Cine: ‘Animales fantásticos: los secretos de Dumbledore’

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La intención de Gellert Grindelwald (Mads Mikkelsen) es ganar las elecciones que lo lleven, legalmente, a controlar el mundo. Para lograrlo se vale de un pequeño qilin, una extraordinaria criatura que puede ver el alma e inclinarse solo ante quien posee un corazón puro, pero cuando el profesor Albus Dumbledore (Jude Law) se entera del maléfico propósito de su antiguo amigo, para tratar de impedirlo, le encomienda una misión al tímido Newt Scamander (Eddie Redmayne) y a su peculiar equipo: su romántica asistente (Victoria Yeates); un noble panadero muggle (Dan Fogler); una sagaz profesora de la Escuela de Magia y Hechicería de Ilvermorny (Jessica Williams); un valiente héroe de guerra (Callum Turner); y un afligido y misterioso mago francés (William Nadylam).

Indiscutiblemente, el gran desfile de efectos especiales que incluye Animales fantásticos: los secretos de Dumbledore (Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore/Reino Unido/2022), realizada por David Yates es muy atractivo y podría ser su gran virtud, si no fuera porque a estas alturas ya han quedado muy claros los alcances y las posibilidades del recurso digital y ya no impactan a tantos, por lo que más que sorprendentes, solo cumplen la tarea.

Es curioso que siendo el mismo director de las entregas anteriores de la trilogía de Animales fantásticos (Los crímenes de Grindelwald, 2018; …y dónde encontrarlos, 2016) y el de cuatro cintas de la saga de Harry Potter (Las reliquias de la muerte, Parte 1 y 2, 2010 y 2011; El misterio del príncipe, 2009; y La orden del Fénix, 2007), lo cual supondría un vasto conocimiento del contexto mágico al que pertenecen, falle, en esta ocasión, precisamente, en cómo contar la historia.

En el filme con un guion de Steve Kloves y J.K. Rowling, basados en el libro homónimo de la creadora del universo Potter, hay por ahí una que otra escena interesante (el enfrentamiento entre Dumbledore y Credence Barebone, interpretado por Ezra Miller), simpática (la dancística forma en que Newt controla a unos animales cuando entra a una cueva a rescatar a su hermano Theseus) y más o menos conmovedora (cuando la madre qilin asume que no criará a sus recién nacidos), pero la película se equivoca en dar demasiada información y no profundizar en su objetivo, que es más sencillo de lo que parece, pero lo complejizan, innecesariamente, con lo que el ritmo de la trama se enlentece y hace que dure más tiempo del que se requiere para resolver el conflicto.

Que Dumbledore se apoye en una persona que luzca torpe, insegura e incapaz, no es novedad. De hecho, en general, esas son las características de la personalidad de un Harry Potter que tiene más suerte que aptitudes a la hora de “salvar” a los “buenos” del temido Voldemort y sus aliados. Ahora ese puesto lo tiene Newt Scamander, quien, para variar, se alía a un inexperto que no es mago (Kowalski), con una barita que no funciona y no sabe usar, y a otros que sí tienen más capacidad (una segura y veloz Eulalie Hicks), pero no se les da el lugar que merecen, como a esa inteligente Hermione Granger, quien, por mucho, era más hábil que el famoso mago de la cicatriz de rayo en la frente. Véala… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 24 de abril de 2022 en la edición 1004 del semanario Ríodoce.

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