Jack “El Destripador” en México. ¿Quién de ustedes lo recuerda?

Lo vi jugar al final de su carrera en la LMP con los Cañeros de Los Mochis, cuando don Agustín de Valdez lo mencionaba con su clásica narración llena de drama por la radio:

“Bases llenas y lo peor para Culiacán: Viene al bate ‘El Monstruo de la Laguna Negra’”, exclamaba para referirse a Jack Pierce.

Este gran toletero zurdo llegó en 1971-72 a los Venados de Mazatlán y después de seis años, jugó con los Tomateros, Potros, Mayos y Cañeros para sumar 11 temporadas y 116 jonrones, máxima cifra para un importado en la historia de la LMP.

Pierce jugó entre 1973 y 1975 en la MLB con los Tigres de Detroit y Bravos de Atlanta –fue compañero de Hank Aaron–, aunque en 1974 debutó en la LMB con 28 jonrones para los Charros de Jalisco.

En 1975-76 jugó con los Tomateros de Culiacán y mi padre me ha comentado que Pierce llegó a conectar la pelota hasta el edificio del Seguro Social por el jardín derecho.

De hecho tiene el record de más jonrones para un bateador zurdo en la LMP con 25 en 1972-73 para Mazatlán, pero además posee la marca de más cuadrangulares en una temporada de la Liga Mexicana de Verano con 54 para los Bravos de León.

Ese año de 1986 fue inolvidable al disputarse la pelea de HR más memorable en la historia de México al llegar al útimo mes y empatados con 46 HR, Pierce, Willie Aikens y Nick Castañeda.

Aikens fue el primero en empatar el record de Héctor Espino con 46, pero ahí se quedó estancado y Pierce-Castañeda se siguieron de frente hasta el último día de la temporada: 54 para Jack, 53 para Nick.

Pierce ya tenía 37 años de edad y además terminó ese año como manager-jugador de los Bravos de León.

Sin embargo, la personalidad de Jack Pierce era muy radical: Al bate era un monstruo y fuera del juego muy humilde y juguetón como un niño.

Tuve la fortuna de conocerlo a fines de los 90’s, cuando era un scout consagrado al haber firmado para Grandes Ligas a Vinicio Castilla, Armando Reynoso, Germán Jiménez y precisamente su visita en Culiacán era para estampar la rúbrica de Óliver Pérez con los Padres de San Diego (mas tarde firmaría a Luis Ignacio Ayala).

Me le acerqué con grabadora en mano y entre varias preguntas, tenía una curiosidad:

–¿Cual fue el jonrón más largo que conectó en su carrera? le pregunté, pensando que recordaría uno de sus más de 400 HR en México.

–“Fue en Triple A en Richmond (1973), creo fue de unos 550 pies. Desde que salió el batazo los fanáticos se pararon y así siguieron de pie hasta que llegué a home. Enseguida me pidieron que saliera del dugout y me dieron una ovación de pie. Eso fue increíble para mí”.

Jack Pierce se quedó a vivir en México y siempre fue un hombre beisbol.

En el año 2001 fue elegido para el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano.

En 2012 trabajaba para la Academia de los Sultanes de Monterrey, cuando le dio un infarto y falleció a los 63 años de edad.

Descanse en paz el amigo del beisbol, Jack Pierce.

TOQUE. . Luego de la temporada 2023 de las Grandes Ligas –donde no vi a ningún jugador tocar la pelota de sacrificio-, resulta muy agradable ver como en la LMP lo siguen utilizando y más en esta postemporada.

El beisbol es un deporte de constantes emociones y prescindir de un toque de bola, vuelve un juego sumamente predecible.

En MLB ya sabemos lo que ocurrirá entre cada turno de los bateadores: Todos los managers se sientan a esperar el batazo grande, sin estrategia alguna.

Los sabermétricos les metieron en la cabeza la maldita idea de que tocar la bola es regalar un out, pero literalmente no es así.

Un toque no solo funciona para avanzar corredores y evitar un doble-play, sino que puede sacar de concentración a un pitcher que está lanzando una joya y en muchos casos provocan errores de la defensiva con bateadores rápidos, lo cual he visto varias veces este invierno.

En Japón utilizan el toque de manera más frecuente aún y ya sabemos sus exitosos resultados.

Mi amor por el beisbol nació con aquellos Cardenales de San Luis de los 80’s y su “beisbol pequeño”….Vince Coleman, Willie McGee, Ozzie Smith y compañía.

Llámame anticuado si gustas, pero el beisbol no se gana a base de puros batazos, sino de estrategia.

X: @purobeisbolfb

Valenzuela y su sin hit contra Culiacán

¡Esta fotografía es del 8 de enero de 1982!

Fernando Valenzuela, quien semanas atrás acababa de ganar el Novato del Año, El Cy Young, el Bate de Plata y la Serie Mundial, se pone de acuerdo con su catcher Juan Treviño para enfrentar en Navojoa a los Tomateros de Culiacán.

¿El resultado? 1-0 a favor de los Mayos y el primer “No Hitter” en la carrera de “El Toro”, además de hacerlo frente a su gente en Navojoa.

Treviño, nativo de Reynosa, Tamaulipas, fue un catcher que participó en otros cuatro sin hit ni carrera en México –lo apodaban ‘Juan Sin Miedo’– , pero el de Valenzuela fue más especial porque venía de “romper” MLB y esto es lo que dice el ex receptor:

“Mucha gente no sabe lo que tiraba Fernando. Tenía su recta, curva grande y chica (duro y despacio), slider grande y corto (duro y despacio), screwball largo y corto… y el cambio lo tenía muy bueno, así que cuando tiraba la recta parecía que era de 100 millas por hora”.

Ha cambiado tanto la industria de beisbol en EU que ahora a una joven promesa de Clase A o Doble A, no recibe permiso para lanzar en invierno.

Y los Dodgers le dieron luz verde a Fernando Valenzuela cuando se encumbró en el ya lejano e inolvidable 1981.

Artículo publicado el 07 de enero de 2024 en la edición 109 del semanario Ríodoce.