(Friki*) Es mejor entender, y entre más temprano mejor, que, como dice Juan Villoro y es un gusto repetir: la vida se explica por malentendidos. El equívoco ante lo que creemos conocer. “Nada es tan elocuente como lo que está a la vista y sin embargo encierra un enigma”, sigue el novelista.
Picachos ajusta exacto a eso. El pegajoso nombre de cerros puntiagudos repetido durante casi una década en Sinaloa significa todo un enredo caótico, provocado y manipulado. Y sin embargo, nunca ha sido explicado salvo por malentendidos, porque aún estando a la vista se guarda encriptado.
Debajo del sombrero de paja arrugado, bajo la playera tipo polo que lo hacía ver siempre informal, y en su hablar pausado ante los medios de comunicación que supo tratar como un maestro, Atilano Román escondía muchos ases en las mangas que no alcanzó a usar y que se fueron con él al asesinarlo. Siempre verosímil, su discurso se asimilaba fácilmente y convencía, más aún cuando las explicaciones y argumentos de la autoridad sobre indemnizaciones a las afectaciones no se sostenían. Donde no le alcanzaba la palabra, el hombre por demás conocido en los altos de la sierra de Mazatlán, usaba otras de sus muchas tácticas. Solía ser rudo cuando así lo ameritaba la situación, y así se encargó de sacar de la jugada a muchos de quienes en algún momento participaron.
Y como todo, el liderazgo de Atilano Román se fue desgastando, evidenciando el manejo caciquil que ejercía en la región de los pueblos de Picachos. Para entonces, el grupo compacto que mantuvo el movimiento se llenó de fisuras hasta desmoronarse.
Por lo demás, no hay nada extraordinario que no suela suceder en muchas movilizaciones y causas de naturaleza similar. Humanos al fin.
Atilano se abrazó con Jesús Aguilar aquel día que ya casi abandonando el poder fue a pedirles una sola cosa: perdón, y antes lo combatió; después, se abrazó con Malova, y se palmearon la espalda, para luego intentar hacer una parodia de él con un actor en el carnaval.
En el asesinato de Atilano Román, ya en sí mismo un atrevimiento tratándose de alguien con poder y dominio, hay otros ingredientes de preocupación. El principal, que entraran a un medio de comunicación a dispararle, y el segundo, que aún conociendo la red de cercanías que fue tejiendo a su alrededor, optaran por asesinarlo.
MARGEN DE ERROR
(Dron*) La afirmación temprana del Procurador Higuera de que la delincuencia organizada no estaba detrás del asesinato del líder de Picachos resulta temeraria, porque entonces podría apuntar a su círculo cercano o a los grupos en disputa por el poder y los beneficios que llegaban ya a algunos. Aunque seguro Higuera no ve urgencia en resolver ni el caso Atilano ni muchos más que inundan su cajón de pendientes.
De apuntar ahí entonces, a las disputas internas, lo peor está por suceder en Picachos. De un modo férreo, rudo, conciliador a veces y violento en otras, Atilano Román atendía la situación. Ahora ausente, se estará moldeando quién lo sucede, quién asume el liderazgo, y cómo van resolviendo las disputas pendientes.
Pero la investigación ministerial arrojaría, además, las relaciones de poder y comerciales que tejió Atilano Román. Una de ellas en particular: con el exalcalde Alejandro Higuera.
MIRILLA
(Precuela*) Daría risa si no fuera porque se lo toman en serio los alcaldes. Pero entre más hablan sobre los policías que deberían de correr según las normas actuales, más se muestran atrapados en su laberinto. O peor, como ese hámster que corre y corre en una rueda y por más que aceleran y se imaginan escenarios maravillosos no van a ningún lado.
Hay que decir que se ven casi todos más cercanos a defenderlos, pero no llegan a la rebelión con la federación sobre la evaluación. El gobierno suele ser un viejo artrítico, se mueve lento y le duele todo, pero en este caso en particular se juega más de lo que cree. Quisiera ver cómo arma una respuesta el primer alcalde, que un policía de esos que no pasaron el examen resulte enredado en cualquier ilícito.
PRIMERA CITA
(Botox*) El Presidente Peña por fin se tomó la foto que necesitaba: este jueves dijo haberse reunido con todo su gabinete de seguridad para el caso de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa. Mal mensaje mandaba Peña hablando del tema en un acto del IMSS, o el gabinete en pleno presentando a Vicente Carrillo Fuentes, pero no investigando el paradero de los estudiantes.
El discurso se le agotó a Peña con Ayotzinapa, va al lugar común: “tope donde tope”, dijo, “se trata de un hecho verdaderamente inhumano, prácticamente un acto de barbarie, que no puede distinguir a México”. Necesitará una sacudida el discurso, pero sobre todo las acciones de los gobiernos. Porque la policía de Iguala se replica en muchos municipios del país. Porque narcos-políticos cunden en otro tanto de cargos de elección popular y designación.
Cerca del mes de los sucesos, es lastimoso ver las imágenes de la huida de la autoridad ante la amenaza de movilizaciones. Alcaldes salen corriendo de los edificios con los papeles en la mano, administrando sus miserias.
DEATRASALANTE
(Hipervínculo*) En el marco del centenario del natalicio del escritor José Revueltas, el líder estudiantil del 68, Luis González de Alba cuenta en la revista Letras Libres una de las muchas anécdotas del entonces ya célebre miembro de la izquierda mexicana y que después terminaría preso en Lecumberri. Propuso Revueltas echar anilina roja en todas las fuentes del DF y así todos los monumentos simularían estar bañados en sangre. Nunca se hizo, no le seguían mucho el rollo los estudiantes. Quién diría que finalmente terminarían realmente bañados en sangre todos esos monumentos después del 2 de octubre.
(PUNTO) [*Todas son “nuevas” palabras, oficialmente aceptadas por la Real Academia Española de la Lengua. Todas, excepto hipervínculo, dice el corrector de Windows al que nunca hago caso que están mal escritas. Ya aparecen incluidas en el nuevo diccionario impreso, pero aún no actualizadas en el diccionario en su versión electrónica]
- Autor | Andrés Villarreal
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