Hans-Gert Pöttering, presidente del Parlamento Europeo, pronunció un discurso ante la Segunda Ágora Ciudadana de la Unión Europea, el 12 de julio de 2008, donde dijo:
“La tarea prioritaria del a Unión Europea durante la primera mitad del siglo XXI será la de tomar la iniciativa en la carrera hacia la Tercera Revolución Industrial. La reducción de las emisiones de CO2 sólo es una parte más de ese empeño: ha llegado la hora de cambiar a una economía baja en carbono.
“En un plazo de veinticinco años, cada edificio que construyamos funcionará con su propia mini central eléctrica, capaz de generar tanta energía limpia y renovable para cubrir las necesidades como un excedente utilizable para otros fines”.
Estos edificios de los que habló Hans-Gert Pöttering ya se están construyendo en Alemania. El año pasado se construyó el primer edificio realmente verde en Hamburgo. Una estructura de cuatro pisos y 15 departamentos que se calienta y refrigera gracias a la acción de microalgas. Cuenta con fachadas “biorreactivas”, compuestas por paneles de vidrio repletos de microalgas (no mayores que una bacteria), que se cultivan a base de luz, agua, nutrientes y dióxido de carbono.
Los 129 páneles de 2.5 x 0.7 metros cada uno, pueden moverse para posicionarse frente al sol, permitir que las algas se desarrollen y que éstas a su vez aporten a la estructura combustible, calor y asilamiento del ruido exterior.
Usar procesos bioquímicos en la fachada de un edificio para generar sombra y energía es un concepto muy innovador. Podría ser una solución para generar energía de forma sostenible en zonas urbanas.
Para Jeremy Rifkin, autor del libro La Tercera Revolución Industrial, hoy nos hallamos en los comienzos de una nueva convergencia entre una tecnología de la comunicación y un régimen energético novedoso. La conjunción de la tecnología de la comunicación de Internet y las energías renovables está dando lugar a una Tercera Revolución Industrial (TRI). En el siglo XXI, cientos de millones de seres humanos se generarán su propia energía verde en sus hogares, sus despachos y sus fábricas, y la compartirán entre sí a través de redes inteligentes de electricidad distribuida (una especie de interred de suministro) del mismo modo que ahora crean su propia información y la comparten en Internet.
Los cinco pilares de esta Tercera Revolución Industrial que ya está en marcha, según Rifkin son: 1.- la transición hacia la energía renovable; 2.- la transformación del parque de edificios de cada continente, en micro centrales eléctricas que recojan y reaprovechen in situ las energías renovables; 3.- el despliegue de las tecnologías del hidrógeno; 4.- el uso de la tecnología del Internet para transformar la red eléctrica de cada continente en una interred de energía compartida y 5.- la transición de la actual flota de transportes hacia vehículos de motor eléctrico con alimentación de red y/o con pilas de combustible.
En nuestro país las energías renovables se han desarrollado muy poco, el interés del gobierno ha sido escaso. Aunque la propaganda oficial de la Secretaría de Energía (SENER) dice que está trabajando para que al menos el 35 por ciento de la energía eléctrica que se consume en el país proceda de estas fuentes para el año 2024. En el año 2004, el uso de energía en México, basado en porcentajes era el siguiente: el 74 por ciento petróleo y sus derivados, 17 por ciento gas natural, 2 por ciento carbón, 1 por ciento nucleoenergía, 2 por ciento hidroenergía y 4 por ciento otras fuentes de energía.
El ingeniero José Rosas, oriundo de Guasave, Sinaloa, quien ha estudiado la energía eólica marítima en Alemania durante varios años, recorre el estado de Sinaloa, informando y tratando de convencer a estudiantes, académicos y políticos, sobre la factibilidad y bondades de esa fuente de energía alterna para Sinaloa. Pero en el gobierno del Estado de Sinaloa no lo escuchan, menos le hacen caso.
El Gobierno del Estado de Sinaloa tiene su proyecto: el gasoducto que conectará a Sinaloa con Estados Unidos. Pronto en los Estados Unidos se decidirá cuando nos venden y cuando no nos venden gas, y a qué precio.
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