Cine: ‘Huesera’

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El mayor anhelo de Valeria (Natalia Solián) es tener un hijo, sobre todo porque le ha resultado muy difícil quedar embarazada, por lo que el día que recibe los resultados de los análisis que confirman su estado, tanto para ella como para su esposo Raúl (Alfonso Dosal) es el más feliz de su vida. No obstante, su entusiasmo decae cuando, aparentemente, alguien entra a su casa para hacerle daño. Lo que al inicio parece una experiencia satisfactoria, con el paso de los meses se convierte en una pesadilla que nadie le cree que la experimenta. En esas condiciones, Valeria se refugia en una antigua amiga (Mayra Batalla) y recurre a unas “especialistas” comandadas por Úrsula (Martha Claudia Moreno) para que le hagan un “trabajo” y poder sanar.

Por lo general la maternidad se piensa como algo positivo, no solo por lo que representa la mamá, a quien se le dedica un día al año, como una de las festividades más importantes, al menos, para los mexicanos; no nada más para los hijos, que regularmente tienen un buen concepto de su madre, incluso, muy por encima de su padre. También lo es porque, hasta ahora (quizás cada vez un poco menos), es un medio de realización para muchas mujeres, aunque las hay quienes, si bien quieren tener un hijo, pasan un proceso difícil que, además, podría cuestionar su identidad y estabilidad.

En esencia, eso le sucede al personaje de Solián en Huesera (México/2022), dirigida por Michelle Garza Cervera, el cual desea enormemente ser madre, pero una vez que consigue embarazarse, lejos de disfrutar, padece la experiencia, al grado de asegurar que un “extraño ser” se ha empeñado en complicarle la vida, perseguirla, hacerle daño físico y obligarla a proceder de una manera que no corresponde a su deseo y termina, también, perjudicando a quienes están a su alrededor.

Lo más sobresaliente del primer largometraje de realizadora con experiencia en series de TV (Marea alta, 2022), videos musicales (Falha Comum, 2020, de Rakta), cortometrajes (The Original, 2018; Abismal 2017; La rabia de Clara, 2016) y películas en colaboración (México bárbaro II, 2017), que se define como terror, aunque posee elementos de drama, es que, en apariencia, intenta provocar el miedo a través de un “espectro”, pero el verdadero pánico está en asumir un rol en la vida, sobre todo cuando se tiene fama de que no se es buena en ese sentido; al remover un pasado que cuestiona la identidad sexual y podría implicar un conflicto en un aspecto que se pensaba resuelto.

También, sobresale que la cinta intenta ofrecer una mirada femenina progresista e incluyente; que su duración es la adecuada; y que posee un momento único en medio de un laberinto de árboles, aderezado con una coreografía interesante.

Sin embargo, la cinta con un guion de la propia Garza junto a Abia Castillo no escapa a las desventajas, entre las que destacan actuaciones que no van más allá de cumplir con la tarea y son exageradas; que algunos flashbacks se perciben lentos e innecesarios; que en ocasiones se pasa de una situación o reacción a la otra sin una justificación o sentido aparente; y que se recurre a lugares comunes, como el presentar escenas que caen en lo absurdo, principalmente, las relacionadas con un ritual y un tipo de familia. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 05 de marzo de 2023 en la edición 1049 del semanario Ríodoce.

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