formaría el carácter y visión que tiempo después como dramaturgo plasmaría en sus obras.

Liera tenía muy claro que su profesión en la vida estaría en el mundo del teatro. Así que sin la aprobación de su familia, siendo muy joven, decidió emigrar a la capital de país para estudiar artes escénicas.

Se formó en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) donde estudió arte dramático, viajó a Europa donde continuó estudiando en la Universidad de La Sorbona en Francia; en la Universidad de Vicennes “Stages du Théatre”; en la Universitá degli Studi di Siena y también cursó una licenciatura en lengua y literatura hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Después de radicar varios años en el Distrito Federal, donde ya había forjado un historial y tenía la oportunidad de despuntar su carrera en tierras lejanas, decide regresar a Culiacán para realizar teatro regional, con la idea de presentar obras con un sentido más crítico a la realidad social de aquellos tiempos.

“Tenemos que hacer un teatro que nos identifique y defina” decía.

El TATUAS
Se embarcó en la tarea de formar el grupo de teatro de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Así nació el Tatuas, un grupo que se convertiría en su familia y lo convertiría a él en una especie de patriarca del teatro para los actores que lo conformaban.

“Óscar nos exigía, era demasiada disciplina, para nosotros como actores era sufrible, pero como nos gustaba, nos aguantábamos, era muy exigente” menciona Héctor García, actor fundador del Tatuas.

Su primer espectáculo con este grupo fue en 1982, con Salmodia para un día de cansancio, con poemas de Ernesto Cardenal.

A partir de la creación del Tatuas, comenzó su travesía del “cambio” del teatro en Sinaloa, con los antecedentes del quehacer teatral que se tenían de Socorro Astol (un teatro al estilo español, liviano, de divertimento). Óscar planteó la idea de hacer un teatro de interacción con el público, sentía que era momento de un cambio, pero nunca sin devaluar el antecedente teatral de su localidad.

“Este grupo se ha dedicado a hacer teatro regional básicamente o teatro mexicano, en este caso hicimos una obra española como El Tenorio, pero adaptada a Sinaloa, nuestra meta es revelar a la sociedad sinaloense lo que sucede a través de nuestra mejor forma de decir que es el teatro”, decía Liera en una entrevista en 1987.

Con Tatuas realizó presentaciones en diversas ciudades del país y en el extranjero, en países como Colombia, Estados Unidos y Cuba. Tatuas permitió que los ojos del país voltearan al teatro de provincia, y que se reconociera la labor de Liera en Sinaloa con los proyectos de calidad que se estaban haciendo.

Liera el dramaturgo
Fernando de Ita comentó: “El teatro en Sinaloa tiene un antes y un después de Óscar Liera. Su obra abarca casi todos los géneros dramáticos y es sin duda de las más ricas e importantes dramaturgias nacionales. Su labor pedagógica resulta ejemplar en muchos sentidos. Su amor por el teatro es tan grande que le ha entregado literalmente la vida a esa pasión tan malagradecida”. (La Jornada, 16 de mayo de 1989).

Liera propuso un teatro contestatario, de sátira, con un toque de farsa, que contenía un sentido y compromiso social muy marcado, con la intención de lograr cambios en la toma de conciencia del público y que correspondería a una necesidad de la ciudadanía; todo esto con una nueva estética teatral.

“Yo he sido un tipo inconforme, yo creo que hay que ser rebeldes e inconformes. Todo el teatro que he escrito ha provocado controversias o problemas. Cucacara y macara en México sufrió una fuerte violencia, porque por lo general buscó o trató de poner el dedo en la llaga” decía Óscar Liera.

A pesar de la dura crítica que mostraban sus obras (al estado y la iglesia), algunas puestas escénicas montadas en épocas del régimen del gobierno represor y conservador de Antonio Toledo Corro en Sinaloa, su dramaturgia logró ser bien recibida por el público. La congruencia de Óscar entre sus actos e ideales, le permitía realizar su trabajo simplemente por pasión, nunca en busca de dinero o fama.

Morir en la plenitud
Óscar Liera fallece a la edad de 44 años, el 5 de enero de 1990, dejando un legado de 36 obras escritas en un periodo de cinco lustros, una herencia abundante para tan corto tiempo. Entre sus más destacadas obras están El camino rojo a Sabaiba, El Jinete de la Divina Providencia, Los negros pájaros del olvido, Dulces compañías, y Los camaleones, entre otras.

Logró obtener dos veces el premio “Juan Ruiz de Alarcón” como mejor obra de teatro nacional en 1983 por El camino rojo a Sabaiba y en 1988 por Dulces compañías. También ganó el concurso de teatro histórico otorgado por el INBA y gobierno de los estados por la obra El oro de la Revolución mexicana, en 1984.

La dramaturgia de Óscar Liera es reconocida y respetada por teatristas de todo el país, y en la actualidad es considerado como uno de los creadores escénicos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX.

AÑO DE OSCAR LIERA
A través de diversas instituciones de cultura del estado, sociedades artísticas y civiles, este 2015 es declarado en Sinaloa “el año de Óscar Liera”.

Inició este 5 de enero con “Evocaciones Lierianas” una pequeña representación de diversos fragmentos de las obras de Óscar Liera, interpretadas por algunos de los actores fundadores de el Tatuas: Jesús Castaños Chima, Joaquín Leyva, Arturo Díaz de Sandy, Héctor Monge, Miguel Ángel Valencia, Alberto Solián y Héctor García, quienes al pie de la tumba de Liera en el panteón Civil, montaron esta muestra escénica como tributo a su gran maestro de vida y de teatro.

Ese mismo día fue develada una placa, en la casa donde creciera Óscar Liera, ubicada en bulevar Madero esquina con Lázaro Cárdenas.
Autoridades de gobierno y de diferentes instituciones culturales llevaron a cabo el acto de develación como homenaje al destacado sinaloense.

Como parte de este homenaje se estrenó la suite para Óscar Liera de Luis Eduardo Vázquez representada por un ensamble local y el espectáculo El niño perdido, que aborda la vida y obra de Liera, presentada por Mayra Amézcua y compañía en conmemoración del 25 aniversario luctuoso de Liera.

Como parte de las actividades que se realizarán durante todo el 2015, se encuentran diversas puestas en escena de sus obras con grupos y compañías nacionales y extranjeras, exposiciones, conferencias, redición de su obra, la proyección de un documental, entre otras actividades en honor al dramaturgo sinaloense Óscar Liera.

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