Desde la psicología, una parte importante son las herramientas de autocuidado. No hay nadie mejor para cuidarnos que nosotros mismos. “Esto se debe a que tú te conoces mejor, a que tú eres la persona que más te vas a conocer, te vas a detener a ver qué necesitas, qué es lo que piensas”, indicó la psicóloga Miriam Elizabeth Sosa García, en el evento La gestión emocional como herramienta del autocuidado, impartido en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
La gestión emocional es un proceso psicológico que nos ayuda a ser conscientes de nuestras emociones y así poder identificarlas, aceptarlas o regularlas, si es necesario. Es también una habilidad que se desarrolla, por lo que nuestro nivel de procesamiento de emociones actual no es definitivo, y por lo tanto puede mejorarse.
La conferencia se realizó en el marco de las actividades LGBTIQ+ con el apoyo del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM. Sosa García señaló que la gestión emocional es recomendable para la comunidad LGBTIQ+, pues 60 por ciento de las personas han tenido depresión, el 50 por ciento pensamientos suicidas y el 35 por ciento ha sufrido discriminación en el trabajo.
Entre las principales repercusiones de no tener una buena gestión de emociones se encuentran el estrés, la depresión, estrés postraumático, situaciones de riesgo, baja autoestima, aislamiento social, autolesiones y suicidio.
La especialista dijo que las cinco características principales de la gestión emocional son: el reconocimiento de las emociones, la comprensión de las mismas, la regulación emocional, la expresión de ellas y la empatía.
“La identificación de las emociones significa reconocerlas, nombrar a las que se están experimentando en el momento; mantener una vigilancia continua sobre ellas a lo largo del tiempo; y con ambas características tener autoconciencia, la cual permite gestionarlas adecuadamente, detectar patrones y desencadenantes”, apuntó.
Entre los beneficios de utilizar la gestión emocional como herramienta se encuentran: el desarrollo del autoconocimiento; la toma de mejores decisiones; la prevención del estrés y la ansiedad; el aumento de la autoestima y la autoconfianza; lograr una mejor salud mental; un mayor rendimiento y productividad; mejores relaciones interpersonales y bienestar integral; mejora de la calidad del sueño.
Las técnicas para conseguir aplicar esta herramienta en nosotros mismos pueden ser los ejercicios de respiración o de relajación, los diarios emocionales y la escritura terapéutica, la aceptación plena y sin complejos de quiénes somos, pensar positivamente y no darles protagonismo a los pensamientos negativos. “Además, siempre será adecuada la psicoterapia y la consejería”, concluyó.
Con información de la Gaceta UNAM.
Artículo publicado el 7 de julio de 2024 en la edición 1119 del semanario Ríodoce.