(Contrabando y traición) No es un tropiezo ni un desliz verbal: la autoridad en Sinaloa y la delincuencia hablan el mismo lenguaje. Las declaraciones de Genaro García, Secretario de Seguridad Pública, que entró al quite para decir lo que quiso decir Gerardo Amarillas, el director de la Policía en Ahome, no son una perla declarativa sino bisutería barata.
Amarillas dijo: Mientras se maten entre ellos, que la sociedad no se preocupe. “…nos preocuparíamos si llegaran a matar a algún inocente, digo inocente en cuestión de que fuera una persona de bien, ¿verdad?”
Conclusión uno: entonces los muertos son los culpables, no quiénes los mataron.
García Castro, como Rubén Aguilar con Fox dijo lo que el director quiso decir: “si andas en la malandrinada pues algún rozón te va a tocar y esto es lo que está sucediendo en estos casos”.
Conclusión dos: las decenas de personas que han quedado en fuego cruzado, con balas “perdidas” en la cabeza, les tocó la “mala suerte” de andar cerca de la malandrinada, es decir, en cualquier lugar del estado.
Mientras el sistema de justicia en Sinaloa, desde policías, investigadores, ministerios públicos, procurador, jueces, magistrados sigan cobijándose en el ajuste de cuentas o en la rivalidad delincuencial —términos que por cierto no existen en ninguna ley o código para encuadrarlo como delito— el resultado será el mismo que hasta ahora: un expediente con algunos datos periciales, quién murió, dónde, cuántas balas.
El gobierno como autoridad no puede usar el mismo lenguaje que los delincuentes, mucho menos las mismas prácticas y métodos. El estado tiene sus propias herramientas marcadas en la ley. Sin embargo, ya quedó demostrado que las policías en Sinaloa no conocen ninguna frontera y en el combate a la delincuencia usan su lenguaje y sus prácticas. Muchas están documentadas.
MARGEN DE ERROR
(Scarface renacido) Hablar su lenguaje es tan peligroso como lo que quiso hacer el gobierno de Peña Nieto. Pensaron los priistas que dejando de hablar de la delincuencia, modificando la narrativa como elegantemente lo llamaron, el problema bajaría por sí solo. Los números dicen exactamente lo contrario. No hay variación en el número de asesinatos, y con todo y la captura de Joaquín Guzmán no han desmantelado al cártel de Sinaloa. Creyeron que había un switch que los panistas no encontraron y que bastaba con bajarlo.
Aquí, Malova recurrió al pasado para enfrentar un problema delictivo del presente. El Estado cruzó la frontera y se puso al tú por tú con los malandrines. Incluso invadió esferas de competencia, no es un afán de coordinación con el gobierno federal, sino tratando de replegar a células del crimen, pero el estado resultó demasiado grande para cubrirlo.
MIRILLA
(El Malandrín) Con los narcocorridos que suenan en las bocinas de muchos autos y en fiestas y bailes, pasa lo mismo que con las chapomarchas. Cree la autoridad que con prohibirlos en la radio ya cumplió, o que como no están en nuestro playlist no existen. Pero ahí está el movimiento alterado escribiendo de Culiacán, del mundo de las drogas.
Desde Paulino Vargas hasta El Komander, pasando por Los Tigres del Norte y Los Tucanes son parte de nuestra cultura también.
Hace 15 años Elijah Wald, un americano, vino a explicarnos lo que pasaba con lo que escuchaban muchos y escribió Narcocorrido: un viaje dentro de la música de drogas, armas y guerrilleros, aquí puede escucharse una entrevista que forma parte del Archivo Histórico: www.mediafire.com/listen/8ca3wsh3o6s805c/Elijah+Wald.mp3
PRIMERA CITA
(El circo) Michoacán es ahora un referente y reflejo para entidades como Sinaloa. Muchos dirán que la tierra caliente no es la sierra, pero hay suficientes similitudes para no perder de vista lo que sucede en Michoacán.
Más explícito no pudo ser el doctor José Manuel Mirelles en su último mensaje como vocero de los grupos de autodefensa y comunitarios: “Todos saben que nos levantamos en armas…para defender sus propiedades, sus casas, sus mujeres, sus hijos…El pueblo tiene que hacerse justicia…muchos puestos públicos en el gobierno los puso la delincuencia organizada incluyendo diputados, senadores y el gabinete de gobierno…todo el que nos hizo daño, que mató, robó, o extorsionó debe pagar su culpa…”
El largo comunicado puede verse aquí: www.youtube.com/watch?v=KgUy9FSJDrs
Mucho de lo dicho, aplica exactamente para Sinaloa. No todos los homicidios y delitos son entre malandrines. Hay familias que están rendidas, agazapadas, por el pequeñito puchador de la cuadra, por el narco del pueblo, por el matón de la ciudad.
DEATRASALANTE
(La banda del carro rojo) El sexenio de Jesús Aguilar no duró seis sino tres años cuatro meses. La balacera a dos cuadras de la Casa de Gobierno —el 30 de abril de 2008— le volteó de cabeza el gobierno, se escondió. No se paralizó, pero sí se atrincheró y mandó al archivo muerto todo asunto relacionado con reformas de largo aliento.
Son los mismos tres años cuatro meses que está por cumplir el sexenio de Mario López, pero es justo al revés, se dedicaron a festejar antes de merecerse la fiesta. (PUNTO)
